Cuando después de enganchar la volea del 1-0 Modric se deslizaba de rodillas hacia el córner, se tropezó allí con un hincha. Con la cabeza pintada de blanco y rojo y la primera camiseta de Croacia, parecía haber saltado directamente de un bar de Zadar, y no de la grada. Teletransportado del abrazo de los colegas a la melé con los jugadores. Al instante, la cámara que seguía el lance miró para otro lado. Se abalanzaron también sobre el grupo dos seguratas con peto naranja y sacaron al intruso de allí. La escena recordaba las fulminantes operaciones de descontaminación de 'Monstruos S.A'.
La empresa de la película se dedica a asustar a los niños para extraer energía de sus gritos. Para conseguirlo, sus empleados monstruos deben cruzar permanentemente de su mundo al de los humanos, que les resulta muy tóxico. De vez en cuando, en el trayecto arrastran algún fragmento del mundo humano al suyo, lo que desencadena una frenética maniobra de descontaminación que elimina aquello que ha cruzado de un lado a otro. Como el hincha pintado de blanco y rojo. El fútbol lleva décadas refinando sus protocolos para esterilizarse. En mayo de 1985 una avalancha de aficionados mató a 39 personas en las gradas del estadio de Heysel, poco antes de que empezara la final de la Copa de Europa entre el Liverpool y la Juventus. En cuanto limpiaron un poco, se jugó el partido.
Estos primeros días de Eurocopa están resultado especialmente molestos para la brigada de descontaminación. En el país europeo en teoría más protegido por el riesgo de atentados, el Inglaterra-Rusia se preparó en Marsella con tres días de peleas callejeras y decenas de heridos, alguno muy grave. Se oyó poco más que el mantra "Eso nada tiene que ver con el fútbol", una especie de letanía de exorcista. Hasta que aquellos turistas que nada tenían que ver con el fútbol y que veranean todos los años en Marsella entraron al estadio. En un momento del partido, algunos de los rusos pasaron a la zona de los ingleses (como los del Liverpool con los de la Juve en Heysel). Una contaminación. Si se desangran, que lo hagan en la calle.
Al día siguiente, la UEFA amenazó a Inglaterra y Rusia con expulsarlos del campeonato, sin hacer mención alguna a su propio personal de seguridad, que permitió que entraran las bengalas con las que se lanzó el ataque. También en la película de Pixar desaparecían un tiempo los monstruos que traían a casa fragmentos del otro mundo enredados en el pelaje.
Así que se entiende muy bien lo que dijo De Gea el viernes después de que se publicara su relación con Torbe y sus chicas: "Pueden poner lo que quieran, es todo falso". El portero no estaba hablando tanto de verdad/falsedad, como de geografía. Siguiendo los códigos de las brigadas descontaminadoras, el "todo falso" lo que hacía era trazar esa línea que la realidad no debe cruzar hacia el fútbol. Lo falso, ya se trate de whatsapp o de croatas pintados, por su propia naturaleza, está fuera. Enseguida vendrán los seguratas o una jefa de prensa a terminar de barrer.