A escasos días de disputar uno de los partidos más importantes de su carrera deportiva, la final de la Euro contra España, Jude Bellingham preocupa al Real Madrid. Aterrizó en la Eurocopa con una luxación en el hombro que no estaba sanada del todo y puede precintar el torneo con una visita al quirófano para operarse y solventar de manera definitiva las molestias. 

En el club blanco no quieren oír hablar de una intervención, pero comprenden que es una opción que va cobrando cada día más fuerza. La operación obligaría a que el jugador se mantuviera alejado de los terrenos de juego, al menos, durante dos meses. El dolor no cesa y Bellingham ha convertido en rutina jugar con problemas físicos y protecciones que eviten que la lesión vaya a mayores.

Los servicios médicos del Real Madrid le someterán a pruebas una vez finalice la Eurocopa. En caso de tomar el camino de la operación, Bellingham se perdería la pretemporada, arranque liguero y algunos partidos de la renovada Champions League. Lo que obligaría a Ancelotti a encontrar un equipo que funcione sin él mientras busca acomodo para Mbappé.

La lesión viene de atrás, concretamente, ocho meses atrás. El pasado 5 de noviembre se luxó el hombro en un partido contra el Rayo Vallecano y desde entonces arrastra las molestias. En aquel momento se optó por un tratamiento conservador para evitar precisamente la opción más drástica que sería pasar por el quirófano. Aunque de momento por la cabeza del inglés solo pasa ganar la Eurocopa. 

Solo le separa un partido, la final, y eso que estuvo a un pado de verlo desde casa.  Cuando nadie en Inglaterra creía que fuera a ocurrir, cuando los aficionados ingleses ya hacían quinielas para ver quién sería el próximo seleccionador nacional, apareció el jugador que está tocado por una varita esta temporada. Jude Bellingham. Una selección favorita al título como Inglaterra, contra las cuerdas. Mientras que Eslovenia estaba a un paso de hacer sonar la campana. 

Jude Bellingham celebra su gol ante Eslovaquia. EFE

Agonizaba el partido, o mejor dicho el tiempo añadido del tiempo añadido, con ambas selecciones clavando su mirada en el reloj. Los segundos pasaban como horas para el combinado esloveno, mientras que se iban por el sumidero para el combinado inglés que lo intentaba a la desesperada. Cualquier medio era válido para alcanzar el fin de colgar el balón al área, incluso los saques de banda. 

En uno de ellos emergió Walker para asistir a una obre de arte. Bellingham recogió la prolongación en el primer palo y armó una chilena extraordinaria para derribar el muro de Dubravka y dar una vida extra a Inglaterra que a la postre fue definitiva y ya mira a la final. "Será interesante enfrentarnos de tú a tú con España", avisa un Bellingham cuya actuación en la Eurocopa está siendo más bien discreta. Su hombro puede ser el motivo.