España enamora. La Selección, que tanto desafecto genera en ocasiones y más aún en estos parones internacionales que se producen en mitad de la temporada, ha vuelto a enganchar al público y ha hecho reflotar la ilusión. Vive un momento muy dulce el combinado nacional, que ha recuperado viejos laureles que hacía tiempo que no se veían.
Desde el triunfo en la Eurocopa todo se ve de otro modo. Lo que sucedió el pasado verano en Alemania le hizo mucho bien a la selección española, que confirmó que marchaba por el buen camino después del cambio drástico de perfil que se produjo en el banquillo.
Precisamente ahí, en la banda, en la dirección, es donde radica el principal motivo de esta nueva cara. Lo que comenzó como un camino plagado de dudas, ahora se ha convertido en una plácida travesía en la que no existe la derrota y en la que el buen fútbol enarbola este proyecto. Factores que han llevado a que España ya esté en los cuartos de final de la Nations League.
El gusto por el buen fútbol
La Selección dio ante Serbia su última lección pública de cómo entretener jugando al fútbol. Durante mucho tiempo a España se le acusó de ser un equipo plano, de marear demasiado el balón para no obtener rédito alguno mientras el rival se encerraba plácidamente, pero eso ya es historia.
Este equipo no sabe especular, no sabe contemporizar y eso a cualquiera le gusta. Luis de la Fuente ha sabido imprimirle a su equipo un sello particular que ya le llevó a los altares en la Euro y que va camino de repetir gesta por segunda vez en la Liga de Naciones.
Las innumerables bajas no fueron óbice para que España volviera a maravillar ante Serbia. Sin Lamine Yamal, sin Nico Williams, sin Rodrigo, sin Carvajal... Con medio equipo fuera de juego por lesión, quienes saltaron al césped del Nuevo Arcángel respondieron a las mil maravillas. Como si de un simple cambio de fichas se tratara, todos hicieron su trabajo a la perfección.
La Selección sometió durante los 90 minutos a Serbia y tan sólo la falta de puntería evitó una goleada de escándalo. El 3-0, por mucho que sea un marcador amplio, se puede considerar excesivamente corto para lo que se vio sobre el terreno de juego.
Los serbios apenas pudieron pasar de la mitad del terreno de juego. La presión tras pérdida de España asfixió a los visitantes, y la manera de atacar hizo que una y otra vez la portería de Rajkovic se viera en serio peligro.
Pedro Porro y Cucurella funcionaron por las bandas, el centro del campo compuesto por Fabián, Zubimendi y Merino firmó una obra de arte, Oyarzabal fue una gran amenaza y hasta Álvaro Morata consiguió ver puerta después de fallar un penalti.
En el partido anterior ante Dinamarca todo costó un poco más, pero fue Zubimendi el que cogió la llave para abrir el cerrojo. El futbolista de la Real Sociedad ha asumido el papel de sustituto de Rodri, y su desempeño está dejando a todos con la boca abierta porque va exhibición tras exhibición. Otro tanto para De la Fuente.
El camino recto
Desde que Luis de la Fuente cogió el testigo al frente de la Selección después del fracaso de Luis Enrique en el Mundial de Qatar todo ha dado un giro radical. Tan sólo aparece un único borrón en el currículum del entrenador riojano -dos si se cuenta un partido amistoso intrascendente ante Colombia-, y es la derrota que cosechó ante Escocia en su segundo encuentro.
De la Fuente suma unos registros espectaculares al frente de la Absoluta. Campeón de la Nations League en 2023 y de la Eurocopa en 2024, tan sólo ha dejado de ganar en los citados traspiés ante Escocia y Colombia -este último ni siquiera en partido oficial-, y en los empates contra Brasil en otro amistoso y Serbia recientemente. Lo demás, al margen de la final de la pasada Liga de Naciones ante Croacia que se decidió en los penaltis, son victorias.
Este desparpajo del que ha dotado el técnico a su equipo choca frontalmente con la versión anterior de la Selección, mucho más plana, inofensiva y cansina. Este equipo es fresco y acumula halagos a lo largo y ancho de todo el mundo mientras sigue ganando.
La mentalidad vencedora ha desembocado en una confianza descomunal, y eso mueve montañas. España cree en lo que hace y sabe que está en lo correcto, así que las victorias caen casi por inercia una tras otra.
Todavía queda mucho camino por recorrer para poder parecerse a lo que consiguió aquella generación de las Eurocopas 2008 y 2012, y el Mundial 2010, pero por el momento la Selección encadena ya dos triunfos consecutivos en la Nations League y en la Euro.
Y no sólo eso, sino que el juego vuelve a recordar a los tiempos más felices de un equipo campeón. Viejos laureles se sienten en esta escuadra con una forma de jugar al fútbol maravillosa que sigue besando el éxito de cerca.