La disputa por albergar la final del Mundial 2030 enfrenta a tres colosos arquitectónicos y futbolísticos: el Santiago Bernabéu de Madrid, el Camp Nou de Barcelona y el Grand Stade Hassan II de Casablanca. Estos estadios, destacados en el informe final de la FIFA, compiten no solo por su capacidad de albergar un evento de tal magnitud, sino también por el simbolismo que cada uno aporta. Aunque el Bernabéu parte como favorito, cada estadio cuenta con fortalezas y debilidades que avivan el debate.
El Santiago Bernabéu, recientemente renovado, se posiciona como el aspirante más sólido para acoger la final. El informe de la FIFA destaca su estatus como "uno de los estadios de fútbol más famosos del mundo", con una rica historia que incluye eventos como las finales del Mundial de 1982 y de la Champions League de 2010. Su modernización incluye un techo retráctil, un césped modular que puede guardarse bajo tierra y una pantalla gigante de 360 grados. Además, su ubicación en el corazón de Madrid lo convierte en un epicentro logístico ideal.
Sin embargo, su capacidad bruta, estimada en el límite del requisito mínimo de 80.000 asientos, es una desventaja frente a sus rivales. Este factor, aunque técnicamente aceptable, supone un reto frente a la FIFA, que valora estadios con mayor aforo. A pesar de esto, las instalaciones técnicas del Bernabéu superan los estándares requeridos, desde iluminación y conectividad hasta asientos VIP, VVIP y de 'hospitalidad'.
Además, las relaciones entre la FIFA y el Real Madrid son excelentes, lo que empuja a que el Bernabéu pueda ser el estadio elegido. El informe señala que, de seleccionarse como sede, la FIFA trabajará con el estadio para ajustar configuraciones y optimizar su capacidad operativa. "La disponibilidad de asientos hospitality y palcos cumple con los requisitos", indica el documento, resaltando también el compromiso del estadio para mejorar accesos para personas con movilidad reducida.
El Camp Nou, en plena transformación, busca recuperar su lugar como uno de los estadios más emblemáticos del mundo. Su capacidad proyectada de 103.447 asientos lo coloca muy por encima del requisito mínimo, una ventaja notable frente al Bernabéu. Sin embargo, la remodelación presenta desafíos. En el informe de la FIFA se destacan mejoras inicialmente anunciadas, como el techo retráctil y la pantalla de vídeo de 360 grados, que finalmente han sido descartadas, lo que resta valor a su propuesta.
El estadio, actualmente en construcción, se propone como una "instalación de última generación", aunque los cambios en su plan inicial han generado interrogantes sobre si podrá cumplir con todas las expectativas de la FIFA. Su finalización completa está prevista para 2026, mientras que el regreso del Barça al estadio se ha ido retrasando y ya apunta a febrero del año que viene como pronto.
El Grand Stade Hassan II de Casablanca representa la propuesta más ambiciosa, pero también la más incierta. Este estadio, que aspira a ser el más grande del mundo con una capacidad de 115.000 asientos, aún no ha comenzado su construcción. Las obras arrancan y concluirán en 2028, dejando poco margen para imprevistos. A pesar de ello, su diseño vanguardista y su ubicación estratégica entre Casablanca y Rabat lo convierten en una opción atractiva.
El informe de la FIFA elogia su potencial para catalizar el desarrollo urbano en una zona de 100 hectáreas, con conexiones ferroviarias y viales modernas. Sin embargo, su falta de tradición histórica en comparación con el Bernabéu y su dependencia de un cronograma ajustado generan dudas sobre su viabilidad.
Tres estadios, misma puntuación
A pesar de sus diferencias, los tres estadios obtuvieron la misma puntuación global de 4.3 sobre 5 en el informe técnico de la FIFA. Este empate refleja la alta calidad de las propuestas, pero también subraya que la decisión final pueda depender de factores intangibles, como la historia, la logística y la capacidad de cumplir con los plazos establecidos.
La FIFA también considera el impacto simbólico del estadio elegido. En este sentido, el Bernabéu destaca por su legado y su papel central en la oferta conjunta de Marruecos, Portugal y España para albergar el Mundial. La final, programada para el 21 de julio de 2030, será el cierre de un torneo que comenzará con una 'Celebración del Centenario' en Sudamérica, con partidos en Uruguay, Argentina y Paraguay.
La oferta Marruecos/Portugal/España incluye 20 estadios en total, con España como eje principal. Entre los estadios españoles, además del Bernabéu y el Camp Nou, destacan el Metropolitano (Madrid) y La Cartuja (Sevilla), que podrían albergar alguna de las semifinales, y otros recintos como San Mamés (Bilbao), La Rosaleda (Málaga), el estadio de Gran Canaria (Las Palmas), Anoeta (San Sebastián) y el RCDE Stadium (Barcelona), propuestos para cuartos de final. Por último, Riazor (A Coruña) y la Nueva Romareda (Zaragoza) optarán a los octavos de final.
La ceremonia de apertura del Mundial tendrá lugar el 13 de junio, y el torneo culminará más de un mes después. En total, habrán pasado 45 días desde el primer partido de la cita —como parte de la celebración del centenario— hasta la final. La propuesta conjunta combina tradición, modernidad y diversidad, elementos que la FIFA ha valorado como una "interesante gama de opciones".
La decisión final
La elección del estadio que acogerá la final no será solo técnica, sino también política y simbólica. El Bernabéu, con su legado histórico y su equipamiento de vanguardia, parte con ventaja pese a su ajustada capacidad. El Camp Nou apuesta por su ambición renovadora, mientras que el 'megaestadio' de Casablanca promete una visión de futuro.
Con todos los ojos puestos en la FIFA, la decisión sobre el estadio finalista será un reflejo del equilibrio entre tradición, modernidad y viabilidad. El 11 de diciembre, por fin, se oficializará la candidatura en el Congreso de la FIFA. Para saber las sedes definitivas habrá que esperar más, hasta 2026.