Y al segundo partido, Bélgica despertó. Los de Domenico Tedesco firman una soberbia actuación para arrollar a Rumanía y restituirse como una de las selecciones llamadas a alcanzar las rondas finales. Un gol en cada extremo del partido, Tielemans en el inicio y De Bruyne cuando la recta final del partido hacía acto de presencia, sellaron precintaron un triunfo capital. [Así hemos vivido la victoria de Bélgica sobre Rumanía]

Vientos de cambio sacuden a la selección belga. Aquella generación dorada que llevó a los Diablos Rojos a ser favoritos al título en grandes torneos se dio de bruces en Qatar y dio paso a una nueva etapa. Todavía sobreviven algunos retazos de aquella camada, humanizados en De Bruyne, Lukaku o Witsel, que comparten focos con Doku, Onana, o Trossard. 

A esta nueva generación de Bélgica tampoco le siente bien el cartel de favorito, como se pudo comprobar en su debut ante Eslovaquia, pero han reaccionado a tiempo. O eso parece depués del triunfo ante la correosa Rumanía que llegaba con la botella del optimismo descorchada tras su goleada a Ucrania en el primer partido, aunque se va de Colonia con el tapón puesto por obra y gracia de Kevin De Bruyne.

Kevin de Bruyne celebra su gol anotado ante Rumanía. REUTERS.

Su tanto en el tramo final sentenció un partido en el que el VAR volvió a negarle un gol de Lukaku, gafado con tres dianas anuladas en dos jornadas, y al que los de Tedesco llegaron con muchas urgencias y poco tiempo. Como el que necesitó Tielemans para espantar todas las dudas de un latigazo. A los 73 segundos conectó un derechazo marca de la casa que se convirtió en el gol más rápido de Bélgica en un torneo y el reseteo necesario para los suyos. 

Pese al madrugador golpe al mentón, Rumanía replicó bien con testarazo de Dragusin que obligó a los reflejos de Casteels. Parecía que los de Iordanescu darían continuidad a la versión mostrada contra Ucrania, pero fue un espejismo. La presencia en campo contrario de Lukaku se fusionó con la electricidad de Doku por banda y descargó de ideas al cuadro rumano. 

Posible biscotto en la última jornada

Nita tuvo que estirarse para negarle el gol de Lukebakio y emplearse a fondo para descartar dos zapatazos de Kevin De Bruyne. Dragusin, exigido en todo momento y Bancu alborotado ante la variedad de regates de Doku. El librillo de Tedesco tomaba forma. Dominio con balón y rapidez en las transiciones. La hoja de ruta del fútbol moderno.

La respuesta rumana fue intensa, pero corta, demasiado corta. Un suspiro, el empleado por Doku para recordar que ahí estaba él, dispuesto a seguir jugando al amago por un lado y me voy por el otro. Siempre caían sus marcadores en el trampantojo. Nada pudo evitar el merecido triunfo belga que comprime su grupo al máximo.

Cuatro selecciones empatadas a puntos y con la posibilidad de biscotto en la última jornada ya que el empate entre Rumanía y Eslovaquia clasificaría a ambas selecciones. Aunque nada más lejos de la realidad, si Bélgica gana a Ucrania, estará en octavos. Las cuentas le empiezan a salir a Tedesco y la generación que va a lomos de las últimas viejas glorias y sus nuevas alternativas.