El regreso del FC Barcelona a su estadio, el emblemático Camp Nou, es uno de los temas que más preocupa a los aficionados culés desde que comenzó la remodelación del recinto como parte del ambicioso proyecto Espai Barça.
Joan Laporta, presidente del club, ha mantenido la esperanza viva entre los seguidores prometiendo que el equipo podría volver a jugar en el Camp Nou antes de que acabe 2024. Sin embargo, la realidad de las obras parece haber aplazado este sueño, ya que el estado actual del estadio está lejos de poder albergar un partido en lo que queda de año.
A principios de septiembre, Laporta afirmó ante los medios que no se atrevería a fijar una fecha exacta para el regreso al Camp Nou, pero que su expectativa era que el equipo pudiera volver antes de que finalizara el año.
"No queremos fijar fechas porque luego a lo mejor pasa después o, incluso, puede pasar antes", dijo el presidente en un tono cauteloso pero optimista. Además, subrayó que la vuelta al estadio es crucial, no solo desde el punto de vista deportivo, sino también económico, recordando que el hecho de estar jugando en el Estadio Olímpico de Montjuïc ha supuesto una pérdida de ingresos de 100 millones de euros para el club.
A pesar de que el club está realizando grandes esfuerzos para cumplir con los plazos previstos, con 1.800 trabajadores en la obra y 350 técnicos dedicados exclusivamente al proyecto, la fecha de regreso antes de finales de 2024 parece cada vez más improbable.
Las dificultades para cumplir con los plazos ya eran evidentes, y según informaciones de medios como Catalunya Radio, los directivos del club han reconocido en privado que la fecha de retorno más probable sería febrero de 2025, muy lejos de las promesas iniciales.
Los retos de la construcción
El Espai Barça, que incluye no solo la remodelación del Camp Nou sino también la urbanización de toda la zona circundante y la remodelación del Palau Blaugrana, es un proyecto de enorme envergadura. El club, para poder financiarlo, firmó un préstamo de 1.450 millones de euros con un grupo de inversores liderado por Goldman Sachs y JP Morgan.
De esta cantidad, 1.150 millones están destinados al nuevo estadio y sus inmediaciones. El club ha afirmado que el presupuesto está bajo control, y que los plazos se están siguiendo en la medida de lo posible. Sin embargo, algunos factores externos, como las denuncias vecinales y la necesidad de ajustar horarios laborales para no causar molestias, han ralentizado el proceso.
Por otra parte, las imágenes del estado actual de las obras, filtradas en redes sociales, muestran un estadio en construcción que aún está lejos de estar listo para albergar un partido de fútbol. Las gradas están sin finalizar, el terreno de juego aún no ha sido plantado y las estructuras internas están a medio terminar.
Aunque la directiva del club públicamente mantiene su discurso optimista, la realidad es que incluso los trabajos que parecen más sencillos, como la instalación de asientos o la habilitación de accesos para el público, están lejos de completarse.
El optimismo no sólo fue de Joan Laporta, la vicepresidenta del club, Elena Fort, y el director técnico del proyecto Espai Barça, Luis Moya, también admitieron que el club estaba trabajando con la idea de que el equipo jugara su primer partido en el nuevo estadio en diciembre, justo antes de las vacaciones navideñas, en un hipotético enfrentamiento contra el Atlético de Madrid. No obstante, este escenario parece cada vez más improbable.
Clave para la recuperación económica
El nuevo Spotify Camp Nou es la pieza central del proyecto Espai Barça y el mayor argumento de Laporta para defender su gestión económica. El presidente confía en que el nuevo estadio será capaz de generar unos ingresos anuales de 347 millones de euros, lo que lo convertiría en el salvavidas financiero que el club necesita para estabilizar sus cuentas.
Sin embargo, cualquier retraso en la finalización del estadio supone también un retraso en la llegada de estos tan necesarios ingresos. El Barça está comprometido con hacer del nuevo Camp Nou un estadio de clase mundial.
El problema es que la velocidad de los avances en la construcción y las numerosas complicaciones que han surgido a lo largo del camino han demostrado que, por mucho que se aceleren los trabajos, es prácticamente imposible que el equipo regrese a su casa antes de que termine 2024.
Laporta sigue mostrando confianza en que el equipo azulgrana pueda volver al Camp Nou pronto, pero la realidad de las obras apunta a que el presidente tendrá que revisar su promesa. El regreso, que muchos esperaban para celebrar el 125º aniversario del club, probablemente se verá aplazado hasta 2025, confirmando que las dificultades logísticas y constructivas han superado las expectativas iniciales.