Rafael Louzán Abal. Ese fue el nombre que resonó con fuerza hasta en 90 ocasiones durante el recuento de votos que se depositaron para elegir al nuevo presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Una mayoría absoluta que redujo a la nada la intención de Salvador Gomar de darle un nuevo aire al ente federativo.
El proceso interminable y tortuoso llegó a su final ayer. Tras meses interminables de espera, el fútbol español elegía a su nuevo mandamás y estaba ante uno de los momentos más importantes de su historia reciente.
La Federación tenía prácticamente la obligación de lavar su imagen, de empezar a dejar atrás el bochorno en el que se ha sumido en los últimos tiempos y de abrir una nueva era alejada de los escándalos. Sin embargo, hay quien piensa que la misión ha fracasado y que lo que viene a continuación va a ser más de lo mismo.
Es más que una sensación, es algo que confirmó incluso el propio protagonista. Rafael Louzán se autopresentó como una especie de sucesor de Pedro Rocha, alguien inhabilitado para el que, sin embargo, no tuvo más que palabras de admiración y agradecimiento.
Precisamente el propio Louzán podría ser inhabilitado el próximo 5 de febrero y volver a empezar el cuento de nunca acabar en la Federación. Sobre él pesa una condena por prevaricación, y si no prospera su recurso ante el Tribunal Supremo dentro de apenas dos meses podría volver a dejar un alarmante vacío de poder en la RFEF.
Un presidente 'manchado'
Desde que presentó su candidatura, el nombre de Rafael Louzán comenzó a verse con cierto recelo. Era el hombre que más aseguraba la línea continuista con el anterior mandato de Pedro Rocha, y eso le facilitó las puertas de los avales por el actual sistema electoral, pero su nombre estaba vinculado con oscuros asuntos judiciales.
Expresidente de la Diputación de Pontevedra, sobre el de Ribadumia pesa una sentencia por prevaricación desde que fue condenado en 2021. Este escrito le inhabilita para ejercer cualquier cargo público por un periodo de siete años.
En los Estatutos que figuran en la página web de la Real Federación Española de Fútbol figura, en su artículo 19, que nadie que esté inhabilitado para ejercer un cargo público podrá ser miembro de la RFEF, pero eso no ha sido óbice para que Louzán ya haya sido proclamado nuevo presidente de la Federación.
La inhabilitación viene por la concesión a una empresa en 2013 cuando presidía la Diputación de una subvención de 86.311 euros para realizar unas obras de mejora del campo de fútbol de Moraña que ya estaban, en su mayor parte, ejecutadas.
Desde 2014 Louzán presidía la Real Federación Gallega de Fútbol, pero bajo su mandato se ha granjeado algún que otro enemigo. El último de ellos, Abel Caballero, el alcalde de Vigo, quien culpó abiertamente al nuevo presidente de la RFEF de dejar sin Mundial a la ciudad gallega.
"Hizo todo lo posible para que Vigo no fuera seleccionado como sede, lo hizo él y fue él el que lo anunció", aseveró el edil de Vigo, que también tachó al nuevo presidente de la Federación Española de "oscurantista, negacionista y anti-Vigo".
Por otra parte, Rafael Louzán también formó parte del pacto que firmaron Rocha y Tebas para repartirse la RFEF y LaLiga, tal y como desveló EL ESPAÑOL. El gallego fue el puente entre ambas partes, y ahora contaba también con el beneplácito del mandatario de la patronal.
La prolongación de Pedro Rocha
Que Rafael Louzán llega a la Real Federación Española de Fútbol para trabajar en una línea continuista a la de Pedro Rocha era un secreto a voces. Ya era el 'protegido' y por eso contó con los avales necesarios con tanta facilidad, pero él mismo se encargó de dejarlo claro en su primer discurso como nuevo presidente.
"Pedro Rocha es un gran dirigente y una gran persona. Porque las dos cosas se pueden ser. Es más, debería ser así. Pedro comenzó un camino al que vamos a dar continuidad", dijo sin tapujos el gallego sobre su predecesor, inhabilitado para poder presentarse a las elecciones.
Las alabanzas del nuevo presidente a alguien que en tan poco tiempo en el cargo suscitó tanta polémica y terminó siendo inhabilitado han resonado con fuerza y hacen crecer el escepticismo sobre el nuevo presidente.
La Federación buscaba la entrada de aire fresco después de los innumerables escándalos en los que se ha visto sumida desde el fatídico beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso en la celebración del Mundial. Los dos últimos presidentes han sido inhabilitados para ejercer cualquier cargo, y ahora Louzán podría seguir el mismo camino el próximo 5 de febrero si el Tribunal Supremo no atiende su recurso.
Si eso sucede, la RFEF volvería a caer en un vacío de poder inaceptable para una potencia futbolística como España. Los preparativos del Mundial, entre otras muchas cosas, siguen encima de la mesa, y la Federación podría volver a detener su actividad de manera brusca y bochornosa.