El Sevilla, en fin, plantó cara. Sí, lo hizo. A ratos, incluso, fue mejor que el Bayern, lo superó y se sintió con posibilidades. Pero dos errores, sólo dos, lo condenaron. Aunque, quizás, por aquello de la corrección, sea mejor decir que fueron dos acciones desafortunadas. Dos tantos en propia puerta. Nada más. Y, de pronto, todo al carajo: brazos en jarra, caras de disgusto.. y un resultado complicado para la vuelta. Eso es lo que afronta ahora el equipo de Montella, que tendrá que remontar en el Allianz si quiere estar en semifinales. Una hazaña complicada, puede que imposible, pero digna de un equipo que ha demostrado ser capaz de cualquier cosa. [narración y estadísticas: 1-2].
En realidad, el Sevilla no mostró grietas ni aristas durante gran parte del partido. Compareció como si su talla fuese la del gigante alemán, de igual a igual, sin complejos ni limitaciones. Compaginó intensidad con vértigo y ocasiones con temblores momentáneos en las piernas. De hecho, pudo adelantarse nada más empezar. Sarabia, frente a la portería, con los dos flancos libres, la mandó fuera, pero no desfalleció. Falló la primera, pero metió la segunda. El madrileño recibió un balón de Escudero, aprovechó el error de la defensa y adelantó a los andaluces. Adiós al titubeo; al carajo las dudas. Con Correa volviendo loco a Kimmich, el equipo de Montella fue mejor. Sí, puede que no tuviera la pelota, pero dio más sensación de peligro.
El partido, sin embargo, tornó hacia el otro lado sin avisar. Vidal se lesionó y entró James. Y, de pronto, el Bayern mejoró hasta encontrar el gol. En una jugada desafortunada, el colombiano se la puso a Ribéry y éste le pegó a puerta. El balón tropezó en Jesús Navas y dejó clavado a David Soria. 1-1. Hasta entonces, más allá de tocar la pelota, habían hecho poco los alemanes. Da igual. Su vitola de equipo grande, de gigante del fútbol europeo, le sirvió un empate en bandeja. Qué cosas.
El Bayern acabó mejor la primera mitad y se alzó en la segunda. Tocó la pelota, como venía haciendo con Guardiola, como intentó mantener con Ancelotti y como quiere Heynckes. Y, de nuevo, tuvo la fortuna a su favor. Centro al área, remate de Thiago, vuelve a dar en un defensor y se mete dentro. Palo gordo, de los que no se esperan. Y, claro, con el resultado a favor, al Sevilla le faltó fuelle y los alemanes continuaron con su particular camino hacia semifinales. Realmente, se ven en ellas. Y no es para menos. Defenderán resultado en el Allianz. Allí, el equipo de Montella tendrá que confiar en volver a hacer historia. No sería la primera vez, pero... ya saben.
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