En la última jornada de la Premier League, la campaña Rainbow Laces, destinada a fomentar la inclusión de la comunidad LGTB+ en el fútbol, ha generado controversia debido a las decisiones tomadas por algunos jugadores y clubes.
Aunque la mayoría de los capitanes de los 20 equipos se sumaron al gesto de llevar un brazalete arcoíris, simbolizando su apoyo a la lucha por los derechos y la aceptación de la comunidad LGTB+, algunos se mostraron reacios a participar, citando motivos religiosos. Esta situación ha puesto en evidencia las tensiones entre la iniciativa inclusiva de la liga y las creencias personales de algunos jugadores.
Sam Morsy, capitán del Ipswich Town, fue el único jugador de la Premier League que decidió no portar el brazalete arcoíris en la última jornada. Morsy, musulmán practicante, explicó que su decisión estaba basada en sus creencias religiosas.
Esta postura ha suscitado un amplio debate sobre la interacción entre la libertad religiosa y las campañas de inclusión en el deporte profesional. Desde Ipswich Town, el club manifestó su firme compromiso con la inclusión LGTB+ y su apoyo a la campaña Rainbow Laces, subrayando que la negativa de Morsy no reflejaba la postura del equipo.
"Respetamos la decisión de nuestro capitán, quien ha optado por no llevar el brazalete arcoíris debido a sus creencias religiosas. Seguiremos fomentando un entorno en el que todos seamos valorados y respetados, tanto dentro como fuera de la cancha", señaló el club en un comunicado oficial.
A pesar de la negativa de su capitán, Ipswich mantiene su apoyo a la inclusión y tiene planeado un evento en apoyo a la comunidad LGTB+ con el Crystal Palace en los próximos días.
El caso de Morsy no es aislado. En la temporada pasada, Anel Ahmedhodzic, capitán del Sheffield United, también se negó a portar el brazalete arcoíris, aunque no especificó el motivo detrás de su decisión.
Además, fuera de la Premier League, jugadores como Orkun Kökcü e Idrissa Gueye, del Feyenoord y el PSG respectivamente, también han alegado razones religiosas para rechazar el gesto.
Este tipo de objeciones han llevado a un cuestionamiento sobre los límites entre el respeto a la diversidad y la libertad de conciencia de los jugadores. Mientras algunos consideran que la campaña Rainbow Laces es esencial para promover la inclusión, otros creen que la diversidad de creencias religiosas dentro de los equipos debe ser igualmente respetada.
Brazalete personalizado
Otro incidente que ha generado polémica involucra a Marc Guehi, capitán del Crystal Palace. El futbolista, quien es un devoto cristiano, escribió mensajes religiosos en su brazalete arcoíris durante los partidos de la campaña Rainbow Laces, lo que violó las normas de la FIFA que prohíben incluir mensajes religiosos, políticos o personales en el equipo de juego.
El jugador escribió "I love Jesus" (Me encanta Jesús) en su brazalete durante el partido contra el Newcastle, y luego "Jesus loves you" (Jesús te ama) en el siguiente encuentro frente al Ipswich Town.
A pesar de la infracción, la FA no tomó acciones disciplinarias formales contra Guehi, aunque se le recordó que tales mensajes violan las normativas sobre el equipo de juego.
La situación subraya la complejidad de combinar las campañas de inclusión con las creencias personales de los jugadores, especialmente en un deporte globalmente visible como el fútbol.
Paso atrás del United
Un incidente similar ocurrió en el Manchester United, donde los jugadores iban a vestir una chaqueta con temática arcoíris como parte de la campaña Rainbow Laces antes del partido contra el Everton.
Sin embargo, el plan se suspendió en el último momento después de que Noussair Mazraoui, jugador musulmán, informara a sus compañeros de equipo que no estaría dispuesto a usar la chaqueta debido a sus creencias religiosas.
Para evitar que Mazraoui fuera el único jugador sin la prenda, el equipo decidió que ninguno de los jugadores la llevaría. Esta decisión causó frustración en algunos miembros del equipo, así como en Adidas, que se había comprometido a proporcionar las chaquetas.
El Manchester United, por su parte, reafirmó su apoyo a la campaña LGTB+ y expresó que cada jugador tiene el derecho de sostener sus propias opiniones, especialmente cuando se trata de creencias religiosas.
El club también destacó su compromiso con la diversidad y la inclusión, y subrayó que la postura de Mazraoui no refleja el punto de vista de la institución, sino que se trataba de una decisión personal.
La campaña Rainbow Laces ha logrado generar un amplio debate sobre cómo el fútbol puede ser un motor para la inclusión social y el respeto por los derechos de las comunidades LGTB+.
Sin embargo, los recientes eventos han dejado en evidencia las complejidades de equilibrar las creencias personales de los jugadores con el objetivo de promover una cultura inclusiva en el deporte. Si bien es crucial que se siga trabajando en la sensibilización sobre los derechos LGTB+, también es importante que se mantenga el respeto hacia la diversidad de creencias y opiniones dentro de los equipos y las ligas.
El camino hacia una inclusión plena en el fútbol puede ser sinuoso, pero la conversación que ha surgido a raíz de estos incidentes demuestra que aún hay un largo recorrido por recorrer. La clave estará en encontrar un equilibrio que permita apoyar a la comunidad LGTB+ mientras se respetan las libertades individuales, tanto dentro como fuera del campo.