Las comparaciones son odiosas, pero se convierten en inevitables cuando dos intangibles son tas semejantes en cuerpo y forma. La Eurocopa y la Copa América agrupan a las mejores selecciones de sus respectivos continentes en un torneo cuyos formatos pasan por fase de grupos y eliminatorias hasta desembocar en la gran final. Y, para más inri, se disputan en las mismas fechas. Con la breve diferencia de que el certamen europeo dura un mes y el americano tres semanas.
Para el aficionado, la coincidencia de fechas es un deleite, pero, al compartir espacio-tiempo, las comparaciones son inevitables. La principal, el césped. No es una polémica nueva en Estados Unidos, donde se usa de forma habitual el césped artificial en los estadios de la NFL, los más grandes del país y a menudo reutilizados para las citas importantes de fútbol.
Así, 15 de los 30 estadios de la NFL en la actualidad usan superficie sintética, pero tanto la Copa América como el Mundial exigen césped natural, lo que plantea un notable desafío logístico a veces no resuelto de la mejor manera. Lo que pone en jaque no solo el espectáculo, sino también el temor a las lesiones. "El terreno de juego molesta. La calidad de los campos que vemos en la Eurocopa son completamente diferentes de los de aquí. Además, este año disminuyeron las medidas para dificultarnos todavía más", explicaba Vinicius tras el debut con Brasil.
El jugador del Real Madrid ha sido el último en sumarse a una oleada de críticas germinada por Scaloni, seleccionador argentino. "Hace siete meses que sabemos que vamos a jugar acá y cambiaron el césped hace dos días. El estadio es hermoso y con el césped sintético debe ser espectacular, pero con el césped de hoy no está apta para este tipo de jugadores".
Más claramente se pronunció Jorge Fossati, preparador de Perú, tras la lesión de Luis Advíncula en el duelo contra Chile. "Eso la puede hacer un poco más dura y a veces te puede afectar precisamente en esa parte. Yo no soy médico ni nada por el estilo, pero hace unos cuantos años que estoy en el fútbol y sé que las lesiones de tendón de Aquiles pueden venir por ese lado también", agregó.
El problema del césped es que al ser sintético durante la temporada de NFL, la organización no ha tenido tiempo para sembrar uno natural, por lo que usan paneles de césped que cultiva la Conmebol, pero estos deben arraigar poco a poco entre ellos. Los que hace que en se levanten determinadas zonas, la dirección de los pases se vuelva irregular y los jugadores tengan menos agarre.
Un problema a solucionar para el Mundial de 2026 que también se celebrará en Estados Unidos. Ocho de los 16 estadios mundialistas son de campo sintético, por lo que FIFA debe hallar una solución. Además, los campos de NFL oscilan los 100 metros de longitud, dentro del reglamento FIFA, pero algo más cortos que los tradicionales de fútbol que suelen llegar hasta los 105. "Las dimensiones perjudican mucho al juego", explica Danilo.
Precios desorbitados, gradas vacías
Del terreno de juego a la grada. El prisma llamativo cambia de dirección cuando se levanta la mirada y observar los asientos huérfanos de aficionados. Apenas la mitad del aforo de los recintos. ¿Los motivos? Celebrarlo en Estados Unidos, un país huérfano de tradición futbolística y los altos precios de las entradas.
Las más económicas para el partido inaugural superaban los 500 dólares, mientras que para partidos de menor caché como el Venezuela - México, los precios comenzaban a partir de los 120 dólares. Unos precios que han provocado el rechazo de los aficionados y una imagen, la de las gradas semivacías, que choca con un evento de estas magnitudes.
"Es frustrante, sobre todo para el jugador, estar en un estadio con capacidad para 70.000 personas y que apenas entren 25.000. No hay atmósfera", declara McKennie, jugador de Estados Unidos. Las gradas semivacías de la Copa América contrastan con el lleno en cada partido de Eurocopa, donde las entradas más baratas de fase de grupos se pueden conseguir a partir de los 30 euros y, para la final, las más económicas oscilan los 90 euros.