España tiene licencia para soñar. Pase lo que pase en la semifinal de este martes contra Francia, la Selección ya habrá cumplido con creces en el torneo. Llegaba como un equipo sin grandes estrellas, con un seleccionador inexperto en este tipo de grandes citas y con una lista de rivales que parecían estar varios escalones por encima, pero ahora es la gran favorita al título.

El combinado nacional tiene motivos para creer en que puede alzar la cuarta Eurocopa en Alemania. Después de los éxitos de 1964, 2008 y 2012, España quiere poner fin a la sequía de grandes títulos (con permiso de la Nations League) doce años más tarde y seguramente en el momento más inesperado.

Para ello, el muro a derribar se llama Francia. El combinado de Deschamps amenaza la buena trayectoria y lo hace más por el peso de sus nombres propios que por lo demostrado hasta el momento en el torneo. Mbappé, Griezmann, Dembélé, Camavinga, Tchouaméni... Jugadores de primera clase que, sin embargo, están lejos de su mejor nivel en esta Eurocopa.

Lamine Yamal y Nico Williams celebran con la Selección en la Eurocopa Reuters

Por eso España confía en sus posibilidades. Hay varios factores a los que puede agarrarse, pero cuatro principales en busca de la cuarta y el primero de ellos es simple, ha sido la mejor selección del torneo hasta el momento.

El papel de Luis de la Fuente como entrenador pero también como padre de esta generación, la primacía del bloque sobre las individualidades o, mirando al rival, el bajo estado de forma de muchas de las estrellas francesas, completan un cóctel que adivina un final feliz.

La mejor selección

España se ha colgado por méritos propios el cartel de ser el equipo que mejor juega de la Eurocopa. Echando la vista a las otras 23 selecciones, no hay nadie que haya mostrado un nivel similar a lo largo de tantos partidos. 

El equipo que dirige Luis de la Fuente juega como los ángeles y tiene esa verticalidad que hacía tanto tiempo que había perdido. El vértigo de Nico Williams y Lamine Yamal por las bandas es fundamental, y la manera en la que funciona el centro del campo con Rodrigo o Fabián Ruiz hace olvidar el bajo rendimiento que está ofreciendo Morata en la punta del ataque. 

España presiona arriba la salida del balón rival, apuesta por el juego ofensivo y circula con rapidez el balón en sus posesiones. Genera muchas ocasiones de peligro y es quien más goles ha marcado en el campeonato. Todo son buenas sensaciones antes de que llegue el partido. 

De la Fuente, un acierto

Llegó para sustituir a Luis Enrique después del descalabro de Qatar 2022 y, aunque generó muchas dudas al principio, se ha ganado el reconocimiento a base de resultados. Esta Selección ha cambiado de identidad y lleva su sello tanto dentro como fuera del terreno de juego, y los rivales se encuentran con serias dificultades para combatir su juego.

Al margen de lo puramente futbolístico, ha unido al grupo con su manera de ser y su sinceridad y rehúye de cualquier tipo de polémica en sus apariciones públicas. Ha creado una familia en la concentración y los jugadores creen en su idea a pies juntillas.

Bloque sí, estrellas no

Uno de los puntos débiles de España antes de empezar el campeonato era que no contaba con una plantilla plagada de grandísimas estrellas. La Selección tenía a Rodrigo como su principal activo, pero no contaba con un perfil como Mbappé o Bellingham, esos jugadores decisivos capaces de desequilibrar un partido en cualquier momento.

Sin embargo, el combinado nacional ha conseguido hacer de este hándicap una virtud en su camino hacia el éxito. Es cierto que hay jugadores que están destacando como Lamine Yamal o Nico Williams, pero el fuerte de esta selección está sin duda en el conglomerado que forman todos y cada uno de los futbolistas citados por Luis de la Fuente, cada uno en su papel.

Rodri celebra su gol anotado ante Georgia. REUTERS.

España juega como un verdadero equipo y sabe cómo tiene que proceder en cada momento. Esta sequía de grandes referentes la suple con el trabajo conjunto y con un juego de memoria, aunque eso no quita que haya determinados momentos en los que sufra como en el tramo final del partido contra Alemania.

Francia no brilla

El cuarto motivo que le hace pensar a España que puede hacerse con la cuarta Eurocopa tiene que ver con el rival que tendrá enfrente en las semifinales. Francia se presentaba como uno de los grandes 'cocos' y, aunque es cierto que ha llegado lejos, su manera de jugar al fútbol está muy lejos de lo que todo el mundo esperaba de esta subcampeona del mundo.

Mbappé está claramente limitado por su incómoda máscara desde que el primer día de competición se rompió el tabique nasal por chocar contra un rival, y a partir de ahí el juego de Francia se resiente. Griezmann no ha sido determinante, Dembélé juega a chispazos, Thuram no mete goles... Tan sólo unos pocos como Kanté o Maignan están a un nivel notable.

El problema reside en el bloque. Francia es un equipo fuerte físicamente, complicado de batir y de derribar, pero ofensivamente pierde sin sus grandes estrellas a tono. Será todo un reto para España, y parece que esta semifinal será más complicada que una hipotética final contra Países Bajos o Inglaterra.