Tendrá que esperar ese momento en el que los aficionados del Girona puedan celebrar los primeros puntos de su equipo en la Champions League. Después de caer con honor en París ante el poderoso PSG, se esperaba que en la segunda jornada el conjunto catalán pudiera 'rascar' algo ante un Feyenoord que está lejos de ser uno de los cocos de Europa, pero tampoco pudo ser.
Los de Míchel toparon con un rival más experimentado en este tipo de citas, pero sobre todo con errores propios que en una competición de máximo nivel cuestan partidos. Un gol en propia puerta, un penalti fallado y un regalo para un tanto del Feyenoord fueron diferenciales para el fatal desenlace.
Y eso que los catalanes empezaron adelantándose en el marcador y se las prometían muy felices. David López anotó el primer gol europeo de la historia del Girona, pero desde ahí todo fue cuesta abajo y sin frenos y el Feyenoord terminó llevándose los tres puntos de vuelta a casa.
Una primera parte loca
Montilivi aguardaba con ansia para presenciar un partido histórico. Era el primer encuentro como local del Girona en una competición europea, así que el equipo quiso demostrar desde el primer instante que estaba a la altura de un evento de tal magnitud.
Los de Míchel, que no están protagonizando su mejor arranque de temporada, se hicieron con el dominio del balón en el inicio. Querían mandar los gerundenses y demostrarle al Feyenoord que no se iban a amilanar por mucho que fueran más inexpertos en este tipo de citas.
No tardó en llegar, de hecho, la primera ocasión clara del conjunto catalán. Tsygankov, baluarte la pasada campaña y también hombre de referencia en esta, consiguió internarse en el área con mucha habilidad, pero su zurdazo lo detuvo Wellenreuther con una gran mano.
Eran momentos de dominio de los locales. Miovski lo intentó poco después sin éxito, pero pronto esta insistencia de los gerundenses iba a encontrar un merecido premio. A balón parado, el Girona sacó rédito de su ímpetu. Un córner servido desde el costado derecho fue rematado por Krejci, pero el balón quedó muerto en el área y por allí apareció muy oportuno David López para fusilar con el primer gol del partido.
Estalló en júbilo Montilivi, pero poco le iba a durar la alegría a los aficionados rojiblancos. Una mala defensa del Girona en otra acción a balón parado terminó con el gol en propia puerta de Yángel Herrera.
Vuelta a empezar en el ecuador de la primera mitad, y con peores noticias si cabe para el Girona porque Tsygankov se rompió y tuvo que ser sustituido por Danjuma. La cosa iba de mal en peor para los hombres de Míchel, que vieron cómo el Feyenoord remontaba incluso con el gol de Milambo tras un error grosero en la salida del balón.
Pudo ser incluso peor, porque en plena descomposición del Girona, llegó un penalti a favor del Feyenoord. Sin embargo, Gazzaniga acudió al rescate para detener el lanzamiento de Ueda.
El Girona no puede
No le quedaba más remedio al Girona que ir arriba en el segundo acto para tratar de evitar su segunda derrota. Se fueron arriba los de Míchel buscando el empate y lo consiguieron al poco de la reanudación. Van de Beek se descolgó por la banda, apuró la línea de fondo y puso un centro que tocó en Hanko.
El esférico se introdujo en la portería del Feyenoord, pero enseguida el colegiado se llevó la mano a la oreja, señalando que el VAR estaba revisando la acción. Efectivamente, el colegiado anuló el tanto porque Van de Beek estaba ligeramente adelantado en el momento de recibir el pase.
El Girona trató de seguir apretando con confianza. Y fruto de ello tuvo la ocasión más clara desde los once metros. Penalti a favor de los catalanes, dudoso cuando menos, pero al igual que sucedió en la primera mitad en el bando contrario, el Girona tiró a la basura el regalo. Miovski se encontró con el guardameta neerlandés.
Pese a todo, los de Míchel no desistieron y poco después encontraron el gol. Y esta vez sí que valió. Un jugadón de Danjuma desde la banda izquierda encontró el remate de Van de Beek desde dentro del área para hacer el empate.
De nuevo delirio en Montilivi y otra vez más que la alegría apenas duró unos instantes. Enseguida el Feyenoord volvió a pisar campo contrario y la mala suerte se cebó con los locales. Krejci desvió un centro hacia su propia portería y de esta manera puso otra vez por delante a los visitantes.
El Girona le puso fe y corazón. Lo intentó hasta el final, pero le faltaba fútbol y claridad en sus ideas ante un Feyenoord que apenas sufrió en realidad. Los catalanes se quedan en el grupo de cola sin haber podido sumar todavía.