Lo que empezó en Berlín terminará en Berlín. España desprecintó con la contundente victoria sobre Croacia su participación en una Eurocopa que está a un partido de conquistar. La Inglaterra de Bellingham es el último escollo hacia el cuarto título europeo que convertiría a los de Luis de la Fuente en la selección con más entorchados continentales de la historia.
España arriba en Berlín con aires distintos a los de su última presencia contra Croacia. En aquel primer partido no se encontraba en la terna de posibles campeones, la UEFA ni siquiera añadió a un futbolista nacional en el cartel promocional del torneo. Ahora su candidatura al título es la más sólida. O eso dice su juego, más claro y vertical que el de Inglaterra, su rival.
El camino español comenzó recto. A la plácida victoria ante el combinado balcánico le siguió otra de prestigio sobre Italia que convirtió en un trámite el último partido de la fase de grupos con Albania. Las curvas llegaron en las eliminatorias, aunque España mantuvo la dirección en todas ellas.
Georgia amenazó con revivir fantasmas del pasado al anotar un gol de la nada y juntar las líneas cerca de su área. Pero esta Selección baila en los escenarios en los que antes estaba sorda de un pie. Generó espacios y acabó goleando al combinado de Kvaratskhelia y compañía. La anfitriona, con todo lo que engloba eso, esperaba en cuartos de final.
España se tuvo que poner el mono de trabajo para sofocar en Stuttgart un clima infernal. Tumbó a Alemania, a su fútbol en oleadas y a todo un país que empujaba porque, pese a las grietas, los de Nagelsmann creían en sí mismos. Más todavía tras el agónico gol de Wirtz que forzaba una prórroga a la postre desequilibrada por Mikel Merino y su cabezazo para la eternidad.
Ya en semifinales, cuando la Eurocopa esperaba a Francia y Mbappé, explotó Lamine Yamal con un zurdazo que llevaba buscando gol todo el torneo, no por narcisismo, sino porque no concibe otra forma de jugar al fútbol. Había probado hasta 14 veces a los distintos porteros a lo largo del torneo y había entregado tres tantos a sus compañeros, lo que ya le convertía en le mejor asistente del torneo. Pero le faltaba el gol y lo encontró el momento crucial.
Los partidos de fútbol se resuelven en las áreas. Y España ha brillado en ambas esta Eurocopa. En la propia únicamente ha recibido tres goles en seis partidos, mientras que en la contraria eleva sus prestaciones hasta los 13, más de dos goles anotados por encuentro. Ningún equipo ha anotado más ni aglutinado más remates (106) que España.
Guarismos para los que trabaja todo el equipo, especialmente las bandas y la segunda línea porque el trabajo de Morata, delantero referencia, está más enfocado al trabajo colectivo que al desarrollo, que también, en área contraria. Los principales argumentos para sostener el ataque nacional tienen nombres y apellidos. Dani Olmo, Lamine Yamal y Nico Williams.
El primero llega desde segunda línea y los dos últimos encaran por los costados. Nico Williams ha arribado en la Eurocopa de Alemania con la seguridad de un veterano, pese a ser un novel en un torneo de estas proporciones. Tiene claro cómo moverse en el campo y el mensaje a trasmitir. Solo tiene 21 años y apenas supera la decena de partidos con la Absoluta, pero no ha necesitado más tiempo para convertirse en imprescindible dentro del esquema de Luis de la Fuente.
Qatar fue su primera toma de contacto con la élite a nivel de selecciones y Alemania su confirmación. Como ocurre con Lamine Yamal, que llega a la final tras opacar a Mbappé en semifinales con un zurdazo. Envidó a la derecha, se generó el espació y la pegó con la izquierda. Sobre ellos dos gira el renovado ataque español que delega un mayor peso a la verticalidad que a la tenencia del balón.
Extremos como tales, de los que encaran y son verticales, no interiores que se asocian por dentro y necesitan estar en permanente contacto con el balón. Nico y Lamine necesitan pocos toques para brillar. Sus piernas corren a la misma velocidad que sus cabezas dibujan la jugada. Williams forzó el gol en propia de Italia y vio puerta contra Georgia. Yamal vio puerta contra Francia después de haber repartido tres asistencias.
Y cuando la electricidad por bandas no es suficiente, un rayo llega desde atrás. Dani Olmo, que ha marcado gol en cada eliminatoria disputada, se ha erigido como máximo goleador de España y oposita al pichichi del torneo con tres goles y dos asistencias. El futbolista del Leipzig inició el torneo como suplente, por detrás de Pedri.
Poco a poco fue llamando a la puerta hasta que la lesión del jugador canario se la abrió de par en par. Aunque sus actuaciones, atrevidas y cargadas de confianza en uno mismo, ya eran demasiados argumentos. Así es el ataque de España, el mejor de toda la Eurocopa. Desemboca en Berlín, ante la critica Inglaterra. Póker de títulos español o inauguración inglesa. A los goles ganan los de Luis de la Fuente, con el doble de tantos anotados.