Imagen de la candidatura de Arabia Saudí para organizar el Mundial de 2034

Imagen de la candidatura de Arabia Saudí para organizar el Mundial de 2034 Reuters

Fútbol

Arabia Saudí ya tiene su guinda: un Mundial de fútbol futurista en 2034 con lío por las fechas y los derechos

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Arabia Saudí ha sido ya confirmada como anfitriona del Mundial de fútbol 2034, un evento que promete ser un despliegue de tecnología y lujo sin precedentes, pero no exento de controversias. Este anuncio, realizado este miércoles durante el Congreso Extraordinario de la FIFA, cierra una etapa de expansiva influencia del reino saudí en el mundo del deporte. Sin embargo, las críticas por posibles violaciones de derechos humanos y las dudas sobre el calendario del torneo ya generan tensión en el horizonte.

El Mundial 2034 representará el clímax de la estrategia saudí para consolidarse como un referente deportivo global. Aunque la FIFA otorgó la candidatura "por aclamación", organizaciones como Amnistía Internacional y grupos de defensa de derechos laborales han alzado la voz contra la elección, alertando sobre los riesgos que conlleva para miles de trabajadores migrantes y por la persistente represión contra la disidencia en el país.

El aspecto más destacado de la candidatura saudí es la ambiciosa propuesta arquitectónica. De los 15 estadios planificados, 11 serán completamente nuevos, y ocho ni siquiera han comenzado a construirse. La FIFA, que calificó la infraestructura con un "semáforo amarillo", reconoce el potencial de los proyectos pero también advierte sobre los riesgos asociados al ajustado cronograma. Estos estadios, distribuidos en cinco ciudades —Riad, Yeda, NEOM, Abha y Al Khobar—, serán un escaparate de tecnología punta y diseños vanguardistas.

NEOM, la futurista ciudad que encarna el programa saudí Visón 2030, será sede de uno de los proyectos más espectaculares: un estadio incrustado en un acantilado a 350 metros de altura, accesible en barco o crucero. Este recinto estará rodeado por una pared de cristal que promete redefinir los límites de la arquitectura deportiva.

En Riad, la capital, se construirán ocho estadios, incluyendo el King Salman Stadium, con capacidad para más de 92.000 espectadores. Este imponente recinto acogerá el partido inaugural y la final del torneo, y será el nuevo hogar de la selección saudí. Además, la cercana Qiddiya albergará un estadio ubicado en lo alto del monte Tuwaiq, con un sistema de refrigeración alimentado por agua de lluvia que se transformará en hielo, una muestra de la innovación tecnológica que busca posicionar a Arabia Saudí como líder mundial.

¿Otro Mundial en invierno?

El calor extremo del verano saudí ha llevado a la FIFA a considerar nuevamente la celebración del torneo en invierno, como sucedió en Qatar en 2022. Las temperaturas en junio y julio pueden superar los 40 grados, lo que hace inviable disputar los partidos en las fechas tradicionales. Aunque esta decisión busca proteger a jugadores y aficionados, también genera conflictos con las principales ligas del mundo, que tendrán que interrumpir sus calendarios para acomodar el evento.

La organización saudí, sin embargo, asegura que está dispuesta a superar todos los desafíos. La FIFA destacó en su informe la "ambición única e innovador" del proyecto saudí, que también incluye la construcción de 175.000 nuevas plazas hoteleras y una infraestructura de transporte optimizada para recibir a millones de visitantes.

El anuncio de Arabia Saudí como sede no ha estado exento de polémica. Una veintena de organizaciones, lideradas por Amnistía Internacional, han criticado la decisión de la FIFA, acusándola de ignorar las violaciones sistemáticas de derechos humanos en el país. Estas críticas incluyen la represión contra las mujeres, la criminalización de la homosexualidad, la falta de libertad de expresión y el uso generalizado de la pena de muerte.

"La decisión temeraria de la FIFA de dar la Copa del Mundo a Arabia Saudí sin asegurar una protección de los derechos humanos pondrá muchas vidas en peligro", afirmó Steve Cockburn, jefe de derechos laborales de Amnistía Internacional. Además, advirtió que los obreros migrantes —principalmente provenientes de Asia— podrían enfrentarse a condiciones de trabajo precarias y peligrosas si no se implementan reformas laborales sustanciales.

El ministro de Deportes de Arabia Saudí celebra la concesión del Mundial de 2034

El ministro de Deportes de Arabia Saudí celebra la concesión del Mundial de 2034 Reuters

Esta situación trae ecos de las denuncias que rodearon la organización del Mundial de Qatar en 2022, donde miles de trabajadores fueron explotados durante la construcción de los estadios e infraestructura asociada. QLa FIFA sigue fallando a la hora de compensar a los obreros que fueron explotados en Qatar y demuestra que no ha aprendido la lección", añadió Cockburn.

Un camino despejado

La elección de Arabia Saudí como anfitriona también fue consecuencia de la falta de competencia. Según las regulaciones de la FIFA, después de que un continente organice un Mundial, ningún otro país de esa región puede postularse para las dos ediciones siguientes. Esto dejó fuera a Europa, América del Norte y Sudamérica, restringiendo la elegibilidad a Asia y Oceanía.

Aunque Australia exploró la posibilidad de presentar una candidatura, finalmente decidió retirarse. Las razones incluyeron el alto costo de organización, la dificultad para asegurar acuerdos con estadios polideportivos y el temor a dañar sus relaciones dentro de la Confederación Asiática de Fútbol. "No me gusta tirar dardos a una diana. Prefiero apostar por cosas seguras", explicó James Johnson, director ejecutivo de Football Australia.

Fuegos artificiales en celebración del Mundial de 2034 en Arabia Saudí

Fuegos artificiales en celebración del Mundial de 2034 en Arabia Saudí Reuters

Sin otros competidores en el panorama, Arabia Saudí quedó como la única opción viable, consolidándose como sede del Mundial 2034 por defecto.

Visión 2030 

Más allá del evento deportivo, el Mundial de 2034 forma parte de un plan más amplio liderado por el príncipe heredero Mohammed bin Salman. El programa Visión 2030 busca diversificar la economía saudí más allá de los combustibles fósiles, mejorar la reputación internacional del país y responder a las demandas de una población joven y en rápido crecimiento.

El deporte es uno de los pilares clave de esta estrategia. Arabia Saudí ya ha invertido miles de millones en patrocinio de eventos deportivos y fichajes estelares en el fútbol, como el caso de Cristiano Ronaldo, que actualmente juega en el Al Nassr. El Mundial será la guinda del pastel, un escaparate global para mostrar la transformación del país y proyectar una imagen moderna y abierta al mundo.