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Peter Lim se encuentra en el ojo del huracán tras la última decisión que marcará el futuro inmediato del Valencia CF: la contratación de Carlos Corberán. El técnico de Cheste llega con la misión de sacar al equipo de la zona de descenso y revitalizar un proyecto que ha perdido el rumbo. El fichaje, que incluye el pago de una cláusula de rescisión de más de dos millones al West Bromwich Albion, se cierra con un contrato por lo que queda de temporada y dos años más. Esta apuesta de Lim es vista como su última bala para revertir la crisis deportiva e institucional que atraviesa el club.

La llegada de Corberán como nuevo entrenador se presenta en un momento crítico. El Valencia está empatado en puntos con el colista de La Liga, el Valladolid, y a cuatro puntos de la salvación. Su estreno será el próximo 3 de enero contra el Real Madrid en Mestalla, en un encuentro que promete estar cargado de tensión tanto en el campo como en las gradas. Para muchos aficionados, esta decisión representa una apuesta desesperada de Meriton Holdings, la empresa de Lim, que en la última década ha enfrentado duras críticas por su gestión.

El fichaje Corberán no ha estado exento de controversia. Sumido en una crisis de resultados, el Valencia destituyó a Rubén Baraja tras una pésima racha que dejó al equipo al borde del abismo. El despido de Baraja no solo implica un elevado coste económico —unos cinco millones de euros en concepto de finiquito, que se está negociando—, sino que dejó a la directiva sin margen de error en su próximo movimiento. La apuesta por Corberán, que nunca ha dirigido en La Liga, es vista como de máximo riesgo.

El recorrido de Corberán como entrenador incluye etapas destacadas. Tras iniciar su carrera en categorías juveniles, su gran salto llegó como parte del cuerpo técnico de Marcelo Bielsa en el Leeds United, donde adquirió los fundamentos de un fútbol de alta intensidad y presión constante. Posteriormente, dirigió al Huddersfield Town, llevando a un equipo con recursos limitados hasta las semifinales del playoff de ascenso a la Premier League. Su estilo ha sido elogiado por figuras como Jürgen Klopp, quien destacó la identidad clara que imprimió en sus equipos.

A pesar de estas credenciales, las dudas persisten. Corberán nunca ha entrenado en España, y las condiciones actuales del Valencia son especialmente difíciles. El técnico llega a un equipo debilitado, con escasas incorporaciones en los mercados recientes. En verano, el club gastó apenas 1,5 millones de euros, menos de lo invertido ahora en su cláusula de rescisión. Para muchos, esto refuerza la percepción de que la dirección deportiva está improvisando en un contexto de emergencia.

El futuro del club

Las críticas no han tardado en llegar. Una de las voces más destacadas ha sido la del exguardameta Santiago Cañizares, quien expresó en su perfil de (antes Twitter): "Dar 2,5 años de contrato y pagar rescisión a un entrenador con nula experiencia en LaLiga es una operación de máximo riesgo. Ojalá salga bien, pero se aleja del criterio natural". Para Cañizares, esta operación refleja una falta de planificación a largo plazo y podría ser el preludio de un cambio de propiedad en el club.

El posible cambio de manos del Valencia no es un rumor nuevo, pero la crisis deportiva está acelerando este escenario. En su década al frente, Lim ha enfrentado constantes protestas de la afición, que lo acusa de desmantelar un proyecto competitivo. La actual apuesta por Corberán podría ser el último intento de salvar el club antes de una eventual venta.

Carlos Corberán, junto a Marcelo Bielsa, en su época en el Leeds

Por si fuera poco, la llegada de Corberán no estará acompañada de grandes movimientos en el mercado invernal. En el club no hay margen financiero para refuerzos significativos. Esto es lo que se le negó a entrenadores como Quique Sánchez Flores, quien rechazó el banquillo al no recibir garantías de un proyecto sólido. En este contexto, el técnico de Cheste se enfrenta a un desafío titánico, confiando en sus métodos y en la plantilla actual.

Los próximos meses serán decisivos no solo para el futuro de Corberán, sino también para el legado de Lim como propietario del Valencia. Si el equipo logra la permanencia, esta decisión podría verse como una jugada maestra. Pero si el descenso se materializa, quedará como el epílogo de una gestión que ha llevado al club a su peor momento en décadas. Corberán lo sabe: su éxito o fracaso no solo definirá su carrera, sino también el futuro de uno de los equipos más históricos del fútbol español.