Adiós a la España del 'Tiki-Taka' y de los 1.000 pases: el método De la Fuente que está enamorando en la Eurocopa
Después de cinco años gloriosos con tres títulos, la selección española ha encadenado varios malos resultados que le han hecho cambiar de estilo.
29 junio, 2024 09:00El fútbol, como la vida misma, es un cambio constante. Un deporte donde nada ni nadie sobrevive a una fecha de caducidad. Las reglas del juego están claras: renovarse o morir. A lo largo de los más de sus más de 150 años de existencia, numerosos genios del fútbol han dominado el panorama del deporte rey por su juego. En la década de los 70 fue la Brasil de Pelé, en los 90 el Milan de Sacchi, en la primera del siglo XXI llegó el turno de la selección española... Todos ellos reinaron con un estilo de juego absolutamente antagónico entre sí.
No cabe duda España marcó un antes y un después con su fútbol. De la mano de Luis Aragonés y Vicente del Bosque, la Selección logró tejer un estilo que fue indetectable para el resto de competidores durante un lustro. Un fútbol total en la que la posesión era el principal bastión.
Lo era tanto en ataque, con inumerables secuencias de pases entre un once repleto de centrocampistas que se juntaban en el campo para tirarse paredes y volver locos a sus defensas, como en defensa haciendo del esférico el mejor amigo para mantener una ventaja. Atraer al rival, desesperado por robar el cuero ante la necesidad de marcar, y encontrar espacios para poner la puntilla y llevarse el gato al agua.
Esa fue la regla rigió el fútbol mundial desde 2008 hasta 2012. Un lapso de cinco años en los que la selección española logró un triplete jamás visto con la consecución de Eurocopa - Mundial - Eurocopa. Una época en la que España era la envidia de todos y en la que salieron 'imitadores' incapaces de plasmar sobre el verde la perfección que sí lograron jugadores como Xabi Alonso, Xavi Hernández, Andrés Iniesta o David Silva.
El fin de una era
El fútbol evolucionó. El tiki taka pasó a un segundo plano y comenzó a predominar el físico y el juego basado en la presión. Un deporte para atletas de primerísimo nivel que tuvo como máximo expositor a la escuela de fútbol alemana. Heynckes, Löw, Klopp son tres nombres que representan a la perfeción el cambio de paradigma del deportes rey.
En 2013, el Bayern de Múnich de Heynckes arrolló por completo al Barça de Guardiola y logró un triplete histórico. Un año después Joachim Löw guió a Alemania hacia su cuarto Mundial dejando una victoria por 7-1 a Brasil en semis que quedará para el recuerdo. Desde 2015 Klopp cogió el testigo y dio forma a un Liverpool que ha estado casi una década entre los mejores equipos del mundo.
Mientras tanto, la gloriosa selección española naufragaba en aquellos torneos donde había sido tan dominante. Los líderes de aquella generación entraban en la recta final de sus carreras y los batacazos en Brasil 2014, Francia 2016 y Rusia 2018 sirvieron para que se iniciara un cambio de ciclo.
Las cosas cambiaron en la Eurocopa 2020. Por aquel entonces Luis Enrique era el director de orquesta de una selección agresiva y su equipo alcanzó las semifinales, fase en la que sucumbió por penaltis frente a Italia. Las sensaciones eran positivas, pero todo dio un giro de 180 grados en el Mundial de Qatar 2022. Allí, España volvió a tropezar con la misma piedra de los años anteriores.
El cúlmen del desastre llegó en los octavos de final ante Marruecos. Un duelo en el que la Selección recuperó los vicios del pasado y donde fue incapaz de inquietar a un combinado bien plantado en su área. Más de 1.000 pases, 76,8% de posesión para finalizar con 0 goles y tan solo 1 tiro a puerta en 120 minutos.
La nueva España
Luis Enrique dio un paso a un lado y Luis de la Fuente fue el escogido para llevar a cabo la reconstrucción en una selección española que ansiaba volver a sentirse competitiva. Y lo ha logrado. En 2023 hizo campeona a la Selección en la Nations League y en esta Eurocopa está enamorando a todos con su fútbol.
De la Fuente tiene las ideas claras. Ve en la presión tras pérdida, el incordiar la salida de balón rival y el juego vertical por bandas como la pócima para guiar a España hacia su cuarto entorchado continental. España brilló en el estreno ante Croacia y dio una exhibición en la segunda jornada contra Italia. Pocas conclusiones se pueden sacar del tercer partido ante Albania donde el seleccionador se permitió el lujo de rotar en el once tras tener hechos los deberes.
España ha encontrado en la juventud, el desparpajo y la verticalidad de Nico Williams y Lamine Yamal una savia nueva. Ellos, acompañados por cooprotagonistas de lujo como Rodri, Fabián, Carvajal, Cucurella o Pedri, han transformado a una Selección que ya es temible. Nadie quiere verse las caras con España en esta Eurocopa.
El juego de la selección española ha dejado de tener su predominancia en el centro del campo. Es importante, sí, pero donde más dañina se vuelve es en los costados. Ahí marca las diferencias y toma más riesgos, tal y como reflejan los datos de los tres partidos de la fase de grupos. Sin balón, la idea es clara. Una presión asfixiante que permita robar a pocos metros de la portería rival y facilitar el trabajo a la hora de generar ocasiones de gol.
En definitiva, una apuesta que hasta ahora ha salido cara y que tendrá su prueba de fuego a partir de este próximo domingo ante Georgia en los octavos. Los georgianos serán la primera piedra en el camino de España en su intento de ser campeones de Europa. En cuartos podría ser Alemania, en semis Francia o Portugal y en la final Inglaterra. No será fácil, pero España tiene argumentos de sobra para soñar con el título.