Quién le iba a decir a los aficionados del Barcelona que, tras un verano convulso en los despachos, acabarían la canícula con el estado de felicidad declarado en el terreno de juego. Los de Flick arrasaron de principio a fin y mantienen el pleno de triunfos en Liga tras una histórica goleada (7-0) sobre el Valladolid con Raphinha en modo estelar. Anotó su primer hat-trick como azulgrana y repartió dos asistencias. Lewandowski, Koundé, Olmo y Ferran Torres culminaron la exhibición. [Así hemos vivido la victoria del Barcelona].
Este Barcelona es puro rock and roll, más todavía en Montjuic, que oposita a ser un infierno para cada equipo que lo visite. La cuestión es si los de Flick, con una plantilla tan corta, aguantarán todo el curso a un ritmo similar a lo mostrado en estas cuatro jornadas. Por el momento nadie les tose. Lamine volvió a bailar, esta vez con Raphinha como compañero de coreografía.
Sobre su danza se ha establecido un Barcelona que juega, disfruta y hace disfrutar a sus hinchas. Con Olmo como elemento que ha hecho eclosionar al equipo de Flick. Ha caído de pie el enrevesado triple salto con tirabuzón que tuvo que realizar la entidad culé para poder inscribirlo. Estrenó titularidad tras su gol capital en Vallecas y su presencia dio otro ímpetu a los azulgranas.
Salieron hambrientos de gol, imparables en físico e imaginación. La primera de Olmo se fue al palo, la segunda a la red, aunque fue anulado por fuera de juego. El Valladolid se defendía como buenamente podía. Sin esperanza en una tarde teñida de azulgrana desde el comienzo del partido. No tanto en el marcador, sino en las sensaciones que desprendía su juego.
A la tercera, no perdonaron los de Flick. Cubarsí vislumbró el desmarque de Raphinha y ahí la puso. La ejecución del brasileño, práctica. Control en carrera y tocadita para superar la salida de Hein. Sin tiempo para que los pucelanos asimilaran el golpe, Lewandowski volvió a abofetearles tras un pase brillante de Lamine Yamal. Cuarto gol en cuatro jornadas del polaco. ¿Quién le puso en duda? Es cierto que juega a un ritmo inferior que los jóvenes, pero su eficacia escapa de todo interrogante.
El Valladolid, que se había mostrado sólido en defensa hasta su llegada a Montjuic, claudicó y centró sus esfuerzos en evitar que la herida se infectase. Poco de los de Pezzolano. Algún repliegue en campo contrario poco peligroso. Olmo volvió a toparse con el palo antes de que Koundé hiciera supurar a los pucelanos con el tercero.
La voracidad azulgrana continuó tras el paso por la caseta. No sin antes el ya cotidiano tercer disparo al poste de Olmo. Raphinha, con dos goles en ocho minutos, cerró el primer hat-trick de su carrera deportiva y dejó en la lona al Valladolid, que fue un títere en los últimos minutos.
Olmo, al fin, obtuvo su buscado premio tras culminar un gran pase del brasileño, que volvió a vestirse a de asistente para que Ferran festejara el séptimo de un Barcelona que se va al parón comandando con una autoridad aplastante. El Barça de Flick, un equipo destrozado en los despachos que se sostiene en el terreno de juego.