Luto en el fútbol mundial. Franz Beckenbauer, una de las mayores leyendas de la historia del fútbol, falleció este domingo a los 78 años tras luchar contra una enfermedad durante los últimos meses.
"Con profunda tristeza anunciamos que mi esposo y nuestro padre, Franz Beckenbauer, falleció pacíficamente mientras dormía ayer domingo, rodeado de su familia. Les pedimos que puedan llorar en silencio y abstenerse de hacer preguntas", anunció la familia del futbolista en un comunicado.
El histórico líbero está reconocido como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Ganó el Mundial como jugador en 1974 y como seleccionador en 1990, una Eurocopa (1972), tres Copas de Europa consecutivas (1974-1977) y dos Balones de Oro (1972 y 1976).
Beckenbauer, que estaba en el Olimpo de los mejores futbolistas del Siglo XX junto a Diego Armando Maradona, Pelé, Cruyff, Eusebio, Di Stefano, Puskas, tuvo una larga carrera como futbolista. Debutó con el Bayern en 1964 y se retiró en el New York Cosmos en 1983.
Sin duda, fue uno de los hombres que ha hecho grande al Bayern de Münich. Lideró un equipo de leyenda que contaba con Gerd Müller, Uli Hoeneß o Sepp Maier, entre otros, iniciando la hegemonía bávara en la Bundesliga. Antes de su debut, apenas habían ganado dos campeonatos alemanes. Ahora la historia es bien distinta y son el club más laureado del fútbol alemán con 33 entorchados.
En 1977, cuando Warner Communications y otras empresas invirtieron millones en un intento de crear la Liga de fútbol norteamericana (NASL), Beckenbauer fue fichado por el Cosmos norteamericano por 2,8 millones de dólares. En su primer año en el equipo neoyorkino, donde también jugaron Pelé y Giorgio Chinaglia, y fue proclamado mejor jugador de la Liga. En esta primera etapa norteamericana se proclamó campeón de la competición nacional (Soccer Wowl) en 1977, 1978 y 1980.
En 1980 retornó a la competición alemana para jugar en el Hamburgo dos temporadas, pero en marzo de 1982 optó por su retirada en Europa, tributándosele un homenaje el 1 de junio entre su equipo y la selección nacional. A continuación, en 1983 volvió al fútbol norteamericano, otra vez en Cosmos, antes de retirarse definitivamente.
Inventor de una posición
Franz Beckenbauer pertenece a la categoría de deportistas cuyo nombre siempre ha estado unido al éxito. No solo por sus títulos, sino por su manera de jugar que sigue siendo una referencia inevitable.
Un jugador sin marca definida, agazapado detrás de sus centrales para amargar la vida al delantero que osara superarlos. Sin misiones creativas, el líbero era un obrero de la destrucción del juego, un concepto que cambió con la llegada del jugador alemán.
El Káiser dio sus primeros pasos en la posición de interior en las categorías inferiores del Bayern de Münich. Su enorme envergadura física y su potencia de disparo le hacían idóneo como 'pulmón' en el centro del campo. Debutó y jugó su primera Copa del Mundo en esa posición. Tenía 20 años y logró marcar cuatro goles en seis encuentros.
Fueron los técnicos Tschik Cajkovski y Branko Zebec quienes, pese a la reticencia del jugador, lo retrasaron hasta el eje de la defensa. Para algunos, con esta maniobra se condenaba a Beckenbauer a tristes misiones defensivas, quedando así su enorme calidad relegada a un segundo plano.
Pero Beckenbauer ganó con el cambio de posición. Como líbero, tenía una mayor visión del campo y podía valorar mejor las jugadas. También tenía más espacio para iniciar una carrera, buscar una zona libre a la que enviar el balón o ir en ayuda de un compañero. Al dejar de jugar en el centro del campo, se liberó del corsé de una posición fija y pudo dar rienda suelta a todo su talento.
Brilló en los banquillos
Después de colgar las botas, Beckenbauer sustituyó a Jupp Derwall en 1984 en el cargo de seleccionador alemán. Con él, Alemania Federal perdió la final del Mundial de 1986 ante Argentina, pero perdió la final del Mundial de 1986 ante Argentina pero ganó, ante el mismo rival, la del Mundial de 1990, con lo que los alemanes se proclamaron campeones del mundo por tercera vez.
De esta forma, Beckenbauer se convirtió en el segundo hombre en ser campeón del mundo como jugador y como seleccionador después del brasileño Mario Zagalo (campeón en 1958 y 1962 como jugador y en 1970 como técnico). Después de abandonar la selección, Beckenbauer pasó por el Olympique de Marsella para acabar volviendo al Bayern, con el que ganó una Liga desde el banquillo antes de incorporarse a su junta directiva.