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El Barça tenía su primer examen serio de la temporada. Ya había jugado contra Sevilla, Villarreal o Athletic Club durante este curso, pero a los culés les faltaba un rival de entidad superior, un obstáculo a la altura que realmente le exigiera y un contrincante directo en la pelea por los títulos.

El del Bayern de Múnich se presentaba como la prueba de fuego real para este nuevo equipo de Hansi Flick. Las buenas sensaciones y los grandes resultados que venía consiguiendo hasta la fecha podían quedar empañados por un mal resultado ante los bávaros, mucho más aún en vísperas de un Clásico en una semana tan importante.

Pese a que este Barcelona tiene una cara nueva que nada tiene que ver con la de los últimos años, todavía se relame las heridas de aquel 2-8 de hace años. Había cierto aire de revancha en el aire y los culés se cobraron las cuentas pendientes para encauzar su participación en la nueva Champions y, sobre todo, para mandar un mensaje al continente entero.

Raphinha celebra sus tres goles ante el Bayern. REUTERS

Un aspirante a todo

Ya no hay duda de que este Barça está capacitado para salir del bache deportivo en el que se había sumido en los últimos tiempos. La goleada ante todo un Bayern de Múnich, la bestia negra de los últimos años, y sobre todo la manera de conseguirla, suponen un impulso brutal para el proyecto de Hansi Flick.

En un partido de tú a tú, el Barcelona fue ambicioso, no tuvo complejos y echó por tierra toda la negatividad que rodeaba a los culés cada vez que se medían a los bávaros. Los azulgrana se adelantaron en el marcador, y pese a que el Bayern dio la cara durante muchos minutos y equilibró el resultado, la reacción de los catalanes fue excelsa.

Raphinha celebra uno de sus goles contra el Bayern. REUTERS

Este Barça vuelve a jugar como los ángeles. Pero no sólo lo hace ante rivales de menor entidad, también es capaz de desplegar sus mejores virtudes ante contrincantes de primer nivel que aspiran a ganar la Champions. Como el Barcelona, porque la exhibición ante el Bayern hace que este equipo gane enteros para formar parte del saco de favoritos a cualquier cosa.

Hansi Flick ha sabido imprimirle un sello único y característico a un Barcelona que no encontraba su identidad desde hacía años. Los culés ahora van arriba, presionan en campo contrario y son más verticales que nunca. Ya no se aferran a la posesión porque sí, tienen el balón para hacer daño al adversario. 

Ahora les queda completar el segundo reto de esta complicada semana. El Clásico aparece en el horizonte, pero desde luego que los catalanes van a llegar cargados de moral, líderes de La Liga y sabiendo que enfrente tendrán a un Real Madrid que llega con muchas más dudas en su juego.

Raphinha, el nuevo líder

Este Barça ha recuperado también a figuras que parecían no ser aptas para el equipo. Es el caso de Raphinha. Tras dos temporadas en las que nunca deslumbró o llegó a ser esa referencia que se esperaba, este año ha cogido el toro por los cuernos.

El brasileño está en el momento más dulce desde que viste de azulgrana, y la muestra de ello fue el partido contra el Bayern. Un hattrick que destrozó la defensa bávara y que, más allá de los goles, demuestra que está a un nivel excelso, propio de los mejores del mundo.

Raphinha celebra uno de sus goles ante el Bayern en Champions. REUTERS

En un equipo donde Lamine Yamal parecía el elegido para guiar al Barça hacia la recuperación, Raphinha se ha convertido ya no sólo en un gran apoyo, sino en un referente al que seguir. 

Nueve goles y ocho asistencias en los trece partidos que ha disputado hasta la fecha son cifras que hablan por sí solas, que gritan y evidencian la mejoría de un futbolista por el que el Barça pagó casi 60 millones de euros y que, ahora sí, empieza a justificar de verdad su fichaje.

El Barça, sin embargo, no son individualidades. Flick ha conseguido empaquetar a un equipo que cree en su idea a pies juntillas y que parece no tener rival a la altura para frenarle. Los culés van lanzados, pero vivirán su segunda prueba de fuego real el próximo sábado en el Santiago Bernabéu.