De un tiempo a esta parte el fútbol español se ha convertido en un galimatías prácticamente indescifrable. El deporte rey ha ido vendiendo paulatinamente su alma a los derechos televisivos y ahora son las operadoras, con sus horarios dispersos, quienes tienen el mando absoluto y atan tanto los clubes como a sus aficionados.
A los equipos no les queda otro remedio que pasar por el aro en Primera y en Segunda División, donde se mueven por la televisión cantidades ingentes de dinero que conforman amplios porcentajes de los presupuestos anuales, pero esta locura se ha apoderado también de la Primera RFEF sin que los implicados reciban apenas nada a cambio.
La tercera categoría del fútbol nacional sigue sin tener la etiqueta de 'profesional', pero cada vez se mira más en su espejo. El último paso es el de imitar el modelo de los horarios dispersos y disparatados que ya aplica LaLiga tanto en Primera como en Segunda División, pero de manera más sangrante.
La Real Federación Española de Fútbol, la responsable de esta competición, ha abierto el abanico con la confección de cada jornada y tiene en pie de guerra a una buena parte de los cuarenta clubes que forman parte de ella. Los nuevos horarios espantan a los aficionados de los estadios y provocan además pérdidas económicas en muchos equipos.
EL ESPAÑOL le pone voz a este malestar que viven algunos de los clubes que se quejan de falta de comunicación, de planificación y del "despropósito" que es ahora mismo la Primera RFEF con estos nuevos horarios que no satisfacen a casi nadie.
LaLiga y la Federación
El germen de la caótica situación que se vive actualmente en la Primera RFEF con los horarios tiene que ver con el acercamiento que se produjo hace unos meses entre la Real Federación Española de Fútbol y LaLiga.
Con la salida de Luis Rubiales, Pedro Rocha enterró el hacha de guerra y se aproximó a la figura de Javier Tebas para eliminar todas las rencillas que existían entre dos instituciones que se repudiaban mutuamente. La Federación informó a los clubes de Primera RFEF de que la patronal podría jugar un papel importante en los derechos televisivos, pero ese fue el primer paso hacia el abismo.
La RFEF, para demostrar a LaLiga que podía fabricar un producto similar al del fútbol profesional, adaptó sus horarios a los nuevos tiempos sin tener en cuenta que eso sería un gran fastidio para los clubes. Sin embargo, varios meses después los equipos siguen sin tener nuevas noticias al respecto y la cantidad que percibirán por los derechos televisivos, cercana a los 100.000 euros, es tan irrisoria como incierta para los sacrificios que se hacen.
Los clubes se quejan
"No tiene sentido que el año pasado hayamos cobrado 125.000 euros de televisión. En esta categoría, sí que nos compensa renunciar a la parte proporcional que supondría cada partido y poner nosotros el horario. Nos compensaría no recibir esos 100.000 euros y decidir nosotros cuándo jugamos", cuenta a EL ESPAÑOL Eduardo Domínguez, director general de la SD Ponferradina.
"Nosotros estamos muy a disgusto con los horarios y con esta situación en la que por 100.000 euros te atan. No tiene sentido", insiste el mandatario del club berciano, que hace no mucho vivía una situación similar en Segunda División pero a cambio de varios millones de euros.
"Es algo caótico, es un despropósito. Cada vez vamos a peor en la categoría en términos de lo que se pide, lo que se promete y lo que realmente se cumple", apunta por su parte Roberto Pescador, el presidente de Unionistas de Salamanca.
El dirigente del club de fútbol popular lamenta el estado de salud que atraviesa la tercera división del balompié nacional: "Se hacen los horarios de una manera que no se entienden. No se nos da ninguna explicación como tal. Se habló de que iba a entrar LaLiga en los derechos de televisión, pero ahora mismo no tenemos ninguna noticia".
Quien no ve con tan malos ojos esta dispersión de horarios es Alejandro Pérez, el director general de la AD Mérida. "Me parece bien si es un producto que se puede vender con Primera y Segunda División. Si quieres crear un producto atractivo, necesitas esto", afirma Pérez, pero enseguida apunta a los contratiempos.
"Recibir 110.000 euros al año es una vergüenza. Si lo comparamos con las terceras ligas de Europa como Portugal, Italia, Alemania, Países Bajos... En estos países los clubes reciben cerca de 2 millones de euros por club. No se pueden dar estos pasos sin control ninguno. ¿Cómo están repartiendo los horarios? Nos contestan que no hay un criterio sólido", prosigue el mandatario del conjunto blanquinegro.
Contra clubes y aficionados
Los horarios de cada jornada se publican con poca antelación -en contra de las normas de la propia competición- y el baile de fechas también repercute en la economía de los clubes. Viajes programados a última hora o pernoctaciones en desplazamientos en los que en otras condiciones los equipos no deberían quedarse a dormir, también elevan el gasto de los clubes.
Los horarios en esta próxima jornada abarcan desde el viernes a las 20:30 horas, pasando por el sábado a las 15:30, 17:30 y 19:30, y llegando hasta el domingo a las 12:00, 15:30 y 19:30. Hasta siete franjas horarias distintas, algunas de ellas casi intempestivas, que expulsan a los aficionados de los estadios.
"Lo primero para nosotros es la afición. Más allá de la taquilla y lo que se resiente, lo importante es que el equipo esté arropado en casa. El domingo a las 21:30 horas es el peor horario de todos, ese horario debería estar absolutamente vetado", cuenta Alejandro Pérez por parte del Mérida.
Unionistas de Salamanca, uno de los clubes que más masa social arrastra a su estadio cada jornada, también sufre en sus carnes esto: "En los últimos años vemos a más gente que va al campo a ver al equipo de su ciudad porque lo siente más cercano y más real. Sin embargo, poner estos horarios repercute al contrario y resta asistencia. Eso es importante a nivel económico, social y deportivo", dice su presidente.
"Nosotros, por nuestra idiosincrasia, somos un club que defendemos al aficionado de a pie, el que va siempre, pero que por ejemplo nos pongan ahora un partido a las 15:30 en Segovia cuando eso no permite un desplazamiento masivo de gente... Nosotros no hemos jugado ni un solo partido a las 17:30 de la tarde en casa y sin embargo vamos a jugar tres seguidos a las 15:30 horas", relata Roberto Pescador poniendo voz al malestar del equipo salmantino.
"Todo esto puede acarrear una pérdida de abonados. Muchos notan que la climatología no acompaña a esas horas y la gente se queda en casa. Esto te penaliza y tienes que luchar contra esta situación. Nos están haciendo polvo", cuenta por su parte Eduardo Domínguez, el director general de la Ponferradina.
"Nos está tocando mucho jugar el domingo a las 19:30 horas. Es un mal horario sobre todo por los niños. Por ejemplo, no nos ha tocado jugar ningún partido el viernes, y sin embargo nos encantan los viernes", se lamenta Domínguez.
Unos clubes abandonados
Ante esta delicada situación son muchos los equipos que se sienten descuidados y a la deriva, sin apoyo institucional alguno de quien manda en la competición. Incluso algunos ven agravios comparativos con los filiales o con los equipos catalanes y gallegos, que son quienes cuentan con televisiones autonómicas que retransmiten los encuentros más allá de la plataforma habitual.
"Nos sentimos un poco abandonados. No son sólo los horarios, es que no tenemos un seguimiento, no hemos vuelto a tener ni una sola reunión ni información de nada. No sabemos cómo se va a repartir exactamente el dinero de la televisión porque hay varios criterios", cuenta Roberto Pescador.
Este mismo sentimiento se extiende por diferentes equipos: "Te sientes un poco apartado y abandonado por la Federación por esa falta de comunicación que existe. Nosotros tendríamos que participar más en la planificación de los horarios", asevera Eduardo Domínguez.
"La ejecución no es buena, la ejecución es nefasta", incide por su parte Alejandro Pérez. Mientras los clubes y los aficionados siguen sufriendo las consecuencias de este experimento con la Primera RFEF, el tiempo pasa y nada parece que vaya a cambiar próximamente. Es el castigo de una categoría que busca el profesionalismo pero que está muy lejos de conseguirlo.