El fútbol femenino español vive, sin lugar a dudas, su época dorada. El Mundial que consiguió la Selección femenina en Australia es la obra que confirma que el trabajo de los últimos años ha dado sus frutos y que, irrebatiblemente, estamos ante la mejor hornada de jugadoras nacionales de todos los tiempos.
Lo refleja el éxito de la Selección española pero también lo confirman los títulos individuales. El Balón de Oro es el galardón más importante que, dentro de un deporte colectivo como es el fútbol, reconoce y destaca a las mejores figuras dentro de un grupo. Ahí es donde el balompié femenino nacional gana por goleada a tenor de los últimos resultados.
Aitana Bonmatí se hizo con este prestigioso galardón este pasado lunes después de haber firmado una temporada de ensueño y le dio de esta manera el tercer Balón de Oro consecutivo a España. Alexia Putellas se había hecho con los dos anteriores entorchados en un éxito sin precedentes para el deporte rey nacional, pero conseguir dejar el galardón en casa por tercer año consecutivo era algo impensable hace muy poco.
El éxito de Bonmatí puso de acuerdo al panorama internacional. Parecía indiscutible que este galardón tenía que ser para la jugadora del Fútbol Club Barcelona después de la temporada de ensueño que firmó. La gran cantidad de títulos colectivos que ganó tanto con su club como con la Selección española, unido a que ella fue siempre una de las grandes figuras, encumbraban a la catalana como la gran aspirante.
Es el éxito y el triunfo de una persona sencilla y que apenas ha cambiado pese a ser ya la mejor jugadora del planeta. Alguien que sigue viviendo en su pueblo de toda la vida, que tiene en sus amigos de siempre a su gran apoyo y que huye del ruido y los grandes focos, esos focos que ahora la deslumbran como la figura más reconocida de todo el fútbol femenino.
La misma de siempre
Nacida en Sant Pere de Ribes en 1998, aquella niña que comenzó a jugar en la calle, eso que cada vez se ve menos, ha llegado a ser la mejor futbolista del mundo. El fútbol de barrio elevado a los altares, Aitana Bonmatí es una figura que reivindica la importancia que tiene para cualquier joven seguir jugando con sus amigos a la pelota en cualquier lugar.
Dicen de ella sus allegados que apenas ha cambiado. Sigue teniendo los mismos amigos de hace años, sigue frecuentando los mismos lugares en su pueblo de toda la vida y sigue sintiéndose a gusto lejos de las grandes parafernalias.
Aitana tiene un hábitat en el que se encuentra a gusto y ese está junto a los suyos. Su familia y sus amigos son su gran vía de escape en el día a día para desconectar de los problemas que le genera el fútbol. Varias veces a la semana se ve con sus colegas para desahogarse, charlar o simplemente tomar algo de forma tranquila, algo que se asemeja poco al estilo de vida que llevan otras grandes superestrellas del deporte.
"Gracias familia, a mis padres, a Rosa y Vicent, luchasteis por cambiar la norma de los apellidos en España y lo conseguisteis", dijo en plena gala del Balón de Oro, demostrando que su familia está por encima de todo. De hecho, no quiso abandonar Sant Pere de Ribes y sigue viviendo en este pueblo pese a que cada día tenga que emplear media hora de trayecto de ida y otra media de vuelta para ir a entrenar.
Poco después, ella misma se destapó como una persona sencilla a la que no le gusta sentirse habitualmente en el primer plano: "Llevo sin dormir unos cuantos días. Estar aquí en la mayor gala del fútbol mundial es un sueño para mí, y aunque soy una persona discreta, estar aquí es único", dijo en su discurso ante millones de ojos que le veían por televisión.
Una temporada de ensueño
El Balón de Oro viene a redondear una temporada prácticamente imposible de mejorar tanto en lo individual como en lo colectivo para Aitana Bonmatí. No había otra opción, repasando sus títulos y sus actuaciones todo lo que no hubiera sido darle este reconocimiento hubiera sido una injusticia tremenda.
Con el Fútbol Club Barcelona, firmó un triplete increíble. Se proclamó campeona de la Liga F, de la Supercopa de España y sobre todo de la Champions League, donde las culés vencieron al Wolfsburgo con remontada incluida. Un palmarés envidiable para cualquiera, pero es que lo más grande todavía estaba por llegar con la Selección.
Fue una de las convocadas para ir al Mundial de Australia y Nueva Zelanda defendiendo los colores de España y allí sucedió algo que quedará para siempre en la memoria del fútbol nacional. La Selección se proclamó campeona tras derrotar en la final a Inglaterra y no sólo eso, sino que además Aitana fue nombrada Balón de Oro del torneo.
Su actuación fue fundamental para que España lograra el mayor hito de toda su historia. De hecho, se recordará por mucho tiempo el partidazo que hizo en los octavos de final ante Suiza, con dos goles y dos asistencias, para abrir el camino de España en las eliminatorias.
Un año en el que le ha salido absolutamente todo a Aitana Bonmatí. Campeona a nivel de clubes, campeona con la Selección, y reconocida también a nivel individual. Es la mejor jugadora del mundo, esa misma persona sencilla a la que el éxito no ha cambiado.