Este jueves, los niños blanquiazules en Barcelona podrán celebrar en la cara de su amigo culé, en esa rivalidad tan bonita y sana que se realiza en el colegio, que al fin ganaron un derbi catalán. Una de las rivalidades más desiguales que existen en el fútbol español cayó después de muchos años del lado del más débil, el del Espanyol, que ganó de la forma más épica posible a su eterno rival. [Narración y estadísticas: Espanyol 1-0 Barcelona]
El Espanyol ha demostrado que Cataluña sí es mucho más que el Barcelona. Los culés son lógicamente el equipo más poderoso, el más rico y el más exitoso, pero no solo están ellos. Los pericos alzaron su voz para gritar que ellos también tienen mucho que decir. La victoria es histórica porque es la primera del Espanyol en su nuevo campo, en Cornellà-El Prat.
El estadio blanquiazul, que se estrenó en el verano de 2009, jamás había visto a su equipo ganar el derbi barcelonés. Han tenido que pasar nueve años para lograrlo. Muchos niños nunca habían visto a su Espanyol ganar y por eso merecen festejar sin complejos lo de este miércoles. Al margen de lo que pase en el partido de vuelta, donde el Barça sigue siendo muy favorito para pasar a semifinales de la Copa, la alegría ya la tienen. Desde esa minoría que son, y en muchos casos aplastados, pueden ir al colegio a decirle a sus amigos culés, que son los mayoritarios, que les han ganado. La magia del fútbol.
Y logró el Espanyol la victoria con un esfuerzo titánico en la segunda mitad. La clara inferioridad que tenía en el campo la igualó con garra y con la creencia en sí mismo. Fue la victoria de la hermandad entre equipo y afición. La victoria que se crea desde atrás, con un paradón de Diego López, y que acaba arriba, con un gol del canterano Melendo en el minuto 88. Una de las victorias que más habrá gritado el espanyolismo en años.
Y es la primera derrota del Barcelona desde agosto. Le ganó el Madrid en la Supercopa y le gana ahora el Espanyol en Copa. Sus dos máximos rivales le electrocutaron, aunque el Barça, eso sí, cayó de pie. Ni mucho menos hizo un mal partido ni sale tocado. Simplemente pierde, porque esto es fútbol y alguna vez tenía que pasar.
Todo cambió en el minuto 62. De Burgos Bengoetxea, el árbitro que expulsó a Cristiano Ronaldo en el Camp Nou en la Supercopa de España, pitó penalti a favor del Barcelona con 0-0. La pena máxima era muy discutible. Muy polémica. Pero, como antaño, el árbitro vasco señaló lo que beneficiaba al Barça, aunque también perdonó a Aarón la expulsión. Lo sorprendente fue lo que pasó después.
Porque Diego López hizo una de las paradas más espectaculares en un penalti que se hayan visto. Lo tiró Messi, con lo difícil que supone parar ya al argentino. Y lo tiró muy bien, fuerte y pegado al palo. Messi hizo lo que tenía que hacer, incluso lo hizo mejor. Pero, de repente, el exportero del Real Madrid hizo un milagro. Sacó una mano brutal para parar ese penalti.
Ahí cambió todo. La afición se creyó que aquello era posible, el Espanyol adelantó líneas y hasta la megafonía empujó en cada córner. Se formó un ambiente muy bonito en el estadio. Las muchas banderas de España se alzaron. Y el equipo de Quique Sánchez Flores, muy inferior en plantilla, presupuesto y todo aquello que quieran comparar, lo logró. Un canterano, Melendo, disparó de forma precisa un pase perfecto de Víctor Sánchez en el 88'. La épica en Cornellà-El Prat.
Ganó el Espanyol por primera vez un derbi en su estadio. Los niños pericos de 15-18 años, con el mérito que tienen de hacerse blanquiazules en Barcelona, nunca habían visto ganar a su equipo al Barça. Deben celebrarlo. Se lo merecen. El primer derbi entre los dos mejores equipos de Tabarnia es del Espanyol.