Guillermo Echeverría David Vicente

Empezó en Berlín y terminará en Berlín. La historia España en esta Eurocopa está muy cerca de cerrarse por todo lo alto. Le queda únicamente un paso para convertirse en la selección más laureada del continente y puede lograrlo con un fútbol sobresaliente y guiado por un técnico que ha sorprendido a propios y extraños.

Porque sí, gran parte del mérito de esta Selección hay que dárselo a Luis de la Fuente. Un entrenador que ha sabido rejuvenecer y devolver la competitividad a un equipo que comenzaba a acostumbrarse a no pelear por los títulos. Un técnico capaz de minimizar los defectos y explotar al máximo las virtudes de sus jugadores. Un hombre que ha defendido a capa y espada a su selección que ya está a un solo peldaño de alcanzar la gloria.

Por encima de todo la selección española es un equipo coral en el que cada jugador se deja la piel por el otro. Que se lo digan a Lamine Yamal, que se dejó hasta su último aliento para cortar una contra en los últimos minutos de partido. O a Laporte, que se partió la cara por defender a la selección que le acogió ante el rechazo de su Francia natal. Todos reman en la misma dirección y esa es la clave del éxito.

En España no hay un Mbappé, un Bellingham o un Harry Kane. Pero sí hay un Nico Williams, un Lamine Yamal o un Rodri Hernández. Quizá sin el gran cartel mediático de los primeros, pero con una calidad en sus botas que les permiten estar en un escalón muy alto del fútbol mundial. 

El camino al éxito

España es una suma de todo. Juego, energía, sentido táctico, frescura, compañerismo, desborde, control, calidad, gol... El combinado dirigido por Luis de la Fuente ha demostrado en esta Eurocopa ser, de largo, el mejor equipo de todo el torneo.

Da igual quien se haya puesto por delante. Desplomó a la siempre aguerrida Croacia, se exhibió ante la campeona Italia, derrumbó el muro de Georgia, silenció a la anfitriona Alemania y noqueó a la Francia vigente subcampeona del mundo. Y que pase el siguiente. España no teme a nada ni nadie. Se ha ganado el derecho a sentirse favorita.

Atrás sigue demostrando cada vez más seguridad. Carvajal se perdió las semis por sanción pero estará listo para defender los colores de España en la final. Que tiemblen Gakpo o Foden. También volverá Le Normand para compartir eje de la zaga con el inconmensurable Laporte y en la izquierda estará Cucurella, una de las grandes sorpresas de la Selección. Da igual que le silben, él no pierde la concentración. No lo hará tampoco en la final. 

Luis de la Fuente ha conseguido también encontrar la fórmula perfecta para el doble pivote. Existían algunas dudas antes del inicio de la Eurocopa, pero Rodri y Fabián se han encargado de disiparlas de un plumazo. El primero es la auténtica brújula de España. Él hace jugar y da sentido al fútbol de la Selección, pero también es imprescindible a la hora de robar y ser la escoba del equipo.

Por su parte, Fabián es el acompañante de lujo. Con la energía suficiente para el retorno en las transiciones, suelto y aseado con balón y añadiendo también esa llegada al área rival que le hacen tan peligroso por culpa de su gran disparo. Ellos son los causantes de que los atacantes puedan estar más liberados y ser el desequilibrio y el gol de la selección española.

El factor diferencial

Sin embargo, el camino hasta la final de la Eurocopa no hubiera sido posible sin las figuras de Dani Olmo y Lamine Yamal. Los versos libres de España. Dos jugadores indetectables a la vez que mortíferos cuando se acercan al área contraria.

Que se lo digan a Dani Olmo, el primer futbolista en la historia de España que marca en tres partidos consecutivos de una Eurocopa. Cerró la goleada en octavos contra Georgia, abrió la lata en cuartos frente a Alemania y sacó a relucir su oportunismo en las semis contra Francia. 

Fue el premio a la insistencia. Pedri le ganó el puesto en los amistosos previos al torneo, pero poco a poco fue dejando muestras de su calidad y de su olfato goleador. En la final será determinante. Su juego entre líneas puede hacer mucho daño a los pivotes ingleses o neerlandeses y será el encargado de dar una marcha más al juego de la Selección en tres cuartos de campo.

Esto mismo se puede decir de Lamine Yamal. El joven extremo español no tiene techo. Llegará donde él quiera. Ante Francia se presentó definitivamente al mundo, si es que no lo conocía alguien. Se convirtió en el goleador más joven de la historia de la Eurocopa y lo hizo con uno de los mejores goles de esta edición. Tiene un aura especial y quiere seguir escribiendo su historia con letras de oro.

Lamine es el alma de esta selección. Es el espejo y la ilusión de un equipo que está asentando las bases para volver a hacer soñar a un país con cosas grandes. El domingo llega el gran reto, el paso definitivo. No será fácil, pero el equipo de Luis de la Fuente ya no le teme a nada.