El Valencia de Peter Lim parece un equipo muerto en vida. Es doloroso viniendo de uno de los clubes más importantes del fútbol español. Una entidad inmersa en la mayor crisis económica que se le recuerda y que atraviesa también una situación deportiva de máximo riesgo. Algo que había ahuyentado en los últimos años.
La derrota frente al Valladolid ha sido la gota que ha colmado el vaso. El Valencia es colista de La Liga en diciembre y la amenaza de descender a Segunda División es una realidad. Lo malo es que no parece que exista una solución sencilla ante el inmovilismo de Peter Lim.
La inoperancia del magnate singapurense dentro del mercado ha ido debilitando con el paso de las temporadas. No llegan fichajes, los futbolistas con valor se malvenden y mantenerse en la máxima categoría del fútbol español sirve de salvoconducto para aguantar el chaparrón. Una tormenta que lleva demasiado tiempo sobre el cielo de Mestalla.
Descender a Segunda podría significar un punto de inflexión en el club che. Conllevaría perder ingresos por televisión y la posibilidad de traer buenos futbolistas para hacer renacer al Valencia no dejaría de ser más que una utopía. Es un momento crítico y serán los que juegan en el verde quienes deberán sacar las castañas del fuego. Poco o nada se espera de Lim. No es para menos.
La sentencia de Baraja
"Los números son malos e indefendibles". Lo reconoció el propio Baraja en la rueda de prensa de Pucela. Ni una leyenda como el 'Pipo' soporta los registros del equipo desde el abril. Poco queda ya de aquel equipo repleto de jóvenes y savia nueva que merodeó puestos europeos el curso pasado.
Los datos son demoledores. El Valencia solo ha sumado 12 de los últimos 66 puntos en juego. O lo que es lo mismo, solo ha ganado 2 partidos de La Liga de los últimos 22. Solo 2 de 21 puntos en la recta final de la temporada pasada y tan solo 10 de 45 puntos en la actual campaña. Son números de descenso.
El balance desde aquel Valencia-Betis de abril con Europa en juego es de 14 derrotas, 6 empates y 2 victorias. Los del Pipo desde entonces solo han sido capaces de superar al Girona (2-0) tres días después de que el equipo de Míchel debutara con derrota en la Champions contra el PSG en el Parque de los Príncipes y al Betis (4-2) en el emotivo homenaje de Mestalla a las víctimas y los afectados de la DANA.
La racha se ha agravado en las últimas semanas con tres derrotas consecutivas (0 de 9 puntos) contra el Mallorca, el Rayo Vallecano y el Valladolid. El crédito se le ha acabado a Baraja. O eso parece a la espera de que Peter Lim de luz verde a rescindir su contrato. Aunque no parece dispuesto a aceptarlo de momento fruto de tener que abonarle el finiquito.
Mientras tanto, ante la más que probable salida de Baraja antes de final de año, los contactos con otros entrenadores ya han comenzado. El que más gusta en la entidad valencianista es Quique Sánchez Flores, una leyenda en el club che.
Duelo crucial
De momento, lo normal es que Baraja se siente en el banquillo este próximo miércoles 18 de diciembre en el duelo contra el Espanyol en Cornellà. Un partido vital por la permanencia en el que un tropiezo ya sería insostenible.
Será un encuentro para recuperar choque aplazado de la jornada 13 fruto de la DANA que asoló en Valencia. Algo positivo para el equipo che ya que podrá recortar puntos y acercarse a la permanencia. El fin de semana recibirá al Alavés para cerrar el año, pero el 3 de enero jugará contra el Real Madrid en el segundo de los partidos aplazados por la DANA.
El duelo frente a los de Ancelotti puede que sirva como puerta grande o enfermería. Una victoria supondría una bocanada de aire fresco y una inyección de moral no solo por imponerse a un rival de enjundia, sino también por seguir recortando puntos con los equipos de 'su liga'. Eso sí, perder puede suponer que la herida se agrande.
Y es que jugar contra el Real Madrid siempre supone un arma de doble filo. El premio puede ser muy grande, pero también existe la posibilidad de sufrir una derrota dolorosa y perder más confianza si cabe. Sea como fuere, se avecinan semanas movidas en Valencia.