El proyecto Espai Barça, la ambiciosa remodelación del Camp Nou, ha sido una de las reformas más esperadas en el mundo del fútbol. Con el objetivo de modernizar el estadio más grande de Europa, el FC Barcelona prevé una inversión descomunal de algo más de 1.400 millones de euros.
Este proyecto no solo abarca la renovación del estadio, sino también la creación de nuevos espacios, como el Campus Barça y la mejora del Palau Blaugrana, con la intención de situar al club catalán a la vanguardia de la infraestructura deportiva global.
A pesar de la magnitud del proyecto y las grandes expectativas que genera, el nuevo Camp Nou ha sido objeto de críticas desde su planificación y ejecución. A lo largo de los últimos meses, figuras clave del club, como Joan Laporta, han brindado actualizaciones periódicas sobre el progreso de las obras, así como la situación económica del equipo durante la estancia temporal en Montjuïc, que ha supuesto la pérdida de más de 100 millones de euros en ingresos.
"No queremos fijar fechas porque luego a lo mejor pasa después o, incluso, puede pasar antes. Esto es ya una realidad, solo hay que hacer una visita al estadio. A pesar de los obstáculos, yo creo que para finales de año podremos volver. Nos mantiene muy ilusionados", expresó Laporta esta semana, recordando el grave problema económico que supone para el club jugar en Montjuïc.
Sin embargo, la afición, la prensa y los expertos han señalado tres grandes "fallos" que ponen al renovado estadio en inferioridad frente a otros grandes colosos europeos como el Santiago Bernabéu, o internacionales como el SoFi Stadium en Los Ángeles. A continuación, analizamos los aspectos clave que han suscitado críticas y generado dudas sobre si el nuevo Camp Nou realmente alcanzará las expectativas iniciales.
1. El videomarcador
Uno de los grandes elementos que muchos aficionados esperaban ver en el nuevo Camp Nou era la instalación de un videomarcador de 360º, similar al que se ha implementado en el Santiago Bernabéu y en estadios de referencia mundial como el SoFi Stadium.
Esta característica, que ofrece una experiencia audiovisual inmersiva, además de un gran atractivo comercial, fue descartada por el club en las fases finales del proyecto.
Según Joan Sentelles, director de operaciones del FC Barcelona, la decisión se tomó argumentando que las tres pantallas gigantes que se instalarán en su lugar ofrecen una mejor gestión audiovisual, una imagen más nítida y mayores oportunidades de patrocinio.
Sin embargo, este cambio ha dejado una sensación de decepción entre los aficionados y socios, quienes esperaban que el nuevo Camp Nou se alineara con las últimas tendencias tecnológicas de los grandes estadios.
El coste del videomarcador 360º, que en un inicio se estimó como un factor determinante para su exclusión, ha sido desmentido por el propio club, lo que genera aún más preguntas sobre la conveniencia de esta decisión. Esta oportunidad perdida coloca al estadio en una posición inferior en comparación con otros coliseos deportivos de primer nivel.
2. La cubierta
Uno de los puntos más esperados en la reforma del Camp Nou era la implementación de una cubierta que cubriera todas las localidades del estadio, algo que finalmente no se logrará hasta el 2026.
Aunque los 104.000 asientos del estadio estarán protegidos de las inclemencias del tiempo, el Barça ha renunciado a la implementación de un techo retráctil, una característica que sí ha sido adoptada por el Santiago Bernabéu.
El techo retráctil no solo aporta mayor comodidad para los espectadores, sino que también abre la puerta a una nueva fuente de ingresos. El Real Madrid, por ejemplo, espera poder generar hasta 400 millones de euros anuales gracias a la celebración de eventos no deportivos bajo su cubierta retráctil, como conciertos o espectáculos de gran magnitud.
El Barça, al optar por una cubierta estática, pierde una oportunidad para diversificar sus ingresos. Aunque el presidente Joan Laporta y su equipo han defendido la reforma como un proyecto rentable a largo plazo, esta limitación lo sitúa por detrás de otros grandes estadios, tanto en términos de experiencia para los espectadores como en su capacidad de explotación comercial.
3. La primera grada
Uno de los aspectos más controvertidos de la reforma es el tratamiento de la primera grada del estadio. Desde hace años, esta sección del Camp Nou ha sido objeto de críticas por su escasa inclinación, lo que genera problemas de visibilidad para los espectadores que se sitúan en las primeras filas.
El proyecto original, desarrollado por la empresa japonesa Nikken Sekkei, preveía el derribo total de esta grada para solucionar este inconveniente. Sin embargo, el actual equipo directivo del club, liderado por Joan Laporta, optó por una reforma mínima de la primera grada, eliminando solo las primeras filas y evitando la recolocación de unos 12.000 abonados.
Aunque esta decisión busca mantener contenta a una parte importante de la masa social, ha sido vista como una medida conservadora que no soluciona completamente los problemas de visibilidad, dejando una sensación de que se ha perdido una oportunidad de mejorar la experiencia del aficionado.
El proyecto Espai Barça sigue siendo uno de los más ambiciosos en la historia reciente del FC Barcelona, y aunque el club espera que el nuevo estadio esté operativo parcialmente a finales de 2024, no será hasta 2026 cuando se vea finalizado por completo.
A pesar de los grandes avances en infraestructura y modernización, los tres puntos mencionados generan una sensación de que el renovado Camp Nou, a pesar de ser el estadio más grande de Europa, podría haberse quedado corto en algunos aspectos clave, especialmente en comparación con otros grandes estadios del mundo.
La ausencia del videomarcador 360º, la falta de un techo retráctil y la limitada reforma de la primera grada suponen tres "fallos" que no solo impactarán en la experiencia de los espectadores, sino que también podrían influir en la capacidad del club para generar ingresos adicionales en un futuro próximo.