Kylian Mbappé va a tener que conformarse con ver la final de la Eurocopa desde casa. De ser protagonista en la final del pasado Mundial ante Argentina, a resignarse a ni siquiera aparecer en el partido decisivo de la Euro porque España se cruzó en su camino. Cosas del destino, el mismo país donde a partir de ahora va a seguir su carrera futbolística como jugador del Real Madrid.

El francés se despidió por la puerta de atrás de un torneo en el que no pudo brillar como se esperaba. Seguramente sea una de las grandes decepciones, pero en su defensa hay que aportar lo condicionado que jugó desde el inicio de la competición.

El fuerte golpe que se llevó en el primer partido de su selección contra Austria derivó en una rotura del tabique nasal. Aunque por fortuna pudo seguir jugando al fútbol, aquello empezó a marcar su participación en Alemania 2024 porque la máscara protectora con la que jugó cada encuentro le lastró sobremanera.

Contra España, en un momento determinante y de máxima exigencia para su selección, Mbappé se arriesgó a jugar sin el antifaz protector. No lo soportaba más, así que decidió exponerse a recibir algún golpe que hubiera sido fatal. La jugada no le salió como esperaba, porque los de Luis de la Fuente fueron mejores y Kylian no pudo acudir al rescate de los suyos.

Ahora pasará página rápido. Enseguida cambiará el chip porque su presentación con el Real Madrid es inminente y la afición espera abarrotar el Santiago Bernabéu para poder ver vestido al crack francés de blanco por primera vez. 

Una Eurocopa discreta

Seguro que esta no ha sido la Eurocopa soñada por Kylian Mbappé. Tampoco por Deschamps, por sus compañeros ni por los aficionados franceses. El ex del París Saint-Germain era uno de los jugadores que le daba brillo a la competición, uno de los que ponía a Francia en el altar de las favoritas al título, pero las cosas pronto comenzaron a torcerse.

Un jugador determinante como él apenas ha resultado ser definitivo para los bleus en esta Eurocopa. Pese a que sus números, una asistencia y un gol, demuestran que fue protagonista en varios momentos, Mbappé está llamado a hacer cosas mucho más grandes en las citas importantes.

Mbappé controla un balón ante Laporte. REUTERS

El camino de Kylian no ha sido, sin embargo, nada sencillo en la competición. En el debut contra Austria, la jugada que dio origen al gol en propia puerta de los austriacos fue suya. Pero fue en aquel partido cuando todo empezó a torcerse. En una de las últimas acciones y con Francia buscando el segundo tanto, Mbappé remató contra el hombro de un rival y cayó al suelo.

Quedó tendido durante varios minutos sobre el terreno de juego, y no era para menos porque de su nariz salía sangre a borbotones. El diagnóstico posterior indicó que tenía una fractura en el tabique nasal, y aunque se llegó a temer por su adiós a la Eurocopa, pudo salvar la papeleta jugando con una máscara protectora.

Deschamps no le alineó en el segundo partido de la fase de grupos por precaución, y posteriormente contra Polonia fue Kylian el autor del único tanto francés que permitió el pase a los octavos de final como segunda de grupo a su selección. 

Para entonces los problemas con la máscara ya habían aparecido. Se le notaba incómodo sobre el terreno de juego, diferente en su manera de actuar, y efectivamente un antifaz así siempre resulta molesto para jugar al fútbol a una velocidad tan vertiginosa como la suya. 

Él mismo lo confesó. La máscara le incomodaba, le hacía perder campo de visión y también le retenía el sudor. Todo inconvenientes, pero no le quedaba otra que aceptar esta situación para seguir ayudando a su selección sobre el césped.

Mbappé no sólo fue víctima en la Eurocopa de la máscara, sino también del mal juego de su equipo. En ningún momento Francia ha brillado por su actuación, en ningún partido ha sido lo suficientemente consistente como para pensar en que podría hacer algo grande. Deschamps no dio con la tecla y los franceses terminaron sucumbiendo ante España, un equipo que sí juega al fútbol de verdad.

Kylian Mbappé, con Deschamps al fondo. REUTERS

Kylian decidió jugar este último encuentro sin máscara. Asumió riesgos, desprotegió una zona muy delicada, pero no quería jugar más con el antifaz. Suyo fue el pase de gol a Kolo Muani que puso las cosas de cara a los galos, y también gozó de un par de buenas oportunidades tras jugadas individuales para haber ampliado el marcador, pero se encontró con la falta de definición.

El Real Madrid, próxima parada

Después de este mazazo, se le abre un futuro de lo más esperanzador a Kylian Mbappé. Tras muchos años de idas y venidas, de rumores y de habladurías, por fin es jugador del Real Madrid. El delantero tiene una ilusión desbordante por afrontar su primera temporada como jugador blanco, y la afición está como loca por recibirle.

La cuenta atrás para su presentación ya está activada. El próximo martes 16 de julio el francés lucirá la camiseta del Real Madrid por primera vez. Necesitaba salir del París Saint-Germain, y sabe que llega a uno de los mejores clubes del mundo para seguir agrandando su leyenda como futbolista.

Mbappé va a desatar la locura la semana que viene en el Santiago Bernabéu. El horario de su presentación todavía no es oficial, pero decenas de miles de personas se van a citar en el recinto madridista del Paseo de la Castellana para darle una calurosa bienvenida a uno de los mejores jugadores del momento.

Es la guinda del pastel para el Real Madrid. Una plantilla con Vinicius, Rodrygo, Fede Valverde, Tchouaméni o Camavinga pasará a tener en sus filas a Kylian Mbappé. Está claro que su reto es añadir a su palmarés la Champions League, y desde luego que con unos compañeros así todo será mucho más sencillo.