“¿Y qué hacemos ahora con Bale? Lo mismo después de este golazo tenemos que seguir aguantándole”.
(Madridista con bigote, Aeropuerto de Kiev, 3 AM, 27.05.18.)
De todas las cosas inaceptables con las que Gareth Bale ha puesto a prueba la paciencia infinita del madridismo desde que hace cinco eternos años recaló en el club (entre las que se cuentan aberraciones como jugar al golf, ser tímido, hablar mal español y jugar con el patrimonio del club a base de lesionarse con alevosía), acaso el gol estratosférico con el que decidió el sábado una Final de Champions League sea la más intolerable de todas.
Corrían los ochenta cuando Beenhakker dejó en el banquillo a Butragueño en un partido de Copa de Europa. La jugada, arriesgada, salió bien, por lo que el técnico holandés esperaba recibir la felicitación del presidente Mendoza cuando este le llamó a su despacho. Nada más lejos de la realidad.
-Leo, ¿sabes lo que hiciste ayer?
-Sí, presidente. Eliminar al campeón de Europa.
-No. Poner en entredicho un activo del club haciéndole suplente.
Tres décadas después, el madridismo ha llamado a su despacho a Gareth Bale, que ha acudido pensando (siempre será un alma cándida) que ha sido requerido para recibir gratitud y parabienes. Ni mucho menos.
-Gareth, ¿sabes lo que hiciste el sábado?
-Creo que sí. Decidir una Final de Champions con el mejor gol que he marcado en mi carrera y, tal vez, con el mejor gol jamás marcado en una Final de Champions.
-Te equívocas. Lo que hiciste el sábado es poner en duda lo que hace Manolo Lama cuando te llama despectivamente “el Coletas”, y no sé si sabes que aquí ante la palabra de Manolo Lama nosotros nos persignamos y le seguimos. Lo que hiciste el sábado es propiciar en nuestras almas un atisbo de indulgencia ante tus continuas lesiones, con las que una vez tras otra nos ofendes. Lo que hiciste el sábado es enfrentarnos a la tentación de perdonarte por no haber fichado en la oficina el día del Leganés o el del Espanyol porque estabas lesionado, intentando hacértelo disculpar a última hora con un gol bonito, sí, importante si se quiere, pero a última hora, como los malos estudiantes. En fin. Menos mal que en la Premier, incomprensiblemente, aún tienes buen cartel y nos dejarás cincuenta millones más en caja.
A diferencia de lo que pasa en la Premier, donde son todos imbéciles, Bale nunca ha tenido buen cartel en el madridismo pipero, que es el que llena el Bernabéu los domingos con su infinita sabiduría y esas putamadreadas que tan grande han hecho al club lanzadas desde la grada sobre los jugadores propios. Esa grada no lleva bien las ausencias laborales, ya sean por el sóleo o por lo que sea. Si el guiri no quiere jugar ante el Getafe por asuntos propios (véase rotura muscular), por lo menos que se lo tome como día de vacaciones, habrase visto. El socio paga su cuota religiosamente y eso, igual que le da derecho a hacerse una foto con Cristiano Ronaldo cuando le salga de los cojones (como se llegó a oír en una Asamblea del Madrid), le da derecho a exigir también que Gareth Bale no se lesione nunca. Después que no venga a intentar compensar con chilenitas que nos den la Trece ni con carreras a la gloria en Mestalla ni con goles en la prórroga que nos den la Décima ni con penaltis lanzados a la pata coja que nos den la Undécima. Aquí impera la ley del chupatintas: hay que trabajar todos los días sin faltar uno para que cuando llevemos quince años en el club nos den una placa al empleado modelo, amén de un diploma entregado por Tomás Roncero. Aquí no importa la gloria; importa el que nunca se te eche en falta bajo el flexo.
Tras la Final de Kiev, Gareth Bale realizó unas declaraciones profundamente inoportunas. Fue su primera falta pública de ejemplaridad en cinco años, y los burócratas se han apresurado a llenarse de razones. Juega al golf, es tímido, habla mal español, nos ofende con sus lesiones y se caracteriza por rajar ante la prensa.
Yo tengo a Florentino Pérez por lo más lejano a un burócrata que existe. Le tengo, en el mejor de los sentidos, por un vendedor y un conseguidor de sueños. Gareth Bale ha contribuido decisivamente a conseguir al menos 3 de los 4 sueños más importantes en los que ha participado. El Madrid no necesita para nada los cien o ciento cincuenta millones que el mercado le daría por Bale. Si por sus lesiones Bale no puede ser el buque insignia, le pido que fiche otro buque insignia y haga lo posible para que Bale se quede cumpliendo otro papel.
Florentino, no se deje llevar por los burócratas.