Cataluña ya está sufriendo las consecuencias de las escasas precipitaciones que se han registrado en los últimos meses y eso afecta también a los clubes de fútbol. La Generalitat decretó este mismo martes la fase de preemergencia por sequía y puso en marcha una serie de medidas que afectan indudablemente a ciertos aspectos cotidianos de los equipos como es el riego del césped natural.
Así, el Fútbol Club Barcelona anunció que, de acuerdo a las órdenes dadas por la Generalitat, ya se ha puesto manos a la obra para adecuarse a estos nuevos tiempos de emergencia. Así, se adaptará especialmente a la medida que lleva a rebajar el gasto de agua de 450 metros cúbicos por hectárea a tan sólo 200 metros cúbicos por hectárea en el riego de sus instalaciones.
La fase de preemergencia que decretó la Generalitat afectará a cerca de seis millones de habitantes de 202 municipios del área metropolitana de Barcelona y parte de Girona, un ámbito geográfico que incluye las actuaciones del uso del agua que realiza a diario el club en sus instalaciones.
"El FC Barcelona ya ha empezado a adoptar las medidas necesarias para cumplir con las restricciones que marca el decreto, y que principalmente suponen reducir de 450 metros cúbicos por hectárea y mes a 200 metros cúbicos por hectárea y mes en el riego de los distintos campos deportivos de sus instalaciones que incluyen la Ciudad Deportiva Joan Gamper, el Estadio Johan Cruyff y, actualmente, el Estadio Olímpico Lluis Companys", comentó el club azulgrana en un comunicado.
Peligro para el césped
No se sabe actualmente cuánto durarán estas medidas para tratar de pelear contra la sequía tan preocupante que vive Cataluña, y eso preocupa en el seno del Fútbol Club Barcelona a largo plazo. Las restricciones de agua podrían causar mucho daño en las instalaciones culés cuando llegue el calor.
Por el momento, mientras el invierno transcurra con normalidad, no habría riesgo: "La reducción de este volumen de agua para el riego no pone en peligro la buena calidad del césped, al menos durante el período de invierno", comunicó el Barça en un primer mensaje tranquilizador. "El mantenimiento requiere un consumo de agua menor destinado principalmente a refrescar y asegurar la supervivencia de la planta", comentaron.
Sin embargo, la entidad que preside Joan Laporta sí que avisó de que las "necesidades cambiarán significativamente a partir de la primavera o si transcurriera un invierno especialmente cálido o con falta de lluvias". Si se produce un aumento de las temperaturas sin que haya nuevas precipitaciones, esto podría desencadenar unas consecuencias fatales para el césped donde juega sus partidos el Barça.
Pese a todo, el club culé sacó pecho de llevar tiempo ya aplicando "medidas de reducción y optimización del consumo de agua" dentro de sus instalaciones deportivas. De hecho, ha ampliado los sensores en los diferentes terrenos de juego para contar con información exacta de las necesidades de agua que tiene el césped en cada momento.