El fútbol europeo está dando un giro de timón en los últimos tiempos. La competición por excelencia, la Premier League, está cambiando las reglas del juego del deporte rey y lo está comenzando una carrera basada en la inversión que está siendo imposible de seguir por el resto de sus competidores.

Muchos de los clubes del fútbol inglés se encuentran bajo el dominio de grandes inversores. Propietarios con dinero prácticamente ilimitado que gastan cantidades de dinero en fichajes que son inasumibles para el resto de equipos del mundo. Newcastle, Manchester City, Manchester United o Chelsea son los ejemplos más claros de equipos que son totalmente dependientes del dinero de sus propietarios. 

Habrá quien esté a favor de la entrada de este tipo de inversores en los clubes de fútbol. Otros muestran su rechazo a ello. Este es el caso del Carsten Cramer, consejero delegado del Borussia Dortmund, quien en una entrevista dejó claro que su equipo no entrará en esos negocios: "No. Nos importa la procedencia del dinero. Descarto Arabia Saudí y Qatar en las actuales circunstancias políticas".

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Y es que en el fútbol alemán está arraigada una cultura en la que se le da mucha prioridad al aficionado y al propio club, no a los dueños. Es por eso por lo que en la Bundesliga tiene lo que se conoce como la Regla del 50+1, una norma que impide a los inversores tener más del 50% de las decisiones del club.

¿Qué es 50+1?

La regla del 50+1 entró en vigor en 1998, momento en el que los clubes comenzaron a transformarse en sociedades. De esta manera, se estableció que un club debía mantener el 50 por ciento más una de sus acciones en propiedad del club y de sus socios para poder inscribirse en la Bundesliga.

Una regla "diseñada para garantizar que los miembros del club conserven el control general, protegiendo a los clubes de la influencia de inversores externos", dice la propia web de la Bundesliga. 

De esta manera, es imposible que un club alemán caiga en manos de un jeque o de un multimillonario cualquiera, como sucede en la Premier y en muchas otras ligas, y se garantiza la relación del club con sus hinchas.

La norma tiene también sus excepciones. Permite que si una persona o una entidad han financiado un club durante al menos veinte años de manera continuada puedan superar esa cuota y convertirse en accionistas mayoritarios. Es lo que sucede con el Bayer Leverkusen y el Wolfsburgo, propiedad de la farmacéutica Bayer y de Volkswagen, porque desde su nacimiento los clubes estuvieron ligados a estas empresas.

Dos casos polémicos

En el fútbol alemán hay dos equipos que son 'poco queridos' por el resto de aficiones: el Hoffenheim y el RB Leipzig. El primer de ellos ha protagonizado varios episodios con las aficiones rivales a raíz de la regla 50+1, pero en marzo de 2023 dejó de tener la excepción.

Detrás del Hoffenheim se encuentra Dietmar Hopp. Se involucró como accionista desde los 1990’s, pero su vínculo con el Hoffenheim viene de muchos años atrás (jugó ahí en categorías juveniles). Invirtió, creció, construyó un estadio y el equipo fue superando categorías hasta ascender a la Bundesliga en 2008.

Al subir, había que cumplir al 50+1. Y sí, los socios tendrían mayoría de votos, pero Hopp, por su aporte capital, era el personaje fuerte. Entonces, más allá de la presencia de socios, Dietmar tenía influencia máxima.

Pancarta contra Dietmar Hopp de los ultras del Bayer Leverkusen Reuters

A esto se suma que, entre 2015 y 2016, Hoffenheim entró al terreno de las excepciones (con la luz verde de la DFB y el respaldo interno del Hoffenheim, Dietmar Hopp pasó su 49% al 96%), siendo ejemplo/partidario de lo que podría ser el 'inicio del fin' de la regla 50+1 (por tratarse de una situación diferente a la de Leverkusen y Wolfsburgo).

El Hoffenheim ya no forma parte del selecto grupo que tiene una excepción, pero quien sí está es el RB Leipzig. La fundación y compra por parte de la empresa Red Bull y la consiguiente construcción de un plantel poderoso a golpe de talonario provocó la ira de las aficiones de todo el país, ya que ven en el modelo del club de Leipzig una traición al modo en que se entiende la cultura futbolística germano.