7 de julio. Esa es la fecha en la que el Órgano de Control Financiero de Clubes de la UEFA (CFCB) acabó en buena parte con sus normas sobre la propiedad de varios clubes. Básicamente, la UEFA ya facilita la multipropiedad en el ámbito del fútbol europeo para atraer a los fondos de inversión y al dinero de los estados soberanos árabes.
La UEFA, presidida por Aleksander Ceferin, flexibilizó este verano sus normas sobre la multipropiedad. De tal manera, Aston Villa y Vitória Sport Clube (Nassef Sawiris y Wes Edens), Brighton & Hove Albion y Royal Union Saint-Gilloise (Tony Bloom) y Milan y Toulouse (RedBird Capital Partners) no entrarían en conflicto al compartir propietarios de cara a las competiciones continentales de la temporada 2023/2024.
Los seis clubes fueron aceptados tras dar la UEFA el visto bueno a que estos redujeran de uno de los dos lados el porcentaje en la propiedad del dueño en común y limitaran su presencia tanto en la toma de decisiones como en la estructura financiera. Es decir, dos clubes que comparten propietario ya pueden participar en la misma competición con unos simples retoques en sus estructuras.
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Estos cambios, más que ver al Brighton y al Union Saint-Gilloise competir en dos de los grupos de la Europa League, alertan sobre la posibilidad de ver en un futuro cercano una misma propiedad sobre dos grandes clubes. Es lo que podría ocurrir con el PSG y el Manchester United si Qatar concreta finalmente la compra de los red devils.
Mientras tanto, la multipropiedad también gana espacio entre los propios clubes europeos. La ECA, asociación que los representa y está presidida por Nasser Al-Khelaïfi, anunció este jueves a Oliver Mintzlaff como uno de sus miembros en nombre del RB Leipzig. Sin embargo, Mintzlaff no tiene cargo ejecutivo en el club alemán desde finales de 2022 (se quedó como presidente del consejo de supervisión) y es ahora el director ejecutivo de la rama deportiva de Red Bull (propietario también del RB Salzburgo).
Contra la Superliga
Desde que la Superliga es una 'amenaza', la UEFA se ha querido rodear de los suyos. Al-Khelaïfi, presidente del PSG, pasó a presidir la ECA y en el ciclo comprendido entre 2023 y 2027 también Gil Marín, que traicionó a la Superliga, formará parte del ejecutivo de la UEFA como representante de la asociación de clubes. El mencionado Mintzlaff fue otro de los firmes opositores del proyecto impulsado en un inicio por Real Madrid, Barcelona y Juventus.
El ente europeo trata de ganarse el favor de las nuevas potencias del fútbol (los fondos de inversión y los estados árabes). Un movimiento de Ceferin a sabiendas que la Superliga va en contra de estos 'ricos', ya que limitaría sus inyecciones de capital en los clubes según las estrictas normas que se aplicarían para la sostenibilidad financiera de la competición.
La Superliga defiende unas normas de sostenibilidad financiera que deben permitir que los clubes gasten solo un porcentaje fijo de sus ingresos anuales relacionados con el fútbol en los salarios de los jugadores y las transferencias netas, con disposiciones adecuadas para los clubes más pequeños y normas transitorias.
Contrariamente, la UEFA relaja sus normas para que los mismos grupos o personas puedan seguir comprando clubes. Un ejemplo: en la temporada 2022/2023, nueve clubes de la Premier League y seis de la Championship, la segunda división inglesa, formaban parte de un modelo de multipropiedad con otros clubes del mundo.
El control sobre la multipropiedad se inició en 1998. La UEFA de entonces se vio alertada por una situación: el Sparta de Praga checo y el Kosice polaco, que compartían propietario (el grupo británico ENIC), se clasificaron para la fase final de la edición de la Champions League de aquel año. Aunque no llegaron a cruzarse, el organismo europeo reparó en el riesgo que podía suponer que dos equipos con el mismo dueño se enfrentaran entre sí.
Hasta la fecha, solo uno de los clubes con un mismo dueño (o presidente) podía participar en un torneo organizado por la UEFA. El sistema empezó a fallar cuando en 2017 se permitió que Leipzig y Salzburgo compitieran en la Champions League a pesar de estar controlados por la misma empresa.
La UEFA, incapaz de frenar la multipropiedad, se abraza a ella como punto de resistencia contra la Superliga. Por otro lado, los fondos de inversión y los estados soberanos árabes ven cada vez más atractivo al fútbol para ampliar su rango de alcance. El verdadero fútbol-negocio que atrapa al Viejo Continente.