Robin Le Normand (Pabu, Francia, 11 de noviembre de 1996) ha emergido en los últimos torneos como una de las figuras más destacadas en la selección española de fútbol gracias a haberse consolidado como un pilar en la defensa de la Real Sociedad.
Su viaje desde los humildes comienzos en la región de Bretaña en Francia hasta convertirse en un internacional español es una historia de perseverancia, talento y decisiones difíciles que han terminado siendo claves en su progresión.
Robin nació en Pabu, una pequeña localidad en la región de Bretaña, al noroeste de Francia. Criado en una familia profundamente ligada al deporte, su padre, Philippe Le Normand, fue entrenador de fútbol en Tréglamus, mientras que su madre, Corinne, jugó baloncesto en el Avenir de Rennes.
Es el mayor de tres hermanos, con Theo y Nora también siguiendo caminos deportivos. Esta atmósfera familiar inculcó en Robin una pasión por el deporte desde una edad temprana y le ha inclulcado unos valores de esfuerzo que se reflejan en su personalidad.
La vida en Bretaña fue marcada por la tranquilidad de las pequeñas comunidades y el amor por el deporte. La familia Le Normand residía en Bréhand, donde Robin dio sus primeros pasos en el mundo del fútbol.
Desde temprana edad, mostró un talento natural para el deporte rey, aunque su madre intentó inicialmente que él y sus hermanos siguieran sus pasos en el baloncesto. No obstante, Robin y Theo se decantaron finalmente por el fútbol.
Los comienzos en el fútbol
A los 11 años, Robin fue reclutado por el Stade Brestois, uno de los clubes más importantes de Bretaña. Aquí comenzó su formación futbolística formal, avanzando por las categorías juveniles del club.
Su habilidad defensiva y su capacidad para leer el juego rápidamente lo destacaron entre sus compañeros. Sin embargo, a pesar de su talento, su tiempo en Brest fue marcado por altibajos.
Debutó con el primer equipo del Stade Brestois en la Ligue 2, la segunda división del fútbol francés, pero solo disputó un partido con el club. Esta falta de oportunidades en su país natal lo llevó a considerar opciones en el extranjero.
Fue entonces cuando el destino intervino, y un ojeador de la Real Sociedad, Eric Olhats, quien también recomendó en su momento el fichaje de Antoine Griezmann, vio algo especial en el joven defensor.
En 2016, a los 19 años, Robin Le Normand se trasladó a España para unirse al club vasco. Inicialmente, su fichaje fue modesto; tuvo que pasar una prueba antes de ser aceptado y se unió al equipo filial, el Sanse, que competía en la Segunda División B (la actual Primera y Segunda RFEF).
Los comienzos no fueron fáciles. Le Normand tuvo que adaptarse a un nuevo país, una nueva cultura y un estilo de fútbol diferente. Sin embargo, su determinación y ética de trabajo pronto comenzaron a dar frutos.
Imanol Alguacil, entonces entrenador del filial y ahora del primer equipo, jugó un papel crucial en su desarrollo. Bajo su guía, Le Normand se convirtió en un defensor más completo, capaz de contribuir tanto en defensa como en la salida de balón desde el fondo.
Su progreso no pasó desapercibido, y en la temporada 2018/19, Robin fue ascendido al primer equipo de la Real Sociedad. Debutó en La Liga el 26 de noviembre de 2018 contra el Celta de Vigo. Desde entonces, ha sido una presencia constante en la defensa del equipo.
Pese a su éxito en España, Le Normand inicialmente albergaba la esperanza de representar a Francia en el ámbito internacional. Sin embargo, la competencia en su posición dentro de la selección francesa era feroz, y las oportunidades de ser convocado por Didier Deschamps eran inciertas.
En una entrevista en la Cadena Ser en 2021, bromeó diciendo: "Yo sólo quiero jugar con Francia. ¿España? Mi familia me mata". Pero la realidad era que su camino hacia la selección francesa estaba lleno de obstáculos.
Mientras tanto, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) comenzó a mostrar interés en él. La posibilidad de jugar para España fue considerada seriamente después del Mundial de Qatar, cuando quedó claro que Francia no lo tenía en sus planes inmediatos.
La RFEF, bajo la dirección de Luis de la Fuente, comenzó a gestionar su nacionalización y el 23 de mayo de 2023, Robin Le Normand obtuvo el pasaporte español, un paso crucial que le permitió ser convocado para la selección española poco después.
Debutó con España el 15 de junio de 2023 en la semifinal de la Nations League contra Italia. Su debut no fue perfecto. Cometió un penalti en los primeros diez minutos, pero España ganó el partido y tres días después se proclamó campeona de La Liga de las Naciones tras vencer a Croacia en la final.
"Después de ocho años en España, después de haberme criado y formado desde que llegué con 18 años, la Real Sociedad y San Sebastián me han aportado mucho", dijo Le Normand tras su incorporación a la Selección.
Su integración en el combinado español y su impacto inmediato en el equipo hacen pensar que tanto la RFEF como el futbolista tomaron las decisiones correctas para la progresión y el futuro de ambos. Quizás tras la eliminación en la Eurocopa 2024, sea Francia quien se arrepienta de no haber contado con Robin.
Fuera del fútbol
Fuera del campo, Le Normand es un hombre de múltiples intereses. Le apasiona la naturaleza y disfruta de actividades al aire libre como el senderismo. También es un ávido lector, especialmente de libros de historia, y ha desarrollado un gusto por la gastronomía española.
Recientemente, ha comenzado a aprender a tocar el piano, encontrando en la música una forma de relajarse y desconectarse del estrés del fútbol profesional. A pesar de su modestia sobre sus habilidades pianísticas, ya ha aprendido a tocar varias piezas de Ludovico Einaudi, que describe como "fáciles, entre comillas, y bonitas".
Además de sus hobbies, Le Normand también está comprometido con causas sociales. Colabora con organizaciones que promueven el deporte entre los jóvenes desfavorecidos y participa en campañas para fomentar la educación y el deporte en zonas rurales.
Robin tiene una gran relación con el mundo rural, bromeando reconoce que es "de un pueblo pequeño de Bretaña de 1.500 habitantes, donde hay más vacas que personas". Su estilo de vida no ha cambiado en España ya que vive en Astigarraga: "Estoy muy contento aquí, es un pueblo tranquilo que se ajusta a lo que quiero. Queda cerca de Zubieta también", explicaba hace algún tiempo en una entrevista en El Periódico.