La confirmación por parte de la FIFA este miércoles de Marruecos, Portugal y España como anfitriones del Mundial 2030 marca el inicio de un desafío de magnitud histórica para estos países. El organismo internacional ya publicó un exhaustivo informe sobre las capacidades y carencias de cada nación, subrayando que, aunque el esfuerzo es notable, hay asignaturas pendientes por resolver.
España tiene el objetivo de organizar tanto el partido inaugural como la gran final del torneo. Para ello, los principales candidatos son el remodelado Santiago Bernabéu y el Spotify Camp Nou, que competirán contra el espectacular Grand Stade Hassan II de Casablanca, un recinto que promete ser el más grande y moderno del continente africano con una capacidad de 115.000 espectadores cuando se inaugure en 2028. Aún así, el informe también destaca que varias sedes españolas, como Riazor en A Coruña, enfrentan serios desafíos para recibir el visto bueno definitivo por parte de la FIFA.
Además, en el plano jurídico, tanto España como Portugal han recibido una calificación de "aceptable" frente al "excelente" otorgado a Marruecos. La FIFA instó a ambos países a mejorar este marco para evitar riesgos operativos y económicos.
Han pasado casi seis décadas desde que España organizó su único Mundial, en 1982. En aquel entonces, el país transitaba de la dictadura de Franco a la democracia, siendo un evento que simbolizó una nación en transformación. Ahora, en un contexto completamente diferente, España recibe el encargo de coorganizar la Copa del Mundo junto a Marruecos y Portugal, con Argentina, Uruguay y Paraguay aportando su cuota simbólica al albergar partidos inaugurales en conmemoración del centenario del primer Mundial de 1930.
La decisión fue anunciada en un congreso extraordinario de la FIFA, celebrado de manera telemática desde Zúrich y presidido por Gianni Infantino. La candidatura conjunta fue confirmada por aclamación, un reconocimiento al trabajo y las alianzas que los tres países han tejido a lo largo de los últimos años. Aunque Ucrania estuvo en un principio en la ecuación, su exclusión debido a la inestabilidad provocada por la guerra redujo el número de socios a tres, consolidando la candidatura ibero-marroquí.
Infraestructuras en la lupa
Los preparativos para el Mundial 2030 implican una inversión significativa, que el Gobierno español estima en 1.433,2 millones de euros. De las once sedes propuestas por España, cinco ya están terminadas y requieren solo mejoras menores: Santiago Bernabéu, Metropolitano, San Mamés, RCDE Stadium y el Reale Arena. Sin embargo, otras como Riazor y La Nueva Romareda enfrentan retos más complejos.
En el caso de Zaragoza, el estadio presenta problemas en la organización del espacio exterior, lo que dificulta la separación de flujos de grupos. Riazor, por su parte, necesita acuerdos entre el Deportivo y el ayuntamiento para acometer reformas esenciales. Ambos recintos, con calificaciones de 3,8 y 3,4 puntos respectivamente en el informe de la FIFA, solo podrán albergar partidos de octavos de final.
El Santiago Bernabéu, con una capacidad actual de 78.298 asientos, necesita aumentar su aforo a los 80.000 exigidos por la FIFA para ser considerado para la gran final. Por otro lado, el Spotify Camp Nou alcanzará los 103.447 espectadores una vez finalicen sus obras en 2026, convirtiéndolo en el estadio más grande de la candidatura. Mientras tanto, Marruecos apuesta por el futurista Grand Stade Hassan II, cuya capacidad será superior a la de sus rivales.
La designación de la final
El Bernabéu es el estadio mejor posicionado para acoger la final, gracias a su iluminación, conectividad, butacas VIP y su ubicación en Madrid, una ciudad que cumple con creces en transporte, alojamiento y servicios. Estos aspectos fueron destacados por la FIFA en su informe. Aún así, el Spotify Camp Nou, por su mayor aforo y su renovación integral, también tiene opciones serias. El Metropolitano, aunque excelente en casi todos los aspectos, queda descartado para la final por no alcanzar el aforo mínimo exigido.
Sin embargo, el papel de Marruecos no debe subestimarse. La construcción del Grand Stade Hassan II simboliza una fuerte apuesta por parte del país africano, que ya contó con el respaldo decisivo de la Confederación Africana de Fútbol para asegurar su participación en la candidatura. El hecho de que los partidos en suelo marroquí serán los segundos en África en la historia de los Mundiales, tras Sudáfrica 2010, también aporta un componente simbólico importante.
La asignatura pendiente
El informe de evaluación de la FIFA subraya que España y Portugal deben reforzar su marco jurídico para garantizar el éxito organizativo del torneo. "La Real Federación Española de Fútbol ha presentado documentos contractuales de organización que conforman un marco jurídico adecuado para organizar el torneo en España. Sin embargo, hay un número considerable de documentos que contienen divergencias o que directamente no se han presentado, lo cual genera un riesgo operativo y económico para la FIFA", apuntaba el informe.
En contraste, Marruecos ha recibido elogios por su marco jurídico "excelente", gracias a la exhaustividad de su documentación y compromisos contractuales. Portugal también presenta algunos vacíos, especialmente en lo referente a contratos de estadios.
La FIFA instó a las autoridades españolas y portuguesas a revisar los compromisos de estadios, instalaciones de entrenamiento y hoteles, así como a cerrar acuerdos con la autoridad aeroportuaria en el caso de España. Este aspecto será clave para disipar cualquier duda sobre la capacidad de ambos países de cumplir con los estándares exigidos.
A seis años del evento, queda mucho por hacer. La FIFA, que a partir de ahora controlará directamente el desarrollo del proyecto a través de un comité organizador, ha subrayado la importancia de cumplir con los planes presentados. Aunque las 11 sedes españolas, las 6 marroquíes y las 2 portuguesas han obtenido una alta puntuación global, las reformas pendientes y los retos logísticos no deben subestimarse.
El Mundial de 2030 no solo representa un hito deportivo, sino también una oportunidad para fortalecer la colaboración entre tres continentes. Para España, es también una ocasión para demostrar su capacidad organizativa y corregir esas debilidades señaladas en el informe de la FIFA.