Restaban seis minutos para que se escuchase el pitido final cuando el cuarto árbitro levanta la tablilla y en ella brillaba un número en luz verde, el 16. Su poseedor, el joven Endrick, el futbolista que fichó por el Real Madrid antes de cumplir la mayoría de edad y a los dos meses de soplar las 18 velas ya había visto puerta en Liga, Champions e incluso se había casado. 

Ingresa al terreno de juego de un partido atascado en el inicio, pero resuelto en el tramo final con los tantos de Rodrygo y Vinicius. Ancelotti había avisado en la previa de que tendría minutos. "Será titular en muchos partidos del Real Madrid. Por su calidad es bastante obvio que tendrá minutos. Es un chico humilde, habla poco y trabaja mucho. Eso me gusta mucho", aseguró. 

Le bastaron diez para volver a dar un golpe sobre la mesa en forma de penalti provocado. De sus botas nació el cuarto gol que cerró el triunfo del Real Madrid. DE un arrebato salvaje de fe. Savló un balón sobre la línea del banderín de córner y, tras desbordar a Carlos Romero, avanzó metro con el jugador del Espanyol colgado de su espalda hasta que pisó área y cayó. 

Munuera Montero lo tuvo claro. Silbato a la boca y dedo señalando el punto de penalti. Lo transformó Mbappé, pero el causante fue Endrick, que sacó petróleo de dónde no había nada. Ancelotti le alabó y pidió calma. "Por un lado soy injusto porque está entrenando muy bien, tiene mucha calidad... Pero por otro lado, tiene delante a Rodrygo, Vinicius, Mbappé... Tiene que tener paciencia". 

La joven perla no sumará muchas titularidades de aquí a final de temporada, pero oposita a ser un jugador importante para su equipo. Cada vez que sale la lía. Todavía pudo redondear su exhibición exprés con gol tras una pared con Mbappé, pero su zurdazo de marchó alto. Mayor precisión y determinación tuvo días antes en el mismo escenario, aunque bajo el marco de la Champions. 

Endrick celebra su gol ante el Real Valladolid. REUTERS.

Ante el Stuttgart anotó el tercer tanto de los suyos tras definir con suficiencia un contragolpe en el que contaba con Mbappé y Vinicius desmarcados por los costados. "Endrick tiene huevos, ha tenido el coraje de tirar así en la contra", señaló Ancelotti tras el partido. Endrick es un adelantado a su tiempo. Quema etapas a una velocidad vertiginosa tanto fuera del campo, -ya está casado- como dentro de él. 

Ante el Valladolid, en sus estreno con la camiseta blanca en el Bernabéu, se convirtió a sus 18 años y 35 días en el jugador extranjero más joven en marcar en La Liga con el Real Madrid. Y en el segundo más precoz de toda la historia del equipo blanco. Únicamente superado por Alberto Rivera, que vio puerta a los 17 años y 3 meses ante el Celta. Por si fuera poco, también es el tercer foráneo más joven en debutar, por detrás de Odegaard y Eto'o y el quinto brasileño, junto a Evaristo, Roberto Carlos, Rodrygo y Ronaldo que marca en su debut.

Ya es un histórico del Real Madrid

"Estoy muy feliz, es un sueño que se está haciendo realidad. Ya había jugado aquí en el Bernabéu con la selección brasileña, pude hacer gol... pero no fue con el Real Madrid. Hoy era mi estreno con el Real Madrid, estoy sin palabras, sólo puedo dar las gracias a dios por todo lo que me está pasando. Siempre intenté ganar por la gente de Brasil pero ahora también por la gente de España y siempre quiero hacer espectáculo para ellos para que puedan disfrutarlo", expresó tras el partido.

El brasileño espera agazapado su oportunidad mientras por el camino va dando golpes. No tiene prisa, es consciente de que por delante tiene mucha y fuerte competencia y las oportunidades le llegarán a cuentagotas. Por el momento da un zarpazo en cada mini rato que se viste de corto. Ancelotti lo sabe, aunque bendito problema. Rock and roll que define el italiano.