El Mónaco – Manchester City es sin duda el duelo más esperado de esta semana. Más allá de la épica culé y la polémica, el choque entre los de Pep y el actual líder de la liga francesa es una cita ineludible para cualquier aficionado. Si el 5-3 de la ida pareció poca cosa, las declaraciones postpartido de Pep en la que aseguraba que “tienen que marcar en Mónaco” para pasar ronda nos garantizan otro espectáculo. Y Guardiola tiene mucha razón, el City tiene que salir a ganar porque cualquier planteamiento excesivamente defensivo va en contra de la lógica: su plantilla no tiene centrales fiables, laterales en forma, ni medios de contención de primer nivel. El City no tiene defensa de Champions.
La debilidad del City comparada con los grandes
El Manchester City está por debajo de lo esperado. Por resultados no ha dicho adiós a la Premier League, aunque no parece posible que cace al Chelsea; en copa de la liga le eliminó el United y en la FA Cup ya está en semifinales. No es un mal año, pero un traspié continental sería un giro inesperado. Y la verdad es que no se puede descartar. En todas las competiciones el City ha tenido demasiados fallos tontos atrás, da igual tener al central más caro del mundo (John Stones) o los retoques en la portería (Joe Hart debe sonreír viendo al City por el televisor de su piso en Turín), los problemas atrás lastran a un teórico favorito por la Champions.
Sorprendió la planificación de plantilla del club. Laterales que estaban en entredicho, en especial en la banda izquierda (Kolarov – Clichy) y centrales lejos del nivel de los mejores (el mercado está muy complicado en esa posición). Todo aderezado con el peor Claudio Bravo de siempre y un sistema que no resguarda a su defensa. Guardiola reconoce el error en la planificación y sabe que con esos nombres no puede especular, por eso nos deja días como el 5-3.
Cogiendo a los que eran los máximos favoritos por la Champions (incluyendo varios ya eliminados), el Manchester City es el segundo equipos que más goles encaja por partido. Además, analizando los tiros recibidos y los pases de sus rivales llegamos fácil a la misma conclusión que Pep, mejor que en Mónaco no confíe en su defensa y salga a ganar. Sólo el meta del cuadro monegasco tiene un peor promedio de tiros recibidos por cada gol encajado que el City; es decir, el portero que menos eficiencia tiene. Más preocupante es el dato de pases del rival por cada gol encajado: al City le llegan en menos combinaciones que el resto y cada 185 pases rivales le hacen gol. Lejos de los otros candidatos.
La temeridad y el coste de oportunidad
En octavos de final de Champions cualquier equipo tiene armas para dañar. Algunos son muy buenos y otros no, pero para estar entre los ocho mejores de Europa se necesitan argumentos para competir y fortalezas para soñar. Si a eso le sumamos un emparejamiento igualado, todo resulta más atractivo: las fortalezas de uno, las debilidades del otro y los desequilibrios en función de qué plan elegir. En el 5-3 de la ida, Guardiola tuvo una buena dosis de suerte, más allá del penalti marrado por Falcao, el Mónaco encontró la manera de dañar y sólo le faltó el acierto: 15 disparos es un buen aviso para la vuelta. Por su parte, el ataque del City ganó con su mejor noche en cuanto a porcentaje de acierto (más de un 60% de sus remates fueron gol). Pep necesita un cambio de guion, si todo se repite necesitará que el Mónaco falle tanto como en la ida y que su ataque esté tan acertado.
El City arriesgó: dio toda la banda al lateral izquierdo del Mónaco, permitió que Mbappé buscara siempre la espalda de sus centrales (y así llegó un gol), prefirió ubicar a sus hombres en campo rival antes que en el suyo y dejó a Yaya Touré y sus centrales con muchos metros para frenar a Mbappé y Falcao. El colombiano lo agradeció especialmente. El riesgo estaba pero el acierto arriba les salvó, muchos goles para poca producción aunque no se puede negar que la segunda parte se acercó más a lo que quería Pep que lo que intentó Jardim. Fue un pulso en el que cada uno corrió sus riesgos y los pagó.
El hombre impasible en el centro del campo 'citizen'
Yaya Touré, el eterno debate sobre si debe ser titular o no. Cuando todos pensábamos que no estaba para la élite, pero sí para marcar un par de goles contra los peores equipos Premier, llega Guardiola y le pone de pivote defensivo en Champions. Acaba siendo algo sorprendente, pero tiene su lógica. El City no saca bien el balón desde atrás y el Mónaco es uno de los equipos más trabajados para robar en campo rival. Guardiola quiere a Yaya sacando la bola sin problemas (y ahí es muy bueno), su 90% de acierto en pases dan la razón al técnico. El problema es que sin balón no roba, no intercepta y sus entradas son casi testimoniales si le toca ir al suelo. Es otro de los riesgos de Pep y todos ellos nos llevan a lo mismo: el sistema defensivo del City no está al nivel medio de los candidatos a Champions.