El FC Barcelona dio la gran sorpresa de los cuartos de final de la Champions League tras ganar al PSG en un frenético duelo. El conjunto culé, inspirado por sobresaliente Raphinha, fue capaz de dar un golpe sobre la mesa en el Parque de los Príncipes y así dar un paso de gigante para seguir con vida en la competición europea.
El triunfo estuvo marcado por el cambio táctico realizado por Xavi Hernández. En la previa hubo un cruce de palabras entre el técnico del Barça y de Luis Enrique por ver quién representaba más los valores del conjunto culé. Y el asturiano se apuntó el tanto ante los medios, aunque de poco le valdría sobre el césped.
Xavi parece haber comprendido que para ganar partidos con el Barça no siempre es necesario aportar el 'ADN Barça'. Frente al Paris Saint-Germain fue capaz de leer a la perfección lo que requería el partido y logró ir cambiando de planteamiento según lo pedía el encuentro.
Una victoria crucial que se fraguó en los banquillos y donde Xavi renunció a muchos de esos valores que siempre le han acompañado a lo largo de su carrera deportiva. No necesitó recurrir a la posesión y buscó un estilo mucho más directo para sacar partido de sus futbolistas, como ocurrió con Raphinha o Lamine Yamal.
Y le salió cara el partido. Fue capaz de desarticular la propuesta de Luis Enrique. Pese a ser inferior en el arranque de eliminatoria, su equipo fue creciendo y nunca se vino abajo. Ni siquiera cuando el PSG se puso por delante en la segunda parte y gracias a ese juego directo se llegó un triunfo que sabe a gloria de París.
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Más efectividad y menos posesión
En las últimas décadas, si algo ha caracterizado al Barça ha sido el juego de posesión. En muchos de esos años, Xavi fue uno de los cerebros del equipo sobre el terreno de juego mientras estaba en la disciplina blaugrana. Ahora, una vez ha llegado al banquillo, parece que se ha consumado un cambio de tendencia.
Frente al PSG fue el ejemplo perfecto. No necesitó más ocasiones ni posesión que su rival, sino que pudo presumir de una mayor efectividad sobre el césped del Parque de los Príncipes. Esto había sido un pequeño elemento a corregir esta temporada, donde habían dejado ir muchos partidos por no ser resolutivos.
En la Champions, Xavi ha sido capaz de ganarle la batalla a todo un estudioso como Luis Enrique en los cuartos de final. Marcó tres goles por los dos de su rival. Realizó 15 disparos, siete de ellos a puerta, y su oponente 18, siendo seis de ellos a la meta de Ter Stegen. Es decir, supieron sacar mucho más rédito de sus llegadas, generando mucha más sensación de peligro.
Es más, su precisión fue mucho mayor de cara a la portería de Donnarumma. Los culés acumularon un 46,7% en sus tiros por el 33% de los franceses frente a Ter Stegen. Una diferencia más que notable en un partido de estas características entre dos clubes de máximo nivel.
Yéndonos a los números relativos a la efectividad, puede parecer que el PSG tuvo más dominio que su rival. El cuadro parisino tuvo una posesión del 58,6% y dejó al Barça en un 41,4%, algo raro de ver en el equipo de Xavi. Además, dio muchísimo más pases, casi 200 más.
El Fútbol Club Barcelona realizó 396 pases durante los algo más de 90 minutos de partido y el Paris Saint-Germain se marchó hasta los 567. Una diferencia más notable y que apenas sirvió a los locales para generar más en campo contrario. Muchos de esos pases no rompieron las líneas rivales, por lo que únicamente les sirvieron para mantener la posesión.
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Juego directo
Otro de los elementos de los que puede presumir Xavi es de haber dotado al FC Barcelona de un juego muy vertical. Con dos extremos como Lamine Yamal y Raphinha, el técnico culé parece haber encontrado un sistema muy beneficioso para su equipo. Ante el PSG, se pudo comprobar.
Raphinha completó un partido simplemente espectacular y con sus diagonales y carreras al espacio se convirtió en un quebradero de cabeza para la defensa rival. A eso hay que añadirle sus dos goles, uno de ellos protagonizado por una carrera al espacio a la espalda de la defensa.
El extremo brasileño fue capaz de dar muchas opciones a su equipo. Realizó numerosos remates a portería desde la corta, media y larga distancia, dotando de una mayor presencia a su equipo. En el PSG, únicamente Dembélé fue capaz de aportar algo similar, ya que Mbappé pasó muy de puntillas por el partido.
Por otro lado, Lamine Yamal tuvo un bonito duelo frente a Nuno Mendes y, al igual, que Raphinha, completó un partido de altísimo nivel a sus 17 años. Xavi ha confiado en los dos extremos y ha encontrado su recompensa. A ellos, hay que añadirle la presencia de Robert Lewandowski.
La figura del polaco, capaz de bajar casi cualquier balón, repartir juego o de rematar de primeras en el área, es imprescindible para este sistema. Muchas veces es capaz de habilitar a sus compañeros en posiciones ofensivas. Además, frente al PSG atrajo a los rivales y generó espacios para Raphinha y Lamine Yamal.
Un detalle que refleja este cambio en el 'ADN Barça' de Xavi es el de % de pases en largo. El conjunto culé realizó hasta 48, superando en 8 al PSG. Esto supuso el 12,1%, es decir, se convirtió en una tendencia ciertamente habitual sobre el terreno de juego.
También fue ganador en el aspecto aéreo. Pese a que Barça y PSG tuvieron los mismos duelos de esta índole (18) y los parisinos lograron ganar el 55,6% de ellos, los culés fueron mucho más efectivos que su oponente. El equipo de Xavi realizó los únicos tres remates de cabeza del partido.
Fruto de ello, llegó el gol de Andreas Christensen. El jugador danés del Barça sacó a relucir su poderío ofensivo para lograr el tanto del triunfo. Además, el conjunto español fue mucho más preciso a la hora de finalizar sus jugadas en la ida de los cuartos de final de la Champions League.
Es decir, Xavi supo cambiar su manera de jugar para adaptarse a un estilo que poco a poco se va implantando en el Barça y que parece ir cambiando el ADN del club. Los resultados le sonríen y está un poco más cerca de las semifinales de la Champions League.