La cuarta ya es una realidad. España puede presumir de ser el equipo con más Eurocopas en su vitrina en toda la historia. La Selección hizo gala de sus mejores artes y dejó con un palmo de narices al país que inventó el fútbol, Inglaterra, que volvió a quedarse a las puertas de su primer título. [Así vivimos la victoria de España ante Inglaterra en la final de la Eurocopa]

Es el triunfo del mejor fútbol de la Eurocopa. Es la victoria del mejor equipo que se ha visto de largo durante un mes de campeonato. Pero sobre todo es el éxito de un conglomerado formado por Luis de la Fuente, un entrenador que llegó con un perfil bajo, que ha imprimido su sello en la Selección y que ha hecho historia con un grupo sin grandes estrellas.

En un camino en el que ha dejado por el camino a Croacia, Italia, Alemania, Francia y ahora Inglaterra, es imposible decir que España no merece este título. Nico Williams, tenía que ser él, abrió el marcador, y aunque Palmer empató para los ingleses, el oportunismo de Oyarzabal resultó definitivo para elevar a la Selección a los altares.

Con algunas dudas

No se puede decir que el guion del partido sorprendiera demasiado por lo visto por ambas selecciones a lo largo de la Eurocopa. Se esperaba a una España que dominara y presionara, y a una Inglaterra en actitud más contemplativa, tratando de avanzar en el partido sin que sucedieran grandes cosas.

Eso fue exactamente lo que sucedió durante los primeros 45 minutos. Los ingleses no se ruborizaron por meterse a defender con los once hombres por detrás del balón en apenas 25 metros, y eso le generó problemas a España. 

Los hombres de Luis de la Fuente tuvieron que empezar a jugar a algo parecido al frontón. Inglaterra cerró todas las líneas de pase, acumuló hombres muy cerca de su área y apenas sufrió. Por primera vez en esta Eurocopa, la Selección practicó un juego más lento de lo habitual, así que todo contribuyó a que los ingleses defendieran cómodamente. 

Luke Shaw trata de impedir que Lamine Yamal entre en el área de Inglaterra Reuters

Los primeros minutos fueron, por lo tanto, un monólogo español si hablamos de posesión. Nico pudo encarar a Stones en un claro mano a mano dentro del área, pero el central estuvo rapidísimo para lanzarse al suelo y evitar así el disparo del jugador del Athletic Club. Después, en un córner, Le Normand evitó una chilena en una posición imposible, pero eso era de lo poco que podía llevarse a la boca España. 

Tuvieron que pasar quince minutos para contemplar el primer aviso de Inglaterra. Walker llegó al área, apuró línea de fondo y puso el balón atrás. La zaga española estuvo atenta para enviar a córner, pero fue un toque de atención de los hombres de Southgate, que estaban agazapados pero no dormidos.

Aquello sirvió de impulso a los Three Lions. De repente, vieron que no tenían por qué jugar tan atrás y pensaron que podían coger un poco de aire cerca del área española. Una incorporación de Shaw por la izquierda metió algo más de miedo en el cuerpo a España, aunque todo eran llegadas sin remate. 

Bellingham se lleva el balón ante Yamal y Carvajal. REUTERS

En una primera parte con poca participación de los porteros, Fabián manchó los guantes de Pickford con un tiro lejano y flojo, pero era síntoma de que España no circulaba el balón con la fluidez de otros días. 

En el tramo final de este primer acto, Morata se quedó con las ganas de tirar por el cruce de Stones, y sobre todo llegó una acción desgraciada en la que Rodrigo se lesionó tras un tiro de Kane. Una desgracia para España, que a punto estuvo de ser más grande si Foden hubiera afinado más en el disparo que fue a las manos de Unai Simón. 

Un desenlace increíble

El descanso dio paso al cambio de Rodrigo por Zubimendi. La lesión del jugador del Manchester City, seguramente el mejor del torneo, suponía un durísimo palo para España, pero este equipo iba cuesta abajo y sin frenos en este torneo a por el cuarto título de su historia.

Por eso, nada más comenzar todo empezó a ponerse de cara. Fabián empezó la jugada y conectó con Carvajal, el lateral encontró de primeras a Lamine Yamal, y éste volvió a erigirse en asistente. Condujo el esférico, se plantó en la frontal del área y metió el pase al segundo palo, donde llegaba libre de marca Nico Williams, que mató con un disparo raso y potente. 

Nico Williams celebra su gol contra Inglaterra. REUTERS

Locura con el tanto de Nico, uno de esos nombres de los que tanto se había hablado durante todo el torneo. Con el mercado de fichajes abierto, este gol le revaloriza unos cuantos millones de euros más.

El tanto dio paso a los mejores minutos de España en el partido. Como si se hubiera quitado una losa de encima, de repente los hombres de Luis de la Fuente volvieron a circular rápido, a presionar con un hambre desmedida y a poner ese ritmo machacón que es capaz de llevarse por delante a cualquiera.

Un disparo de Olmo a la media vuelta tras un pase magnífico de Nico estuvo a punto de convertirse en el segundo tanto, y después fue Yamal el que dejó solo a Morata en el mano a mano ante Pickford. El delantero del Atlético volvió a fallar en una ocasión clarísima. Poco después, un disparo de Nico Williams desde la frontal casi perfora la portería de Pickford.

Palmer celebra su gol ante España. REUTERS

Estos minutos de locura dieron paso a unos instantes de duda. Inglaterra trató de levantarse del golpe y Bellingham rozó el gol con un disparo desde la frontal del área que se marchó directamente fuera. El del Real Madrid había hecho una maniobra perfecta para girarse anteriormente.

Duró poco el espejismo de los ingleses, porque pronto de nuevo España se hizo con el timón del partido. Los de Luis de la Fuente volvieron a presionar arriba, y Oyarzabal entró en lugar de Morata para darle aire fresco al ataque. 

Sin embargo, cuando menos se esperaba, llegó el empate. Inglaterra lanzó la contra por la banda derecha, Saka puso el centro al área, Bellingham descargó de espaldas y desde la frontal llegó Palmer, que llevaba un minuto en el campo, para ejecutar un zurdazo impecable que se coló entre varias piernas y batió a Unai Simón.

El empate convirtió a los ingleses en un equipo conformista y dejó a España en busca de orientación. Un poco aturdida, la Selección empezó a desperezarse. Fruto de ello, tuvo una ocasión inmejorable con un disparo de Lamine Yamal dentro del área que fue a las manos de Pickford. 

Lamine Yamal y Mikel Oyarzabal celebran el segundo gol de España en la final de la Eurocopa Reuters

Pero el destino tenía algo reservado para el mejor equipo del campeonato. Empezaba a haber cierto aroma a prórroga, pero entonces se hizo algo de justicia con el buen juego. Cucurella se incorporó por la banda izquierda y puso un centro medido raso para la incorporación de Oyarzabal, que había entrado unos minutos antes en una apuesta arriesgada del seleccionador, para que el de la Real Sociedad rematara a gol.

Restaban solo cuatro minutos para el final, y aquello fue el golpe definitivo al partido y al campeonato. Inglaterra rozó el empate con una triple ocasión dentro del área que terminó salvando Olmo bajo palos -hasta para eso fue decisivo el del Leipzig- y no hubo tiempo para más.

España, esta España sin estrellas, con un entrenador que no hace ruido y que apuesta por las buenas personas, la Selección del buen juego, ya tiene la cuarta Eurocopa en sus vitrinas.

España 2 - 1 Inglaterra

España: Unai Simón, Carvajal, Laporte, Le Normand (Nacho, m.83), Cucurella; Rodri (Zubimendi, m.46), Fabián, Dani Olmo; Lamine Yamal (Mikel Merino, m.89), Nico Williams y Morata (Oyarzabal, m.68)



Inglaterra: Pickford; Kyle Walker, Stones, Marc Guéhi, Shaw; Declan Rice, Mainoo (Palmer, m.70=; Bukayo Saka, Bellingham, Foden (Toney, m.89); y Kane (Watkins, m.61).



Goles: 1-0, m.47: Nico Williams. 1-1, m.73: Palmer. 2-1, m.86: Oyarzabal.



Árbitro: François Letexier (Francia). Mostró tarjetas amarillas a Kane (25), Stones (53) y Watkins (91) por Inglaterra; y a Dani Olmo (31) por España.



Incidencias: final de la Eurocopa 2024 disputada en el Olímpico de Berlín completamente lleno, con 70.000 espectadores, 13.000 seguidores de España. El rey de España Felipe VI, junto a la infanta Sofía, y el príncipe de Gales, Guillermo, presidieron la final con la presencia del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz.