El Real Madrid de ayer, de hoy y de siempre. El Real Madrid ganador. El Real Madrid de los abuelos, hijos y nietos. El Real Madrid de las 12 Copas de Europa. El Real Madrid de Cristiano. El Real Madrid que se 'comió' al PSG. [Narración y estadísticas: Real Madrid 3-1 PSG]
En San Valentín, Real Madrid. En el amor, el Santiago Bernabéu y la Champions. La historia nunca acaba. Suena el himno de las estrellas y todo es diferente. El Real Madrid vivirá siempre enamorado de una Copa de Europa que nunca le traicionará. Con ganas, garra, fútbol y corazón ganó al PSG. Con doblete de Cristiano. Con gol de Marcelo. Con Asensio cambiando todo. Se avecinan los cuartos.
No duden nunca del Real Madrid. No merece la pena minimizar al mejor equipo de la historia del fútbol. Cuando está herido es más peligroso. Cuando parece que va a morir, renace. 3-1 al PSG. Hubo que frotarse los ojos. 10 minutos finales cambiaron todo. De un empate al que el Real Madrid debía agradecer se acabó con dos goles de diferencia en su victoria.
Tampoco minimicen al actual Balón de Oro. Cristiano podrá haber perdido velocidad, disparo y calidad, pero siempre está ahí. Cuando no está tan bien, dos goles a todo un PSG. El primero, de penalti, el segundo 'a lo Raúl'. Pero ahí había que estar. El gol es todo en el fútbol y Cristiano lo tiene. Ahí está la diferencia. Ni Neymar ni 222 millones de euros. Cristiano sigue siendo decisivo.
Cuando todo estaba creado para un pase cómodo del PSG, el Madrid recordó al mundo, y también a su propia afición, que el campeón de Europa vive en el Bernabéu. Suena el himno de la Champions en el Santiago Bernabéu y todo es diferente. El fútbol, la vida, el amor.
Qué manera de dejarse el alma, el corazón y la cabeza. Se vació el equipo de Zidane, que le puso al partido un ritmo jamás visto esta temporada. Era otro Madrid, totalmente disfrazado. La Champions cambia por completo al Madrid. Benzema peleó, la defensa se controló, Marcelo brilló, Isco destacó, Kroos resurgió, Asensio cambió el último tramo de partido y hasta Zidane acertó con los cambios. Felicidad en Chamartín.
En una gran primera mitad, posiblemente la mejor de todo el año, el Real Madrid demostró que cuando quiere, puede. Ni el golpe de un gol en contra le derrota. El tanto de Rabiot a la media hora de juego, en un fallo defensivo (otro más) aunque en este con mala suerte, podría haber sido el inicio del hundimiento psicológico y futbolístico de los blancos, pero el Madrid siguió en pie.
Kroos, listo, entendió cómo iba el partido. Cuando la primera parte agonizaba, se internó en el área, en una zona sin peligro, y Lo Celso pecó de novato. Penalti. En la práctica (y en la teoría) lo es, aunque otros muchos días no se piten. Fue la diferencia entre la experiencia y el debut. El PSG, que pidió otro penalti por manos de Ramos, se presentó en el Bernabéu con tres nuevos, sin experiencia en Champions y lo pagó. No duden de la definición de Cristiano en el penalti. Lo marcó como (casi) siempre. Y anotar penaltis no es tan fácil como se presupone.
Al PSG, durante fases del partido, le mantuvo vivo Areola, un portero muy lejos del top mundial que sin embargo en el Bernabéu hizo bien su trabajo. También Keylor, con una mano salvadora ante Mbappé en el inicio de la segunda parte que hubiera cambiado todo. A medida que pasaban los minutos el PSG hizo más méritos por marcar, pero el Madrid, con diez minutos finales, todo lo cambió.
La salida de Asensio dio otro aire a un partido que acabó de forma inimaginable. En el 83', Cristiano aprovechó un rechace y remató con suerte a puerta. Era un gol que ya alegraba al Madrid, pero que le sirvió para enrabietarse. Cuatro minutos después, Marcelo puso el tercero. Al Parque de los Príncipes va con mucha ventaja.
El problema del PSG es que ha fichado estrellas pero, aún, no ha creado equipo. Las virtuosidades de Neymar están muy bien, son brillantes, pero los títulos llegan con esfuerzo y sacrificio de todos, no con regates asombrosos de uno o dos jugadores. El PSG es un equipo descompensado, con una defensa que aprueba por poco y con parte de su once aún verde en grandes citas. No significa esto que estén ya eliminados. Cuidado.
Como era presumible, el Real Madrid en Champions fue otro. Su cara es mucho más alegre porque esta competición es su amor eterno. "Así, así, así gana el Madrid", comenzó a gritar un Bernabéu ansioso por vivir noches como la de este miércoles. Nunca duden del Real Madrid en Copa de Europa. Juega mucho más que al fútbol.