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Kylian Mbappé sigue centrando todos los focos en cada partido que juega el Real Madrid. Tras fraguar un fichaje que llevó años y se cocinó a fuego muy lento, las expectativas que había generado el francés con su llegada al Santiago Bernabéu se habían disparado, pero hasta el momento no se están colmando del todo. 

Cada encuentro se ha convertido en un juicio público para el delantero. Su irregular estado de forma, unido al dudoso momento que también vive el equipo, ha provocado que las críticas sobre él se disparen y las esperanzas depositadas en su figura hayan empezado a esfumarse en los más impacientes.  

El partido de este pasado domingo ante el Getafe fue la muestra de las dos caras que está mostrando Kylian Mbappé esta temporada en el Real Madrid. Su gol le hace recobrar el pulso anotador y le confirma como uno de los máximos artilleros de la competición, pero sus sensaciones siguen atrayendo vibraciones negativas y dejan claro que está lejos del Mbappé del París Saint-Germain.

Mbappé falla en el mano a mano ante Soria. REUTERS

La cara, el gol

Los delanteros viven de los goles y a Kylian Mbappé le hacen más falta que nunca. Después de que el curso pasado firmara el año más goleador de su carrera en el París Saint-Germain, se esperaba que en el Real Madrid esos dígitos siguieran siendo exageradamente altos.

Sin embargo, al campeón del mundo se le está atragantando más de lo esperado ver portería. Cuenta ya con diez goles en su haber esta temporada, una cifra que no está nada mal, pero el madridismo espera todavía mucho más de un futbolista de su talla y con tanta pólvora.

Ante el Getafe volvió a ver portería. Cedió el penalti para que lo anotara Bellingham, pero antes del descanso Kylian pudo resarcirse de sus malas sensaciones en Anfield y maravilló al Bernabéu con una definición de categoría. 

Su ejecución desde fuera del área, con un lanzamiento ajustado que tocó en el poste antes de colarse en la portería de David Soria, recordó la increíble calidad que tiene en las piernas Mbappé. Su celebración, con rabia, vino a demostrar que el francés siente presión por la temporada que está cuajando.

La cruz, la ansiedad

Sin embargo, se pudieron ver varios síntomas que denotaron que Mbappé no está en su mejor momento de forma. Seguramente, otra versión más acertada del delantero habría terminado el partido con varios goles en su cuenta particular ante las grandes ocasiones de las que dispuso y que se marcharon al limbo.

Mbappé está falto de chispa y de confianza. Tuvo espacios para correr a la contra, situaciones de juego de uno contra uno en carrera en las que siempre ha sido letal, pero una y otra vez los rivales le ganaron la partida.

Falto de velocidad para marcharse en carrera, también de desborde para regatear a los defensas en el cara a cara, Mbappé estuvo muy voluntarioso a la hora de ofrecerse pero no consiguió alcanzar ese brillo que le hace ser un futbolista diferencial. 

El francés está en una especie de bloqueo mental. Él mismo es quien más presión se pone sobre sus hombros porque es el primer interesado en rendir al máximo, pero todo esto le está jugando una mala pasada. Quizás el gol ante el Getafe le sirva para, poco a poco, ir reencontrándose con el Kylian Mbappé de hace unos meses.