El Sevilla es un equipo en una profunda depresión. A los problemas que pasa en La Liga cada fin de semana, ahora le tiene que añadir que, después de no poder pasar del empate ante el Lens, se encuentra en pleno mes de diciembre fuera no sólo de la Champions League, sino de cualquier competición europea, incluida 'su' Europa League. [Así vivimos la derrota del Sevilla ante el Lens]
Mereció más el Sevilla en Francia, de eso no hay duda, porque si alguien quiso ganar y puso las ocasiones ese fue el equipo hispalense, pero efectivamente el fútbol es un estado de ánimo y el que atraviesa el conjunto de Nervión no es ni mucho menos el mejor.
Un penalti muy dudoso le puso las cosas prácticamente imposibles a los de Diego Alonso, aunque otra pena máxima casi igual de polémica volvió a darle vida a los hispalenses gracias al golazo de Sergio Ramos a lo Panenka. Trataron los andaluces de buscar el milagro, pero Fulgini mató en el último minuto a la contra.
La derrota viene a confirmar el momento tan delicado que atraviesa el Sevilla una temporada más, que ahora tendrá que centrarse en La Liga, y sobre todo deja a Diego Alonso en el alambre, pendiente de una posible decisión inminente sobre su futuro en el banquillo.
Lo intenta el Sevilla
Desde el primer instante quedó claro cuál era el equipo que tenía que poner toda la carne en el asador para conseguir su objetivo. Al Sevilla tan sólo le valía ganar, y por eso fue mejor a los puntos en la primera mitad aunque es cierto que le faltó la salsa del fútbol, es decir, el gol. Y lo malo es que sin gol no se va a ninguna parte.
Sergio Ramos quiso reverdecer épocas no muy lejanas en la Champions League y a la salida de un córner conectó un cabezazo que se marchó a la derecha de la portería del Lens. No estuvo acertado el central, pero fue un primer aviso de lo que el Sevilla estaba dispuesto a hacer.
Había ciertos nervios en el equipo francés, y eso quedó claro en una acción en la que Samba, su guardameta, se equivocó gravemente. Uno de los centrales cedió la bola atrás claramente, pero el portero interpretó otra cosa y cogió el balón con las manos dentro del área. El resultado, una cesión, un libre indirecto en la frontal del área pequeña y una mala definición de Gudelj, que no pudo acertar con todo el Lens bajo los palos.
El Sevilla se convirtió en el claro dominador del partido en esta primera mitad. El balón fue suyo, el dominio también y además puso las ocasiones, pero está claro que el momento de confianza no es el mejor porque no hubo manera de perforar la portería francesa en este primer acto.
La más clara llegó en las botas de Rakitic. El croata se encontró con un balón en posición lejana, pero no dudó en levantar la cabeza y afinar su punto de mira. Enganchó un derechazo potente que iba camino de la escuadra de la portería del Lens, pero Samba, capaz de lo mejor y de lo peor en cuestión de minutos, sacó una mano salvadora para evitar el gol.
El Lens apenas dio noticias de vida en ataque, pero tampoco le hizo falta para seguir su plan, el de desquiciar poco a poco al Sevilla, esperar agazapado y jugar con el paso de los minutos.
Llegan los goles
Tenía 45 minutos el Sevilla para evitar decir adiós a Europa antes de tiempo. Se aferraba al sueño de la Europa League, de 'su' Europa League, pero el estado de ánimo de este equipo se huele a kilómetros y no desprende precisamente un aroma agradable.
La segunda parte contó con un dominio más alterno. Al Sevilla se le empezó a hacer todo cuesta arriba, seguramente consciente de que se le terminaba el tiempo para evitar la debacle continental. El Lens comenzó a ganar algo de terreno, y además apenas sufrió durante los primeros compases de un segundo acto en el que pasaron muy pocas cosas.
Eso sí, el Sevilla jamás renunció al ataque y la muestra de ello fue la ocasión tan clara que tuvo en sus botas Pedrosa. Los hispalenses robaron arriba, Gudelj puso un centro raso al corazón del área y allí, en la posición de '9', apareció Pedrosa para, con el exterior de su pierna izquierda, rematar al larguero. Otra vez a punto, pero otra vez que el gol se resistía.
Se suele decir que a perro flaco todo son pulgas, y eso es lo que es ahora mismo el Sevilla. Siempre se puede torcer todo un poco más, por ejemplo con un dudoso penalti en contra, el que señaló el colegiado a la hora de juego. Una rápida contra del Lens terminó con Medina siendo trastabillado por Soumaré, o al menos eso interpretó el árbitro porque ni siquiera en las repeticiones quedó claro.
Frankowski, con un disparo potente, se encargó del resto. Estaba en la lona el Sevilla, a punto de sacar la bandera blanca y darse por vencido, pero todavía iba a tener un último arreón de honor el equipo de Diego Alonso.
Los andaluces se volcaron y encontraron el premio también con un penalti, otra vez más que dudoso, por un leve agarrón sobre En-Nesyri. En esto es en lo que se ha convertido el fútbol, aunque esta vez fue en beneficio del Sevilla. Ramos asumió responsabilidades, pero se encontró con una gran parada de Samba. Hubo que repetir no obstante la pena máxima, porque el guardameta estaba adelantado cuando ejecutó el disparo el central.
A la segunda Ramos no falló y puso el empate a lo Panenka, una nueva obra de arte para su colección particular. Esto dio paso a unos minutos finales de esperanza para el Sevilla, pero fue un espejismo porque Fulgini mató a la contra en el último minuto.
El Sevilla está fuera de Europa y la situación sigue agravándose tanto en lo deportivo como en lo institucional. Por si fuera poco, Diego Alonso, el hombre que llegó hace unas semanas para revertir la situación, empieza a tener los pies más fuera que dentro del banquillo de Nervión.