El martes 19 de septiembre de 2023 pasará a la historia del fútbol español. Un día que comenzó a primera hora de la mañana en Madrid, con las llamadas de Víctor Francos a las capitanas de la Selección, y que terminó, ya siendo día 20, en Oliva (Valencia), con una rueda de prensa del presidente del CSD que escenificó el principio del fin al conflicto.
La Real Federación Española de Fútbol cambió a última hora el lugar de la concentración ante la polémica y decidió que la Selección se alojara en este pequeño municipio valenciano de poco más de 25.000 habitantes. Así, el hotel Oliva Nova se convirtió en la sede de unas reuniones que se prologaron durante más de siete horas y que mantuvieron en vilo a todos los medios nacionales e internacionales.
Por la mañana, tras sus conversaciones con las futbolistas, Víctor Francos decidió dar un paso al frente y telefoneó a Pedro Rocha para comunicarle que viaja a Oliva porque quería reunirse personalmente con las 23 convocadas por Montse Tomé.
[Ni Selección masculina ni femenina: la RFEF unifica la marca de los combinados nacionales]
Precisamente, su primera charla fue con la actual seleccionadora. Tomé reconoció que "fue un error" haber dicho en rueda de prensa que había hablado con todas las jugadoras. La entrenadora explicó que quiso decir "las futbolistas" y "no todas", ya que con algunas sí que había charlado en los días previos a la lista.
Las ocho representantes del FC Barcelona llegaron al hotel pasadas las 21 horas por un retraso en el vuelo que les llevaba hasta Valencia. La esperada reunión entre el representante del Gobierno y las campeonas del mundo comenzó pasadas las 21:30 y el cónclave no logró la fumata blanca hasta las 04:51 de la madrugada.
¿Qué pasó durante estas siete horas? Conversaciones entre todas las partes, centenares de llamadas, miles de Whatsapp y hasta alguna carrera por los pasillos del hotel. El presidente del CSD lo primero que hizo fue prometer a las futbolistas que nadie sería sancionada si, tras terminar la negociación, deseaba abandonar la concentración.
Las futbolistas se habían sentido atacadas por haber sido convocadas en contra de su voluntad y este paso dado por Francos fue el que logró acercar posturas entre las partes. Por su parte, la RFEF, a petición del propio Gobierno, confirmó que todavía había tiempo para modificar la lista que había que enviar a UEFA.
En estas primeras conversaciones también estuvieron cuatro representantes de la RFEF: Rafa del Amo (presidente del Comité Femenino), Ana Álvarez (directora del fútbol femenino), Montse Tomé (seleccionadora) y Ángeles Aguilera (jefa de expedición y vicepresidenta de la Federación Extremeña).
Al mando de las operaciones por parte de la Federación estaba Elvira Andrés, la nueva jefa de gabinete de presidencia, que reportaba telefónicamente a un Pedro Rocha que vivió la noche a distancia y pegado al teléfono.
Cambios inmediatos
Las jugadoras no dieron nombres concretos de personas que debían abandonar la Federación, pero sí dijeron al presidente del CSD que habían hecho esta petición a Rocha y que él ya sabía las áreas en las que exigían cambios.
El presidente de la RFEF pasó del "no se va a despedir a nadie sin ningún motivo" del domingo a cumplir con todas las peticiones de la Selección femenina. La presencia del CSD aceleró los cambios y por la noche ya se filtraban nombres como el del secretario general, Andreu Camps, que serán despedidos en las próximas horas.
El CSD no sólo sirvió para garantizar que se cumpliría el acuerdo, sino para incidir a Rocha, a través de Elvira Andrés, que esa reestructuración debe producirse de forma inmediata. El inexperto presidente de la RFEF sucumbió entonces ante la posible amenaza de una convocatoria de elecciones inmediatas, ya que su deseo es presentarse en 2024.
El error de cálculo de Rocha con la convocatoria obligada de las jugadoras provocó que se llevase el conflicto a un punto de no retorno. La segunda reunión de la noche, ya sin miembros de la RFEF la sala del hotel Oliva Nova, fue entre Víctor Francos, las jugadoras y Amanda Gutiérrez, presidenta del sindicato FUTPRO.
Las campeonas del mundo hablaron de peticiones técnicas y logísticas, como poder entrenar en los mismos campos que el equipo masculino. Además, se trató el tema de la "igualdad salarial". En su papel de mediador, Francos logró que las futbolistas crean su palabra de forma definitiva al pactar la creación de una comisión mixta para el seguimiento de estos acuerdos y en la que estarán presentes la RFEF, las jugadoras y el CSD.
División entre las futbolistas
Las 23 representantes de la Selección estaban divididas a pesar de haber logrado todo lo que reclamaban. El grupo más reivindicativo, formado por las jugadoras del FC Barcelona, se inclinaba por, a pesar de todo, no disputar los encuentros contra Suecia y Suiza de la UEFA Nations League. Otras en cambio recuerdaban que podían perder el tren de los JJOO de París.
El último cónclave, con las futbolistas a puerta cerrada, se alargó ante la división. Algunas salieron por momentos de la sala. Finalmente, todas menos Mapi León y Patricia Guijarro, las dos que no fueron al Mundial y que eran del grupo de 'Las 12', decidieron continuar en la concentración.
Montse Tomé también salvó el puesto. Las jugadoras se dieron por satisfechas con lo conseguido y, al menos por el momento, aceptaron el "fue un error" de la seleccionadora.
Con la fumata blanca llegó el momento de comunicar ante la prensa el resultado de más de siete horas de conversaciones. Víctor Francos, la persona que sale más reforzada de la madrugada en Oliva, tomó la palabra.
Tras él fue el turno para Rafa del Amo como representante de la RFEF. El presidente del CSD abandonó ya la escena y no llegó a escuchar cómo el dirigente del fútbol femenino amenaza con sacar "audios de las jugadoras" que demuestraban que no han pedido su cese. Por momentos, el tiempo parece volver hacia atrás. La noche del Oliva Nova ya pertenece a la historia del deporte español. Ahora sólo falta por ver si se convierte también en un tratado de paz que devuelva la normalidad a la RFEF y al fútbol nacional.