Sergio Busquets, una década siendo el Messi invisible del Barcelona
El centrocampista regresa tras su pequeña lesión. Su ausencia se nota en un equipo que no le encuentra aún sustituto y en el que el de Badia es tan imprescindible como el argentino.
4 abril, 2018 02:19Noticias relacionadas
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Hace ya nueve años y medio, en septiembre de 2008, aparecía en el fútbol español un altísimo y delgado centrocampista que rompía los cánones de lo anterior visto en esa posición. Le daba la alternativa, arriesgando hasta su puesto, un Pep Guardiola recién llegado a los banquillos que, seguramente sabiéndolo, estaba descubriendo a su heredero en el Barcelona.
Una década después, Sergio Busquets sigue siendo infalible e insustituible. Es de esos jugadores a los que el fútbol les rejuvenece. Campeón de todo con el Barcelona y con España, siempre adoptó un papel secundario, influenciado por el perfil bajo que tiene a nivel mediático, que contrarrestaba con lo que era realmente en el campo: imprescindible.
Recuperado de su fractura en la falange del quinto dedo del pie derecho, una lesión que le impidió ir a los dos amistosos con España, teniendo así dos semanas más para llegar perfecto al tramo decisivo con el Barcelona, Busquets será titular, salvo recaída de última hora, este miércoles en el fácil compromiso de cuartos de Champions ante la Roma (20:45 horas). El Barça, este año sí, ha tenido mucha suerte en el sorteo.
En el día a día, Busquets es reconocido por los que más le pueden influir, los entrenadores, pero siempre le ha faltado el foco de lo que al final queda y se recuerda: lo mediático. Su perfil bajo, su nombre no comercial, también su nacionalidad (los españoles nunca han sido muy reconocidos en el exterior) y su forma de vivir le hace no ser tan reconocido como otros pese a ser el mejor centrocampista del mundo en la última década. Solo Casemiro le iguala en los últimos años. Busquets es un jugador que se dedicó a ser futbolista en el centro del campo y persona normal fuera de él.
Su mínima ausencia en estos últimos partidos ha mostrado a un Barcelona más proclive al sufrimiento. Sin Busquets, el líder de la Liga en Sevilla un descontrol en el centro del campo que hizo más notoria su ausencia, que normalmente controla todas esas acciones y tapona los ataques rivales. El conjunto andaluz desperdició numerosas ocasiones que se crearon con suma facilidad, sin tener el Barça una figura que evitara esa sangría. En realidad, Busquets, diez años después, no tiene un sustituto real. Y eso es grave.
Hasta su pequeña lesión, Sergio Busquets lo había jugado prácticamente todo. Solo se había perdido cinco partidos (uno por sanción y cuatro por decisión técnica, de los que dos fueron ante el Real Murcia de 2ªB en Copa del Rey) de los 50 que ha jugado este año con Barcelona y selección española. Y de los 45 encuentros disputados, en 43 (todos menos ante Girona y Sporting de Portugal) fue titular y en 33 jugó el partido al completo.
Los datos explican a la perfección el papel vital de Busquets en el Barcelona, que ha sido fijo con todos sus entrenadores (Guardiola, Tito Vilanova, Jordi Roura, 'Tata' Martino, Luis Enrique y Valverde), pero que cuando alcanza ya la treintena de edad (la cumplirá en julio) es más relevante que nunca. El internacional español es el tercer jugador clave, junto a Ter Stegen y Messi, para el técnico extremeño.
Los focos este año se fueron siempre a Leo Messi, algo lógico ante el gran año que está haciendo el argentino. Cuando el '10' no fue el que decidió, apareció Ter Stegen. Fueron los dos que más titulares se llevaron, pero entre unos y otros ahí siempre estuvo Busquets. En un año con menos influencia de Iniesta o Luis Suárez en el juego culé, Sergio no ha frenado. En silencio arregló todo.
Reapareciendo en el momento clave, Busquest se ha ganado el derecho a pasar a un primer plano de una vez por todas. Lógicamente no es Messi, pero su ausencia se puede llegar a notar tanto como la del argentino. El Barcelona de la última década, jugara a lo que jugara, jugó siempre con Busquets como hombre fijo.
Tras dos años consecutivos (y tres de los últimos cuatro) eliminado en cuartos, el Barcelona olfatea ya las semifinales, aunque, claro, deberá jugar antes. Ante la Roma, el equipo de gala. Con Messi ya de titular, Luis Suárez buscará 'mojar' por primera vez en Champions. Aunque resulte increíble, el uruguayo no ha marcado ningún gol en esta edición de la Copa de Europa.
Sin que la Roma sea un regalo, la Roma no tiene nivel de cuartos. Era, con diferencia, el más débil de los ocho que quedaban y llegó aquí tras eliminar al Shakhtar Donetsk en octavos (2-2 global, pasó por el valor doble de los goles a domicilio) y acabar primero, tiene mérito, en un grupo con Atlético de Madrid (al que no ganaron ni en el Olímpico ni en el Metropolitano) y al Chelsea, hoy hundido en Premier y eliminado en Champions.
Con el inagotable Edin Dzeko como gran amenaza, escoltado el bosnio por Perotti, ex del Sevilla, y El Shaarawy, la Roma se presenta en el Camp Nou con el objetivo de llegar vivo al partido de vuelta. Es imposible ocultar que no solo la victoria del Barcelona es lo más probable, sino también la goleada. Alisson, el enésimo portero que ha sonado para el Real Madrid, titular con Brasil, y la medular formada por el polémico Nainggolan y el vetarano De Rossi, otros de los puntos fuertes del equipo entrenado por Di Francesco.
Pese a que la ronda ya es de las importantes, el partido no exige gran atención. La diferencia entre el líder de la Liga (y favorito a ganar la Champions) con el tercero de la liga italiana (a 18 puntos de la Juventus) es abismal. El Barcelona debería ganar y sentenciar. Tiene esa suerte este año.