Los 35.000 aficionados que permanecían en el estadio Rey Balduino de Bruselas tras suspenderse el Bélgica-Suecia por un ataque terrorista sucedido en la tarde de este lunes comenzaron la evacuación del recinto al filo de la medianoche tras hora y media de espera a que la situación fuese segura.
El partido quedó suspendido pasadas las 21:30 horas, al descanso, cuando los jugadores se enteraron del atentado en el que perdieron la vida dos aficionados suecos en el centro de Bruselas y de mutuo acuerdo entre los dos equipos decidieron no continuar el encuentro.
"No podemos jugar al fútbol cuando es así. Nosotros y Bélgica estamos completamente de acuerdo en que no jugaremos. Me enteré (del acto) durante el descanso y la decisión de todos los jugadores y dirigentes es, por supuesto, que no podemos jugar el partido. El acto es repugnante", decía Janne Anderson, seleccionador nacional de Suecia. En la sala de prensa desvelaría que casi se pone "a llorar" cuando se enteró de la noticia.
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"Nos retienen y eso es razonable. Para los aficionados suecos lo más seguro es estar aquí", señalaba Fredrik Reinfeldt, presidente de la Federación de Suecia, en los momentos de mayor incertidumbre.
"Hemos oído que dos suecos han sido asesinados. Realmente no sabíamos qué había pasado. No sabíamos si habían sido capturados. Los jugadores decidieron no jugar más. Había 700 compatriotas aquí y deben estar a salvo. La policía dijo que estar en el estadio es lo más seguro", añadía más tarde.
Los jugadores suecos fueron escoltados por la policía por noche directamente hacia el aeropuerto, informó la cadena RTBF.
"Cuando me enteré de la noticia, hablé primero con mis compañeros y luego con los jugadores belgas. Inmediatamente hubo una gran solidaridad en el vestuario belga. Emocionalmente era imposible seguir jugando. Esto es terrible. La idea de que te maten por la calle con una camiseta sueca... Desafortunadamente, en todas partes de la sociedad se ven personas con armas. Me gustaría expresar mi más sentido pésame a las víctimas en nombre de los jugadores", explicó el capitán sueco Victor Lindelof.
Incertidumbre en las retransmisiones
Fredrik Ljungberg, leyenda sueca, narraba el partido a pie de campo para la televisión Viaplay. "Me quedo aquí temblando y no sé muy bien qué decir. No puedo imaginar que los jugadores estén en condiciones de salir a jugar la segunda parte", dijo al descanso cuando se enteró de la tragedia.
Gilles de Bilde, comentarista de la televisión belga, explicaba el ambiente: "En este momento reina bastante silencio en el estadio. Todos están esperando a ver qué sucederá. Los propios futbolistas vinieron a preguntar por la situación, pero luego regresaron al vestuario [...] Hace unos años, durante los atentados de París, también se estaba disputando un partido internacional. Luego la gente tuvo que quedarse en el estadio hasta las 5 de la mañana", recordaba.
La televisión belga mostró en directo a los aficionados belgas abandonando las gradas en aparente tranquilidad y caminando por los alrededores del estadio de vuelta a sus domicilios, y posteriormente a los suecos acompañados por agentes de policía.
Thomas Meunier, internacional belga, escribió el siguiente mensaje desde su casa -ya que no fue convocado por lesión-: "Y probablemente lo peor aún está por llegar... Oremos por las víctimas y las personas gravemente influenciadas por la enseñanza errónea de una religión. Que Dios les ayude a encontrar el camino correcto. #BelgiumForever", puso en la red social X (antes Twitter).
El Gobierno belga activó este lunes por la noche un centro de crisis tras el tiroteo poco después de las 19.00 de la tarde (17.00 GMT) en una céntrica calle de la capital belga, un ataque que se está investigando como atentado terrorista.
Tras el ataque, la policía reforzó la seguridad en los alrededores del estadio Rey Balduino, donde se jugaba el partido de fútbol entre las selecciones de Bélgica y Suecia para la clasificación de la Eurocopa de 2024 y que quedó suspendido cuando empataban a un gol.