Toda maquinaria necesita su tiempo para engranarse. Eso es lo que le ocurre ahora mismo al Barça de Hansi Flick. Un equipo cuyos jugadores se encuentran en proceso de absorción de todas las ideas tácticas de su nuevo entrenador. Hasta el momento, todo parecía seguir un curso tranquilo, pero el partido contra el Mónaco ha hecho saltar las alarmas. 

Quizá es exagerar demasiado. El Trofeo Joan Gamper no deja de ser un amistoso más de pretemporada. Los azulgranas cayeron por 0-3 después de una segunda parte para el olvido y los aficionados de Montjuïc se marcharon a sus casas con más dudas que certezas. Lo mismo ocurriría en la cabeza de Flick.

A pesar de ser un partido de entrenamiento, saltó a la vista que los jugadores del Barça necesitan todavía hacer propios los deseos del técnico teutón. Se ha pasado de un juego posicional y de ritmo más lento a un fútbol mucho más agresivo y vertical. Y eso no es fácil de digerir en tan poco tiempo y, menos aún, en pretemporada. 

Lo que está claro es que aquí nadie espera a nadie. La Liga arranca ya y todo hace prever que el Real Madrid va a imponer un ritmo de puntuación muy similar al de la temporada pasada. Un curso en el que tan solo perdió uno de sus 38 partidos. Está claro que el Barça debe sumar desde el principio. No valen los tropiezos y el objetivo primordial de Flick debe ser que sus jugadores ganen sin jugar bien. El resto ya llegará.

Y es que las dos primeras pruebas en el calendario para el Barcelona son de altura. Se estrenan en Mestalla, un campo siempre muy complicado para ellos, ante un Valencia que viene de hacer una gran temporada. En la jornada 2 reciben al Athletic Club de Nico Williams, vigentes campeones de la Copa del Rey. Máxima exigencia desde el minuto uno.

Para ello, Hansi Flick deberá elegir bien a sus futbolistas. Contar con aquellos que crea más capaces a estas alturas de temporada de aguantar el ritmo vertiginoso que quiere imponer en los partidos. Ante el Mónaco no salió bien el experimento y habrá que esperar a ver que sucede frente al Valencia.

Sufrimiento

Contra el cuadro monegasco quedó al descubierto que todavía hay mucho trabajo por hacer. La presión no fue buena y ya empieza a dibujarse en Can Barça una encrucijada encubierta que tiene a Gündogan y Lewandowski como protagonistas. ¿Se puede realizar una presión ordenada y agresiva con los dos juntos? ¿Y con uno de los dos?

En algunos momentos del partido, Pau Víctor se quedaba como delantero centro en fase defensiva y Lewandowski caía a banda. Ahí, el equipo se resentía porque el polaco no es capaz de abarcar muchos metros.

Lewandowski pelea un balón ante el jugador del Mónaco Ismail Jakobs. EFE

Cuando el Barça tiene la posesión, Lewandowski reduce sus espacios ante su falta de frescura para desmarcarse. Por contra, cuando es el conjunto azulgrana el que repliega sin esférico, también se sufre con Lewandowski porque no es capaz de llegar al mismo tiempo que sus compañeros a la presión que demanda Flick. 

Esto, si sumamos en la ecuación a Gündogan, parece que tampoco es demasiado positivo. El centrocampista alemán es un llegador nato y un futbolista con gran visión táctica. Sin embargo, los grandes esfuerzos físicos pueden llegar a desgastarle en exceso. Ante el Mónaco apenas duró unos minutos sobre el césped antes de abandonarlo por culpa de unas molestias físicas.

Demasiados galones

Sin duda, Flick tendrá que hacer encaje de bolillos para lograr que todo funcione a la perfección. Lo que parece claro es que ahora mismo gran parte de la responsabilidad recae sobre lo que haga Lamine Yamal.

El talentoso extremo de 17 años ya destacó en el Gamper los pocos minutos que jugó. Todo pasaba por él y era quien daba sentido a los ataques del Barça. Sin embargo, esto puede llevar a una doble lectura. ¿Es bueno que Lamine Yamal adquiera tanta responsabilidad?

Lamine Yamal se marcha de Aramburu. EFE

Exigir y darle tanto peso sobre los hombros a un chico tan joven puede acabar siendo perjudicial. Lamine Yamal tiene un potencial altísimo, pero todavía tiene muchas facetas en las que seguir progresando. Puede ser capaz de firmar cifras muy altas, pero no olvidemos que lo normal es que no las logre. Y no se le puede matar si no lo hace.

El Barça debe encontrar un equilibrio. Dar responsabilidad medida a los jóvenes y sacar el máximo rendimiento de los más veteranos. Si se consigue, tendrán mucho camino ganado.