Uno de los canteranos del Real Madrid investigados por la difusión de un vídeo sexual en el que aparece una menor ha acusado a la Guardia Civil de haberle "quitado sin permiso" su teléfono móvil cuando declaró en la sede policial, donde creyó que lo hacía "como testigo".
Así se pronunció Andrés G. este viernes en su declaración en el Juzgado de Instrucción número 3 de San Bartolomé de Tirajana (Las Palmas).
Los hechos investigados tuvieron lugar durante las vacaciones personales de verano de los canteranos; tres de ellos, miembros del Real Madrid C y un cuarto, del Castilla. Y habrían sucedido en el reservado de un beach club del municipio canario de Mogán, en la isla de Gran Canaria, en la provincia de Las Palmas.
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La investigación se centra en la difusión, supuestamente no consentida, a través de WhatsApp, del vídeo casero, en el que figura también una segunda joven. Ambas aparecen acompañadas de tres de los canteranos, manteniendo relaciones sexuales consentidas con ellos.
Este viernes, durante su interrogatorio, Andrés G. manifestó que los agentes de la Guardia Civil le dijeron que, "como testigo", tenía la obligación de declarar y que le "quitaron sin permiso" su teléfono. "¿Le explicaron si tenía derecho a llamar o entrevistarse con un abogado?", ha preguntado al canterano su letrado, Jaime Campaner.
"No, eso ya fue tras terminar mi declaración", ha respondido Andrés G., que ha reiterado, una y otra vez, que habría sido "engañado" por la Benemérita, que, siempre según su versión, le hizo creer que estaba declarando en sede policial como testigo y no como investigado.
Otros dos canteranos se han acogido a su derecho a no declarar; no lo harán hasta que no finalice el volcado de datos de sus teléfonos móviles. El último, Raúl A., sí ha manifestado su intención de "colaborar con la Justicia". "Se me está destrozando la vida", ha lamentado. "Se me está llamando violador en redes y medios cuando yo no he hecho nada de esto", se ha defendido al ser interrogado por su abogado, Juan Gonzalo Ospina.
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"Sólo puedo decir que posiblemente estoy aquí por haberme preocupado por este asunto al enterarme de que, supuestamente, había un vídeo, que no he visto y que dicen que se grabó", lamentó, antes de criticar, al igual que Andrés G., que habría sido engañado. "Me dijeron que era testigo, no investigado".
"Sólo espero que esto se solucione rápido. Que se haga justicia porque el reproche social que me están haciendo es insoportable e insostenible. No se lo deseo ni a mi peor enemigo", culminó su interrogatorio, en el que únicamente ha respondido a su letrado.
El juez instructor del caso, no obstante, ha recordado a los investigados que los hechos pueden constituir un delito contra la intimidad y otro de distribución de pornografía infantil, ya que una de las dos chicas que aparecen en la grabación tenía 16 años.