Casi 34.000 habitantes. Es es lo que dice el censo que tenía San Marino a inicios de este 2023. Un país tan sumamente pequeño que apenas abarca 60 kilómetros cuadrados en todo el planeta lucha desde hace años por hacerse un hueco en el fútbol internacional. Obviamente, todo son limitaciones, y la primera de ellas es la falta de materia prima, porque entre una población tan reducida que salgan varios futbolistas de primer nivel es una misión prácticamente imposible.
Sin embargo, hace ya tiempo que el fútbol sanmarinés viene dando pasos en su evolución. El camino no es nada sencillo de seguir, y lo más normal sigue siendo todavía en la actualidad perder cada partido e incluso hacerlo de goleada, pero los acontecimientos más recientes dicen que el trabajo que está llevando a cabo es bueno y que hay signos para la esperanza.
En su último partido, San Marino consiguió anotar un gol en competición oficial por primera vez en los últimos dos años. Lo hizo ante Dinamarca y supuso toda una hazaña. Sólo hace falta imaginarse lo que es estar más de dos años sin ver puerta y dejando el marcador propio a cero.
Alessandro Golinucci fue el encargado de ponerle nombre a esta gesta, un gol que en su momento supuso el empate en el partido y que llevó a un país entero (por muy pequeño que sea) a soñar con conseguir una victoria inimaginable hasta el momento.
EL ESPAÑOL habla con los protagonistas de la actualidad y también con los del pasado. El actual seleccionador Fabrizio Costantini atiende a este periódico para hablar de la importancia de este gol y también lo hace Adolfo Hirsch, uno de los veteranos de esta Selección que ya vivió en primera persona el último gol oficial de San Marino hace más de dos años ante Polonia.
El antes y el después
San Marino recordaba el 5 de septiembre de 2021 como un día entrañable dentro de su reciente historia. Aquel día, la Selección cayó en casa ante Polonia por un claro 1-7, un resultado nada favorable, es cierto, pero el partido tuvo algo de especial con ese gol a favor.
No suele ser habitual que, en los partidos oficiales en los que siempre se enfrenta a selecciones de entidad superior, San Marino consiga ver puerta, pero Nicola Nanni fue el encargado de poner el que por entonces significaba el 1-4. "La de Polonia fue una celebración más medida. El partido ya estaba liquidado y fue un error de ellos, así que es más bonito cuando el gol viene por méritos tuyos", recuerda para EL ESPAÑOL Adolfo Hirsch.
El futbolista del Fiorentino es, a sus 37 años, uno de los veteranos de la Selección que ha visto evolucionar el balompié sanmarinense. "El gol fue una presión mía contra uno de los defensores de Polonia, que dio el pase errado al centro y dejó a Nicola Nanni solo delante del portero", rememora del que hasta ahora era el último tanto de San Marino.
Sin embargo, ahora el fútbol sanmarinense ha dado un nuevo salto en su escalera hacia el cielo con el gol que le endosó a Dinamarca en el partido del pasado martes. Le plantó cara a los nórdicos, frenó su ataque y en el minuto 61 consiguió equilibrar el marcador con el tanto de Golinucci. El país enloqueció y soñó a la vez, aunque un poco más tarde Poulsen hiciera el definitivo 1-2 para los daneses.
Una explosión de júbilo
"Fue un momento de felicidad y de locura para los jugadores, para nosotros en el cuerpo técnico y para los aficionados. Son este tipo de situaciones que hacen mágico el fútbol y permiten que desaparezca cualquier pensamiento que no sea la alegría de marcar, además ante nuestra afición. Fue sencillamente hermoso", dice para EL ESPAÑOL el seleccionador Fabrizio Costantini.
Aquel gol permitía soñar a lo grande a San Marino en ese preciso instante. Quedaba media hora de juego por delante, tenían el apoyo de su público y la moral cargada después de marcar un gol de este calibre. Llegaron a pensar incluso en ir un poco más allá, en hacer algo que hubiera supuesto darle un vuelco total a la historia, ganar el partido, pero no pudo ser.
"Con un poco de suerte incluso podríamos haber pensado que íbamos a ganar, porque Dinamarca sin duda habría ido a por la victoria. Con las estadísticas en la mano, ellos chutaron tres veces a puerta en noventa minutos así que no creo que diga una herejía al afirmar que el empate habría sido más que justo", cuenta el entrenador.
"Tal y como se estaba desarrollando el partido, que si quitas los gráficos de la televisión hubieras dicho que jugaban equipos del mismo nivel, el empate habría sido más que merecido. Después del empate, nunca pensé que perderíamos el partido, sigue siendo una derrota amarga", lamenta Costantini.
El gol, no obstante, fue un momento puro de felicidad más aún jugando como locales: "Fue una alegría inmensa. En San Marino no vivimos emociones así, porque históricamente no marcamos muchos goles. El de Alessandro Golinucci fue apoteósico. Vi a muchos chicos y chicas de las categorías inferiores de San Marino, pero también a las autoridades y a nuestro Consejo Ejecutivo, animando como locos", relata Fabrizio.
Un punto de inflexión
Indudablemente, este gol pone a San Marino y a su fútbol en un nuevo plano y a las puertas de una nueva dimensión. El hecho ya no sólo de volver a marcar tanto tiempo después y de hacerlo a una selección competitiva, sino de estar cerca de puntuar, atesora que el deporte rey en este pequeño país ha crecido considerablemente y que quizás ya no pueda ser considerado tan inferior de aquí en adelante.
"Sin ninguna duda estamos creciendo. San Marino está demostrando que el proyecto que lleva a cabo desde hace años, y no sólo por la gestión de Costantini, que su nivel no para de crecer. Muchos chicos y chicas juegan al fútbol y pueden contar con proyectos adecuados para su mejora personal y para la de las selecciones nacionales", comenta al respecto el seleccionador.
Además, hay un claro plan de apostar por los jóvenes valores y foguearlos en partidos competitivos: "Creo que la intención de la Federación es llevar a jóvenes talentos a la selección nacional absoluta lo antes posible. De momento hay dos de ellos en la plantilla y lo están haciendo bien. Esperemos que esto sea un pistoletazo de salida, tenemos dos partidos para demostrar que la actuación ante Dinamarca no fue un accidente y luego nos volcaremos en cuerpo y alma en la próxima Liga de Naciones", confirma el entrenador.
Quien ve este proceso de primera mano también es Adolfo Hirsch. Él es ya uno de los más veteranos, y a sus 37 años todavía sigue dando guerra aunque es consciente de que los jóvenes valores vienen pisando fuerte, una apuesta que además apoya. "Es el camino a seguir, trabajar con los chicos nuevos, darles la posibilidad porque es importantísimo para ellos vivir esta realidad, la de enfrentarse a selecciones de estos niveles, jugador en estadios importantes con público", comenta.
Se ilusiona además Hirsch hablando del futuro de la Selección: "San Marino tiene todo por crecer, no tiene techo. La infraestructura y el nivel económico ya está, ahora faltaría el material humano porque si vamos a la realidad son pocos los chicos que llegan de abajo. San Marino es así, es un país de 35.000 habitantes y es difícil que vengan más chicos de los que vienen, pero la Selección tiene mucho para crecer todavía".
Adolfo lleva cerca de 10 años jugando en la Selección y ha visto cambios notorios que celebra: "Desde que yo arranqué hasta ahora veo mucho más profesionalismo. Ahora muchos más chicos se dedican solo a esto, y cuando yo empecé había mucha gente que trabajaba y luego jugaba al fútbol. Ahora se nota a nivel físico, la Selección creció mucho".
Por el momento, San Marino ya ha dado un primer paso y es el de plantarle cara a una selección competitiva como la de Dinamarca. No es nada sencillo crecer en un país con tantas limitaciones geográficas y demográficas, pero desde luego que a ilusión y a trabajo nadie va a ganar a San Marino.