El partido que la pasada madrugada enfrentó a Trinidad y Tobago con Estados Unidos dejó una de las imágenes más llamativas de todo este parón de selecciones tan criticado por las lesiones. Su protagonista, en este caso negativo, fue Sergiño Dest, ya que el exjugador del Fútbol Club Barcelona fue expulsado en cuestión de segundos al perder los nervios mientras sus propios compañeros le rogaban que se calmara.
Corría el minuto 38 de partido y Estados Unidos ganaba por 0-1 en el marcador. El conjunto norteamericano tenía encarrilado ya su pase a la siguiente eliminatoria de esta Liga de Naciones de la Concacaf, así que el encuentro transcurría de manera muy plácida para el combinado estadounidense.
Sin embargo, de manera incomprensible a Sergiño Dest se le cruzaron los cables poco antes de llegar al tiempo de descanso. El lateral derecho, ahora jugando en el PSV, trató de evitar que el balón saliera por la banda sin éxito. Los colegiados decretaron saque de lateral para Trinidad y Tobago y ahí se desató la furia del defensor.
En el momento en el que vio que el árbitro marcaba posesión para Trinidad y Tobago, Sergiño Dest comenzó a hacer aspavientos y gestos con claros síntomas de disconformidad con esta decisión aparentemente inocente. Además, lanzó el balón a la banda de manera desafiante, una actitud que hizo que el colegiado del encuentro se acercara para pedirle calma.
Pese a estas solicitudes por parte del trencilla, Sergiño Dest no sólo no se calmó sino que cada vez se fue cabreando más. Se encaró con el árbitro, le dijo algo tapándose la boca y se marchó siendo separado por alguno de sus compañeros. Sin embargo, el ex del Barça regresó sobre sus pasos para seguir discutiendo con el colegiado y eso le costó la cartulina amarilla.
Esto terminó por encender al estadounidense, que lanzó un beso con las dos manos al árbitro de manera irónica y siguió todavía protestando durante unos cuantos segundos más. Mientras tanto, cada vez había más futbolistas de Estados Unidos que trataban de llevarse del lugar a Sergiño, conscientes de que no estaba actuando de forma correcta en ese momento.
Ante las insistentes protestas y desafíos, el árbitro no tuvo más remedio que mostrarle al norteamericano una segunda tarjeta amarilla segundos después que desembocó en su expulsión. Una manera absurda de marcharse del partido y de dejar a Estados Unidos con un hombre menos durante toda la segunda mitad y parte de la primera pese a la ventaja.
Lo más llamativo fue ver a un gran número de futbolistas de Estados Unidos visiblemente cabreados con su compañero y pidiéndole calma de manera desesperada. Incluso se llevó algún empujón para que se fuera a los vestuarios y no siguiera increpando al árbitro, algo que le podría haber costado una sanción importante.
Esta expulsión provocó que Trinidad y Tobago remontara y se llevara la victoria por 2-1, un resultado que, no obstante, no fue suficiente para conseguir el pase de eliminatoria.