Sin el atractivo de disfrutar con Dani Olmo, pero con la ilusión de ver varios meses después a sus jugadores. Montjuïc acogió una nueva edición del Trofeo Joan Gamper, esta vez en un partido que enfrentó al Barcelona con el Mónaco. Sin embargo, lo que iba a ser una fiesta en el barcelonismo acabó siendo un desastre inesperado (0-3).
Los de Hansi Flick pagaron muy caro una desconexión en el inicio de la segunda parte. Salieron sin intensidad y una serie de errores acabó con dos golpes letales de los monegascos para poner una renta que acabó siendo insalvable para los culés.
Fue Lamine Yamal quien le cambió la cara a un Barça atorado. El extremo español saltó al verde con 0-2 y fue quien tiró del carro y levantó al público de sus asientos. Es el nuevo ídolo de la afición. Se lo ha ganado a pulso con sus actuaciones. Esta vez no pudo evitar la derrota, pero no quedaron dudas de que esta temporada va a ser indiscutible.
Una temporada que arranca con ciertas dudas en el equipo. Hansi Flick tiene trabajo por delante. No hay que perder el rumbo porque se trata únicamente de un amistoso, pero la exigencia este curso va a ser tal que cualquier tropiezo puede ser definitivo.
De más a menos
Salió el Barça con un ímpetu marca de la casa de los equipos de Hansi Flick. Los azulgrana se presentaban ante su afición y quisieron darles alegrías en forma de goles desde el pitido inicial. Y muy cerca estuvieron de hacerlo en la primera jugada del partido.
Ter Stegen sacó con clase hacia un Lewandowski que recibió solo en el círculo frontal. El polaco se giró y lanzó un pase en profundidad ante el desmarque de Raphinha, el más activo del Barcelona en la primera parte. El brasileño se zafó de un rival y puso un envío al segundo palo para que Pau Víctor estrenara el marcador. El ariete lo tenía a placer, pero su remate prácticamente a portería vacía se marchó alto.
El ritmo era muy alto y todo indicaba a un primer acto lleno de ocasiones y transiciones por parte de ambos equipos. Pero el 'desorden' duró tan solo 25 minutos. A partir de ahí las pulsaciones del encuentro bajaron y la batalla pasó de librarse en los espacios y se vivió en el centro del campo.
El Mónaco, que le costó algo más que a su rival entrar en el partido, le fue cogiendo poco a poco el tono al mismo y generó alguna aproximación al contragolpe sobre la portería de Ter Stegen. Apenas lograron finalizar con peligro, pero sí que evitaron acabar con el monopolio azulgrana.
Los de Flick fueron apagándose con el paso de los minutos y lo mismo ocurrió con el respetable de Montjuïc. Tan solo un tímido remate desde la frontal de Lewandowski acabó entre los tres palos. Dominaron, sí, pero el Barça fue claramente de más a menos en la primera mitad.
Descalabro
El Barça dejó algunas dudas en el último tramo de la primera parte y su vuelta tras el paso de los vestuarios no pudo ser peor. Sin intensidad y cometiendo errores que no te puedes permitir en el primer nivel. 10 minutos de desconexión de los de Flick que le bastaron al Mónaco para dar dos zarpazos y ponerse 0-2.
El primer gol del choque llegó tras un error garrafal en la salida de balón. Iñigo Martínez le cedió el esférico a Marc Bernal. El canterano se durmió en los laureles y lo aprovechó Camara para robarle la cartera y batir a Ter Stegen sin demasiados apuros. Cinco minutos después Minamino filtró un cuero al interior del área para que Embolo embocara a gol con un buen remate picado. Llegaron los primeros silbidos de la temporada en Montjuïc.
Flick reaccionó y dio entrada a Ferran Torres y Lamine Yamal en busca de lograr un giro de guion. Fue el segundo quien estuvo muy cerca de conseguirlo. Lamine se echó el equipo a la espalda. El jovencísimo extremo español no ha perdido la frescura que ofreció en la Eurocopa y fue quien lideró a su equipo los minutos que estuvo en el campo.
Sin embargo, no pudo evitar el descalabro de su equipo. Pau Víctor tuvo una acción muy clara para recortar distancias, pero poco más. Además, para más castigo, el Mónaco puso la puntilla en los últimos minutos con un gol de Mawissa en una nueva acción con poca intensidad defensiva. El Barça perdió el trofeo Joan Gamper 12 años después y llega al estreno en La Liga con más dudas que certezas.