El Barça ha logrado reencontrarse consigo mismo. Después de un mes en el que las dudas se instalaron sobre el club azulgrana, el equipo de Hansi Flick emergió para ofrecer su mejor versión en Son Moix. Una actuación sobresaliente para dar un nuevo golpe sobre la mesa y reafirmar, si es que había duda de ello, su clara candidatura al título.
Lo hizo recuperando la finura en dos facetas que hasta ahora le habían guiado a ser un equipo imparable: el fuera de juego y la pegada en ataque. Dos factores que les han permitido dominar las áreas y que frente al Mallorca volvieron a sacar a pasear, especialmente en una segunda mitad de quilates.
Volvió al once Lamine Yamal y su equipo lo notó. El jovencísimo extremo español se divirtió y ofreció una masterclass en tierras bermellonas a pesar de no logra ver puerta. Dejó una asistencia para enmarcar con el exterior de su bota izquierda hacia un Raphinha que sigue en estado de gracia.
Nada ni nadie parecen poder con el brasileño. Se podía pensar que lo suyo se trataba de un inicio de temporada formidable, pero ya son varios meses de regularidad constante que le han dejado como una de las principales figuras del campeonato. Ya suma 11 tantos en Liga y mantiene intacta su inspiración de cara a gol.
Máxima necesidad
Todos los ojos del fútbol español estaban puestos en Mallorca ante la posibilidad de un nuevo tropiezo del Barça ante una de las grandes revelaciones de la temporada. Pero los de Flick cumplieron con su deber y trasladaron toda la presión al tejado del Real Madrid.
Los de Carlo Ancelotti lograron eliminar de un bocado su desventaja en la tabla con el club azulgrana, pero este triunfo culé les vuelve a dejar sin opción al fallo. Y deberán rendir en una plaza complicada y contra uno de los mejores equipos de La Liga: San Mamés y el Athletic Club.
Un duelo en la Catedral del fútbol español y en la que el equipo blanco deberá ofrecer su mejor versión si no quiere perder la comba con el Barça. Ahora mismo la distancia es de cuatro puntos con dos partidos menos. Hay margen, es cierto, pero viendo el nivel del Barça este año no conviene la relajación.
Para el choque, Carlo Ancelotti contará de nuevo con la presencia de Aurelien Tchouaméni. El centrocampista galo lleva varias semanas lejos de los terrenos de juego tras una lesión ante el Milan, pero estará a las órdenes del italiano para ocupar el lugar que ha dejado huérfano Camavinga.
El galo deberá recuperar su mejor versión para ser útil en el Madrid. Sin embargo, toda la responsabilidad recaerá sobre la figura de Kylian Mbappé. El parisino debe liderar el ataque ante la ausencia de Vinicius, pero todavía sigue lejos de su mejor nivel. Mejoró ante el Getafe con un gol de altura, pero perdonó varias ocasiones que un futbolista de su calado no se puede permitir. Ante el Athletic tendrá una nueva oportunidad para resarcirse.
Un estadio talismán
No cabe duda que San Mamés es uno de los campos más complicados del fútbol español. Desde el ambiente en todos sus partidos hasta el extra que dan los jugadores del Athletic siempre que juegan ante su público. Sin embargo, este feudo se ha convertido en talismán para el Real Madrid en los últimos tiempos.
Y es que el club blanco encadena nueve temporadas sin perder en el estadio del equipo rojiblanco. La última derrota liguera en suelo bilbaíno llegó el 7 de marzo de 2015. Un duelo en el que los vascos se llevaron los tres puntos gracias a un gol de Aritz Aduriz. Desde entonces, el balance es de seis victorias y dos empates para los blancos.
De hecho, las últimas cuatro visitas del Madrid a San Mamés se han saldado con victoria. El curso pasado, en el partido que abrió La Liga 23/24, el equipo de Ancelotti se impuso 0-2 gracias a un doblete de Bellingham. El mismo resultado llegó en la 22/23 y un 1-2 en la 21/22.
Existen razones para ser optimistas con el Real Madrid, pero no cabe duda que la presión será máxima. Un encuentro que se puede decidir por detalles y que puede ser clave en el devenir del campeonato liguero.