Hace cinco años, James Rodríguez pudo ser del Atlético de Madrid, pero finalmente el Real Madrid negó la llegada al club rojiblanco del centrocampista colombiano, ahora en el Rayo y este domingo enfrente del grupo dirigido por Diego Simeone, que mide su amplitud de plantilla, sus recursos y su carga de partidos sin pausa ni casi descanso en Vallecas.
Debutante en la última jornada, el pasado lunes en el triunfo ante Osasuna (3-1), James apenas disputó diez minutos en la segunda parte, pero en un par de jugadas dejó destellos de una calidad que le debe llevar a ser un jugador diferencial dentro del esquema de Iñigo Pérez, que hasta el último momento mantendrá la duda de alinearlo como titular o apostar por las otras dos opciones que tiene para la mediapunta: el argentino Oscar Trejo, que, a sus 36 años, ha empezado la campaña relegado a un segundo plano, y Unai López, un jugador cada vez con más peso dentro del equipo.
La visita a Vallecas es una prueba para el Atlético. Entusiasmado por su remontada en la Liga de Campeones, el jueves contra el Leipzig, pero también condicionado por la exigencia física que requirió el 2-1 al club alemán, retoma LaLiga sin un instante para la relajación, necesitado de una victoria para sostener la segunda plaza e insistir en la primera, con el Barcelona cuatro puntos por delante del conjunto rojiblanco.