Hubo una época no muy lejana que admiró al Fútbol Club Barcelona como uno de los clubes más temidos en Europa. Una era dorada para los culés, comprendida entre 2006 y 2015, en la que desde el Camp Nou pudieron presumir de levantar la friolera de cuatro Champions League en menos de una década.
Precisamente diez temporadas se cumplen ahora desde la última vez que los catalanes fueron capaces de ingresar una Orejona a sus vitrinas. Más allá de Ter Stegen, ya nada queda de aquel equipo que maravillaba con Leo Messi, Luis Suárez, Neymar, Piqué, Iniesta y compañía.
Ahora la realidad tanto deportiva como especialmente la económica es muy diferente. Como el día y la noche. Sin embargo, el Barça se permite el lujo de aferrarse a la esperanza que le está brindando el gran arranque de curso que está llevando a cabo en La Liga.
Con la llegada del Hansi Flick ha entrado aire nuevo al conjunto culé. Un ambiente de regeneración desde el banquillo que ha impactado en la plantilla y que además se ve respaldado por lo que se encuentra el Barcelona en el propio terreno de juego.
Los futbolistas creen en la idea del nuevo técnico y además está la figura de Lamine Yamal. Ya no es una promesa del fútbol, tras la confirmación de la Eurocopa es una de las grandes realidades y el Barcelona tiene claro que, con este tesoro sobre el terreno de juego, se puede permitir la licencia de poder volver a soñar en Europa y olvidar los tremendos batacazos de los últimos años.
Diez años de penurias
Desde la última vez que se proclamó campeón de Europa hasta ahora, el Barça vive en una larga travesía por el desierto. Año tras año ha ido decepcionando a nivel continental, y tan sólo puede presumir de haber alcanzado las semifinales en la temporada 2018/2019, cuando cayó con estrépito tras aquel 4-0 fatídico en Anfield ante el Liverpool.
En el resto de campañas, los azulgrana no se han acercado ni por asomo a una final europea, y eso les ha ido haciendo mucho daño con el paso de los años. Más aún cuando veían desde el otro lado cómo el Real Madrid conseguía ampliar su palmarés europeo de manera irremediable.
Ha habido varios pasajes del terror para el Barcelona en los últimos tiempos. Los culés jamás van a olvidar lo sucedido en el verano de 2020, en plena pandemia, en aquel enfrentamiento ante el Bayern de Múnich. El 2-8 que le endosaron los germanos a los catalanes todavía retumba con estruendo en los libros de historia de la Champions League.
Pero no menos sonados fueron los fracasos más recientes con Xavi Hernández al frente del equipo. En la temporada 2021/2022 llegó a última hora para sustituir a Ronald Koeman, pero no fue capaz de revertir la situación y el Barça cayó en la fase de grupos consumando un hecho tristemente histórico.
Peor fue su cabe el batacazo del curso siguiente. Es cierto que no tenía un grupo fácil, pero de nuevo el Barcelona fue incapaz de superar la ya desaparecida fase de grupos, algo inédito por segundo año consecutivo que hizo saltar todas las alarmas en la ciudad condal.
La esperanza
Las cosas se ven de otra manera esta temporada en el Fútbol Club Barcelona. Pese a que los problemas extradeportivos, las palancas y las tretas para inscribir jugadores a última hora no cesan en el Camp Nou, los últimos cambios parecen haber ido en la buena dirección y se adivina cierta estabilidad en el proyecto futbolístico.
Hansi Flick ha caído de pie en el banquillo culé. Es cierto que todavía es muy pronto para poder valorar con certeza su trabajo, que la temporada es muy larga y que aún puede haber varios giros inesperados durante el año, pero los primeros compases del curso ratifican el buen hacer del técnico germano.
Flick ha llevado en La Liga al liderato al Barça. Sin fallo alguno, con cinco victorias en los cinco partidos disputados hasta el momento, los culés son los mejores de la competición regular y han aprovechado el inicio dubitativo del Real Madrid para tomar una buena ventaja de cuatro puntos.
Más allá de los números, este equipo desprende buenas sensaciones sobre el terreno de juego, parece que sabe a lo que juega y los futbolistas están convencidos de lo que hacen en el terreno de juego. El Barça saca adelante sus partidos con solvencia y hasta con goleadas. No en vano, lleva 17 goles en estos cinco partidos iniciales.
El equipo funciona, pero más allá del colectivo este Barça también cuenta con una figura diferencial que echaba en falta. El hombre clave esta temporada apunta a ser Lamine Yamal. Hay jugadores de mucha calidad como Lewandowski, Raphinha o Pedri, pero Lamine ya tiene una etiqueta de estrella colgada a su espalda.
Su actuación en la Eurocopa fue la confirmación de que el Barcelona tiene un chico de oro y que, a sus 17 años, tiene todavía tantas cosas por pulir y mejorar que se adivina un futuro maravilloso para él vestido de azulgrana.
Su desparpajo en la banda es un patrimonio de primera categoría para el club, y Hansi Flick tiene claro que su papel va a ser determinante. Sus números en estos pocos partidos así lo atestiguan. Tres goles y otras tantas asistencias en este inicio exuberante de La Liga le convierten en la gran esperanza blaugrana para la Champions League.
Por el momento soplan ciertos aires de cambio por la ciudad condal, viento fresco que rejuvenece el ambiente enrarecido de los últimos tiempos. Ahora, el Barça tendrá que confirmarlo.